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Federal » El Federaense
Fecha: 25/04/2025 00:52
La reciente pelea entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof ha puesto de manifiesto una tensión latente en el interior del peronismo, un movimiento político caracterizado por su verticalismo y por una disciplina interna que es fundamental para su funcionamiento. Este enfrentamiento, cargado de egos y conflictos personales, resalta la importancia que tiene la disciplina en la política argentina. Cuando hablamos de disciplina, no solo nos referimos a una canción popular. En el marco político, este concepto se traduce en la capacidad del partido para movilizar a sus miembros en una única dirección, facilitando así las negociaciones y la implementación de políticas. La disciplina partidaria permite generar predictibilidad y orden, siendo un elemento vital para alcanzar acuerdos políticos. Si un partido actúa bajo una única voz, es más fácil lograr el respaldo necesario para avanzar en proyectos de ley. La Dinámica del Peronismo El Partido Justicialista es un actor peculiar en el panorama político argentino, pues su identidad ha estado históricamente ligada a la figura de un líder que puede oscilar entre la izquierda y la derecha sin perder apoyo popular. Este movimiento, que se ha caracterizado por ser un partido del poder, cambia de comportamiento según esté en el gobierno o en la oposición. En períodos de poder, el peronismo suele mostrar una disciplina más marcada, siguiendo las órdenes de quienes ocupan la presidencia. En cambio, cuando están fuera del gobierno, la unidad se disuelve y cada facción busca negociar de manera independiente, lo que complica la situación política general. En este contexto, el voto al peronismo puede significar diferentes cosas dependiendo de la provincia, con ejemplos claros como el de la Provincia de Buenos Aires, donde se asocia a la oposición a otros referentes como Milei. El Desafío del Kirchnerismo Una de las facciones destacadas dentro del peronismo es el kirchnerismo, que ha desafiado las jerarquías y la disciplina esperada del movimiento. Bajo la administración de Alberto Fernández, el kirchnerismo no solo debatió con otros sectores del Partido Justicialista, sino que además ha luchado por mantener su propio poder dentro del partido, buscando dominar estructuras y decisiones clave. Esto ha llevado a Cristina Fernández de Kirchner a intentar subordinarlos, algo que también involucra a aliados como Axel Kicillof. Esta lucha interna no se puede entender sin considerar quién tiene el control de la lapicera, es decir, quién decide sobre las candidaturas y sobre el futuro del partido. A medida que se aproxima un futuro electoral incierto, el riesgo es que el intento por disciplinar al partido se convierta en un espectáculo sin audiencia, dejando a su líder sin un respaldo eficaz.
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