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Federal » El Federaense
Fecha: 25/04/2025 23:07
Un momento histórico tuvo lugar en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires con la inauguración de la estatua coreana de La Niña de la Paz, el pasado viernes en el Pabellón Amarillo. Este significativo homenaje recuerda a las miles de mujeres de consuelo que fueron víctimas de esclavitud sexual durante la Segunda Guerra Mundial a manos del Imperio Japonés. Dante Choi, presidente de la Asociación Civil de Coreanos en Argentina, destacó que la estatua es un símbolo de la memoria, un recordatorio de las atrocidades sufridas por estas mujeres. La escultura, pintada en un brillante dorado, se puede visitar en el stand 1705, y su ubicación fue ajustada debido a la controversia que generó su puesta al aire libre, tras las objeciones del gobierno japonés. Esta es la primera réplica de la original, que se halla en Seúl, y su presencia en Latinoamérica es una oportunidad crucial para visibilizar una parte dolorosa de la historia. María del Pilar Álvarez, investigadora del Conicet y experta en estudios coreanos, compartió su experiencia al visitar el museo que trata sobre las mujeres esclavizadas hace 20 años. Álvarez comentó cómo ha cambiado la percepción en Argentina respecto a esta problemática, señalando que muchos jóvenes de la comunidad coreano-argentina se han interesado en el tema, aumentando así la concienciación sobre la violencia sufrida por estas mujeres. El significado de la estatua Encabezar la inauguración de La Niña de la Paz en un evento tan trascendental como la feria del libro no es solo un homenaje, sino también una validación de los derechos humanos de las mujeres. La estatua, que representa una lucha compartida con las Abuelas de Plaza de Mayo, pone de relieve la importancia de recordar y nunca olvidar las injusticias del pasado. La voz de la memoria Durante la ceremonia, se expuso un texto que une la historia de las mujeres de consuelo con la lucha emblemática de las abuelas argentinas. Victoria Montenegro, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña, también participó, resaltando la necesidad de seguir buscando la verdad y justicia. Choi remarcó que la estatua es un símbolo de conexión y no de odio. Un relato de sufrimiento y resiliencia Se estima que entre 200 mil y 450 mil mujeres provenientes de diversas partes de Asia fueron sometidas a esta esclavitud sexual. Sus historias han quedado ocultas en la bruma del tiempo, pero la inauguración de esta estatua busca darles voz y reconocimiento. A su alrededor, una serie de fotografías del renombrado fotógrafo japonés Yakima Tsukasa muestran los rostros de estas mujeres en su avanzada edad, tomando un lugar importante en la narrativa colectiva. Con el talón desnudo, la niña de la estatua simboliza la vergüenza y soledad, mientras que el puño cerrado representa su determinación de resistir y no sucumbir a su trágico destino. La presencia de un pájaro en un hombro resalta un mensaje de libertad y esperanza, mientras que la silla vacía invita a la reflexión sobre el sufrimiento enfrentado. Perspectivas futuras La estatua, que ha estado resguardada hasta su instalación, será exhibida en la feria durante tres semanas, aunque aún se desconoce su futuro una vez concluido el evento. Con la presión diplomática japonesa aún latente, el camino para la estatua sigue en un estado de incertidumbre. En conclusión, la inauguración de La Niña de la Paz representa un paso significativo hacia la memoria histórica y la reivindicación de los derechos humanos, señalando a Argentina como pionera en la conmemoración de estas víctimas en la región. Esperamos que este acto de apertura continúe generando diálogo y reflexión en torno a temas tan cruciales e ineludibles.
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