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  • Edgar Gutiérrez: el trotamundos chaqueño que persigue sus sueños en el exterior

    » Data Chaco

    Fecha: 25/04/2025 17:28

    Edgar Gutiérrez, chaqueño de alma nómada y estudiante de la Licenciatura en Relaciones Laborales, es un claro ejemplo de cómo la determinación y el deseo de explorar el mundo pueden marcar un camino lleno de experiencias transformadoras. A lo largo de su vida, ha vivido en países como Brasil, México y Nueva Zelanda, y ha recorrido España y Colombia, buscando nuevas oportunidades para aprender, crecer y compartir. Desde niño, Edgar soñaba con irse a vivir fuera de Argentina. "Desde chiquito tenía muy firme la convicción de irme a vivir fuera del país", comenta. Su primer destino fue Brasil, donde decidió mudarse a Río de Janeiro impulsado por el deseo de estudiar y conocer una nueva cultura. "Vendí todo lo que tenía y me fui a Brasil de la mano de una amiga", recuerda. Sin embargo, la carrera de abogacía no fue lo suyo, por lo que decidió emprender un nuevo camino, aunque Brasil ya le había dado la oportunidad de explorar un mundo diferente. Después de un tiempo en Brasil, Edgar volvió a Resistencia, su ciudad natal, donde comenzó a formarse en el idioma inglés y trabajó en la Organización de Jóvenes para las Naciones Unidas (OAJNU), donde conoció a personas que hoy considera amigos entrañables. En ese proceso, Edgar encontró su verdadera vocación: la Licenciatura en Relaciones Laborales. La decisión de estudiar esta carrera se consolidó gracias a su experiencia y al trabajo voluntario que realizó durante su tiempo en la ONG. Pero el deseo de seguir explorando el mundo no se detuvo. Una beca de intercambio lo llevó a México, donde descubrió nuevas formas de conectar con otras culturas y reafirmó su deseo de viajar más allá. Luego, la posibilidad de vivir en Nueva Zelanda llegó de manera inesperada, y el chaqueño no dudó un segundo. Allí vivió durante un año y tres meses, donde experimentó desafíos, aprendizajes y vivencias que marcaron su vida. Nueva Zelanda, con su particular dialecto del inglés y su clima impredecible, fue una de sus experiencias más enriquecedoras. "Los primeros dos días fueron duros, me sentí solo en un país completamente nuevo. Los días grises y la lluvia constante me hicieron dudar, pero aprendí a sobrellevarlo", comparte Edgar sobre sus primeros días en ese país. En su proceso de adaptación, encontró un punto de apoyo en los hostels, que le permitieron interactuar con otras personas en su misma situación. A pesar de los obstáculos, Edgar encontró trabajo en una fábrica de pan, y más tarde en una plantación de kiwis. En estas experiencias, tanto él como sus compañeros latinos aprendieron a manejarse con la rutina de trabajo y las diferencias culturales. Tras volver de Nueva Zelanda, Edgar también tuvo la oportunidad de participar en el desarrollo de su tesis, que inicialmente hablaba sobre responsabilidad social empresarial, pero terminó enfocándose en el perfil del migrante argentino en ese país. "Interaccioné con uruguayos, chilenos, peruanos, australianos, españoles, indios… es increíble la cantidad de cosas que aprendés al estar rodeado de tantas culturas diferentes", cuenta Edgar. También trabajó en la industria vitivinícola, lo que le permitió sumergirse aún más en el mundo del trabajo en diferentes países. Uno de los episodios más difíciles que vivió Edgar fue en España, cuando las autoridades migratorias lo detuvieron al llegar al país. "Me pidieron que demostrara fondos suficientes para quedarme, con los nervios me olvidé hasta cómo hablar. Pero, al final, pude demostrar que todo estaba en orden y pude ingresar al país", recuerda con una sonrisa. Nueva Zelanda dejó una huella especial en Edgar, tanto por el ambiente laboral como por la forma en que se gestionan las tareas. "En Nueva Zelanda, las horas laborales son muy largas, pero el trabajo se hace con tranquilidad. Las tareas que se pueden realizar en cinco horas, te las pagan por ocho", comenta sobre el enfoque relajado hacia el trabajo en ese país. Hoy, Edgar sigue con su vida en Resistencia, donde se dedica a terminar su tesis y a consolidar sus planes para viajar a Barcelona. "Si tuviera que irme de Argentina, me iría a España sin dudarlo", afirma. El mensaje más importante que deja Edgar es que, a pesar de los desafíos, las experiencias valen la pena. "La organización es crucial. Tener las prioridades claras y confiar en uno mismo son los pilares para cualquier viaje. Si tienen el bichito de viajar, no lo duden. Tomen las riendas de su vida y anímense a dar el salto". Notas Relacionadas

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