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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/04/2025 03:09
El peronismo bonaerense sigue sin poder cerrar un acuerdo sobre cómo ordenar el proceso electoral La discusión sobre la suspensión de las PASO en la provincia de Buenos Aires parecía ser el último escollo antes de empezar a discutir las listas de candidatos. Con el desdoblamiento consumado, Axel Kicillof se había dispuesto a esperar que el kirchnerismo colaborara con su decisión de dar de baja las elecciones primarias este año. Se habían abierto las puertas de un acuerdo. Un mensaje público de Cristina Kirchner alineó voluntades en el mundo K y la suspensión obtuvo media sanción en la Cámara de Senadores de la Legislatura bonaerense. Esta semana se iba a convertir en ley en la Cámara baja, pero la muerte del Papa Francisco trastocó los planes. La semana entrante las PASO ya no deberían ser un tema de agenda. Su suspensión será aprobada en la Cámara de Diputados. Las fricciones actuales son por los plazos en la organización del proceso electoral. Kicillof pidió estirar los márgenes de tiempo entre la elección provincial, el cierre de listas y la presentación de boletas. El cristinismo lo rechazó en primera instancia. Una parte de la oposición, también. Entonces, la Junta electoral de la Provincia de Buenos Aires envió una carta a Alexis Guerrera, presidente de la Cámara de Diputados, para que tenga en cuenta poner en discusión la modificación de los plazos. Los actuales, marcados por ley, consideran que serán inviables. “Habría que revisar y oficializar 10.000 candidatos en 10 días”, indicaron. La semana próxima la Legislatura bonaerense va a dar de baja las PASO en la provincia (Aglaplata) El reproche que comenzó a girar en los cuarteles del kirchnerismo y el massimo le apuntan a Kicillof. Fue el Gobernador el que decidió desdoblar, aún sabiendo las complicaciones que conllevaba la organización de la elección antes de los comicios nacionales y solamente en el área bonaerense. Esa es la factura que le mandan al mandatario. En esa línea de tiempo de tironeos y reproches hay una postura constante dentro del kirchnerismo. La dirigencia, en su gran mayoría, sigue enfrascada en una discusión sobre el formato de la elección de medio término. Como si se hubiesen quedado en el tiempo, aferrados a un debate poco entendible sobre formas y fechas. En el peronismo bonaerense lo saben y lo aceptan, pero no lo pueden resolver. No se pueden escapar de las negociaciones y las discusiones del marco electoral. Llevan cuatro meses sin poder resolver, en el interior de la coalición, cómo ordenar las elecciones de este año. Una historia sin fin. Mientras el tiempo pasa y las discusiones se repiten, las chicanas toman protagonismo. En las últimas horas, La Cámpora acusó al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, de impedir que se cuelguen carteles de Cristina Kirchner en las calles del municipio. “Ni lloramos ni nos quejamos”, escribió Máximo Kircher junto a un video alusivo que compartió. Máximo Kirchner cuestionó con dureza al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi Dos dirigentes de su entorno, como Facundo Tignanelli y Emmanuel González Santalla siguieron su línea en las redes. “Hay que ser cachivache para mandar un patrullero a bajar carteles de Cristina”, escribió el matancero, que preside el bloque de diputados de Unión por la Patria (UP). “Compañeros nosotros a militar, a construir para nuestro pueblo, junto a Cristina. Que no nos distraigan”, fue el mensaje del dirigente de Avellaneda. La guerra entre La Cámpora y Ferraresi parece no tener fin. La convivencia es cada vez más conflictiva y las acusaciones aumentan su tenor cada semana que pasa. Días atrás, el camporismo apuntó contra al intendente de Ensenada, Mario Secco, otro ladero de Kicillof, acusándolo de bloquear una iniciativa en la Legislatura de Brandsen para la puesta en marcha de una hidroeléctrica. Esos idas y vueltas van colmando la paciencia de una gran parte de la dirigencia que mira desde afuera y que nota como el peronismo bonaerense se va tomando distancia de la realidad de la gente. La posibilidad de acuerdo se aleja y se acerca cada día. Ese desgaste lo padecen todos, desde Cristina Kirchner y Axel Kicillof para abajo. Según varias encuestadoras, el peronismo tiene como ventaja la gran posibilidad de absorber el voto en rechazo a Milei. Es decir, aquellos que, después de un año y medio de gestión, son refractarios al Presidente y su espacio político, y pueden canalizar en el mayor núcleo opositor sus votos en castigo al oficialismo. Es un voto por venganza, no por amor. Axel Kicillof se mantiene firme en su postura y tensa la relación con el cristinismo Una vez que se salde la discusión por los plazos, llegará la instancia más determinante: la negociación por las listas. De esa negociación, espesa y tediosa, saldrá la unidad o la ruptura. No hay camino del medio. De ambos lados repiten que la intención de siempre es sellar un acuerdo. Pero, en ambos lados también, hay quienes reconocen que con las pulsaciones al máximo, si las negociaciones se truncan, el peronismo puede terminar quebrado. Si eso ocurriera, la derrota sería inevitable. La fractura expuesta del peronismo tiene un solo resultado posible que es el triunfo de La Libertad Avanza (LLA). Sobre todo si termina de sellar un acuerdo con el PRO o algunos dirigentes de ese espacio. Por eso la unidad está dispuesta a cerrarse a cualquier precio, lo que implica que la degradación del espacio - como consencuencia de las innecesantes peleas - puede ser vertiginosa. En el cristinismo mantienen viva la posibilidad de que CFK sea candidata en la tercera sección electoral. En el Frente Renovador sucede lo mismo pero con una posible candidatura de Sergio Massa en la primera sección. ¿Qué haya una lista peronista que compita contra ellos es una posibilidad? Sí, pero poco viable. Solo aparecería ese escenario en un caso extremo, de explosión del peronismo bonaerense. “Aunque acordemos, aunque logremos la unidad, la desconfianza entre nosotros va a quedar, va a seguir”, se sinceró un intendente que forma parte del campamento cristinista. Cristina Kirchner mantiene la postura de ir a un acuerdo con Kicillof pero la negociación está empantanada (EFE) Otro intendente, pero del lado de Kicillof, delineó otra mirada: “Hay que superar por dentro el liderazgo de Cristina. Ella no tiene nadie abajo, porque lo que estaba abajo era Axel y a nadie se le puede hacer creer que Axel es un traidor”. Un tercer intendente, que forma parte el espectro ultra K, planteó: “CFK no va a regalar su conducción en una mesa de negociación. En una gran jugada política, lo atrapó a Axel en la unidad. Si rompe es porque se quiere llevar un porcentaje más grande en el poroteo”. El debate político del peronismo sigue esos carriles. Un idea y vuelta de reproches permanentes. “El árbol les está tapando el bosque a los dos sectores”, reflexionó un dirigente importante del conurbano. Y agregó: “Hay que ceder en algún momento”. Quién cede y de qué forma es, tal vez, el meollo del debate interno de esta instancia. Nombres, candidatos y porcentajes. De eso se trata. Mientras tanto, a Massa, un accionista importante de la cúpula peronista, le escucharon decir en sus oficinas de avenida Libertador que está a la espera de que se pongan de acuerdo de una vez. “No me meto más. Espero que se pongan de acuerdo. Después veré qué hacer”, le dijo a uno de sus interlocutores frecuentes. El hartazgo por la indefinición llegó a todas las arterias peronistas.
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