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  • El particular ritual en una balanza que siguen los pilotos de Fórmula 1 al final de una carrera

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/04/2025 10:50

    Lewis Hamilton pasa por la balanza tras terminar el Gran Premio de Arabia Saudita (EFE/EPA/ALI HAIDER) Después de cada carrera de Fórmula 1, los pilotos deben cumplir con un procedimiento obligatorio impuesto por la Federación Internacional del Automóvil (FIA): pesarse con todo su equipamiento aún puesto. Este control, aparentemente simple, es crucial tanto para verificar el cumplimiento del reglamento como para monitorear la salud de los competidores. En el cierre de cada Gran Premio, las cámaras suelen mostrar a los 20 pilotos pasando uno a uno por una balanza. La escena es parte de un protocolo técnico que tiene como objetivo asegurar que el coche, incluido el piloto, respete el peso mínimo reglamentario establecido. Desde 2019, la FIA marcó que el piloto, con su equipo completo (traje ignífugo, guantes, casco, botas y el sistema HANS), debe pesar al menos 80 kilogramos. Si no alcanza ese umbral, el equipo debe agregar lastre en el habitáculo para alcanzar el mínimo establecido en el reglamento técnico. En la temporada 2025, el peso combinado obligatorio entre coche y piloto es de 798 kilogramos, aunque este valor será modificado en 2026, cuando el coche deberá pesar como mínimo 768 kilogramos, y el piloto, 82 kilogramos. Una vez que se completa el pesaje, los oficiales de la FIA entregan a cada piloto un comprobante de papel. Este pequeño recibo incluye el peso exacto registrado, con precisión hasta el decimal. A pesar de su aspecto simple, el papel cumple un rol fundamental: permite a los equipos impugnar el resultado si consideran que hubo un error o solicitar una nueva medición. Más allá de su utilidad administrativa, este comprobante es una herramienta médica y de recuperación. Los pilotos pueden perder entre 2 y 3 kilogramos durante una carrera, sobre todo en condiciones de calor extremo, como en el Gran Premio de Qatar. En ese contexto, el comprobante de pesaje permite al fisioterapeuta del piloto, que no está presente durante la medición, obtener un dato preciso para diseñar un plan de rehidratación y alimentación post carrera. Verstappen y Piastri, agotados tras el Gran Premio de Qatar de Fórmula 1 Una de las imágenes más impactantes de los últimos tiempos se vio, justamente, durante el final de la carrera en 2023 en el circuito de Lusail. Esteban Ocon, por entonces piloto de Alpine, vomitó en su casco y en esas condiciones corrió el resto de la carrera en la que pudo terminar séptimo. Fernando Alonso se quejó en varias ocasiones de que su asiento “estaba ardiendo” y el final de la prueba mostró a unos extenuados Verstappen y Piastri. Es importante mencionar que el cuerpo de un piloto de F1 está expuesto a condiciones que desafían los límites físicos de un ser humano. Durante una carrera, pueden experimentar fuerzas gravitacionales -conocida como Fuerza G- de hasta 5g o más, lo que equivale a sentir una presión cinco veces mayor que la gravedad normal. Este tipo de fuerzas afectan principalmente al cuello y los músculos del torso, que deben estar notablemente fortalecidos para soportar la carga. Según confirmaron datos oficiales, durante los entrenamientos libres del Gran Premio de la Toscana de 2020, Lewis Hamilton soportó 4,9G en la curva 6, y hasta 5,6G en la curva 7 del circuito de Mugello. Para enfrentar estos niveles de exigencia, los pilotos entrenan con rutinas específicas de resistencia, fuerza, flexibilidad, coordinación y tiempo de reacción. Uno de los ejercicios más representativos fue mostrado hace un tiempo por la cuenta oficial de la Fórmula 1, donde Alexander Albon, actual piloto de Williams, aparece haciendo unos ejercicios con poleas de hasta 80 kilogramos, enfocándose en el fortalecimiento del cuello. Además de la fuerza muscular, la capacidad cardiovascular es otro pilar fundamental del entrenamiento de los corredores de la categoría más importante del automovilismo en el mundo. Durante un Gran Premio, el ritmo cardíaco de un piloto puede alcanzar entre 170 y 180 latidos por minuto, cifras comparables a las de un atleta de élite en pleno esfuerzo. Esta preparación es vital para mantener la concentración, la resistencia física y la agudeza mental en competencias que pueden durar hasta dos horas.

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