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» Comercio y Justicia
Fecha: 24/04/2025 09:03
Por Javier De Pascuale En un contexto económico que de verdad es desafiante, ante las restricciones en la provisión de insumos, los vaivenes en las políticas de importación y una caída del consumo que golpea al sector textil y que viene desde lejos, Pampero, la icónica marca argentina de indumentaria de trabajo, apuesta fuerte a la expansión. Bajo el liderazgo de Gabriel “Gabo” Nazar, dueño y fundador de Cardón, la empresa proyecta abrir 30 nuevas tiendas en 2025 y alcanzar un total de 200 locales en el país para 2026. Desde Córdoba, importante polo textil, analizamos cómo esta marca centenaria logra crecer en medio de la adversidad, consolidando su modelo de franquicias y diversificando su oferta para conquistar nuevos públicos. Un plan ambicioso en tiempos difíciles Fundada en 1914, Pampero es sinónimo de calidad y tradición criolla, asociada históricamente a la ropa de trabajo y al campo. Sin embargo, tras un período crítico a fines del siglo XX, que incluyó la venta de Alpargatas –su entonces propietaria– al grupo brasileño Camargo Correa, la marca enfrentó años de inactividad. En 2012, Nazar adquirió Pampero por 30 millones de pesos, en un proceso que se extendió por más de tres años debido a exigencias regulatorias. Desde entonces, el empresario lideró una reconversión que hoy comienza a rendir frutos. Actualmente, Pampero cuenta con 120 locales en Argentina, y las proyecciones son notables: 30 aperturas en 2025 –tres de ellas en el próximo mes en Azul, Pergamino y Junín– y 50 más en 2026. En Córdoba, la marca ya tiene presencia en ciudades como Laboulaye y La Cumbre, y se espera que continúe expandiéndose en la provincia, aprovechando su relevancia como centro industrial textil. “A pesar de las enormes dificultades de la economía argentina, pudimos armar un andamiaje fuerte para encarar un plan de expansión de esta magnitud”, aseguró Nazar en diálogo con la prensa especializada. El modelo de franquicias es el pilar de esta estrategia. Cada nuevo local requiere una inversión mínima de 100.000 dólares, un monto que, según Nazar, se justifica por el potencial de una marca multitarget que puede llegar a tener hasta 500 tiendas en el país. “En una ciudad chica, Pampero podría tener dos locales; en una mediana, entre cuatro y cinco; y en una grande, más”, explicó el empresario. Este enfoque, que Nazar ya implementó con éxito en Cardón y en la cadena de empanadas El Noble (vendida en 2016), permite repartir riesgos y ganancias, creando una sólida red de franquiciados que se reparten los riesgos y juntos aminoran pérdidas. Reconversión y diversificación: El nuevo rostro de Pampero Cuando Nazar adquirió Pampero, la marca estaba limitada al segmento de ropa de trabajo. “De las múltiples líneas que había tenido en sus más de 100 años de historia, solo estaba activa en ese nicho. Nos propusimos recuperar su legado”, señaló. Desde 2024, la empresa inició un proceso de reconversión para acercar la marca a públicos aventureros y urbanos, diversificando su oferta con cinco líneas: Industrial, Rural, Aventura, Urbana e Infantil. Además, incorporó productos que evocan el espíritu de las tradicionales pulperías, como mates, termos, bombillas, yerba (lanzada en 2021) y artículos de decoración para el hogar. Con más de 5.000 productos en su cartera, Pampero produce 400.000 unidades de calzado al año y 5 millones de unidades de indumentaria, apoyándose en 47 licenciatarios y 40 plantas industriales distribuidas por el país, en provincias como La Rioja, Catamarca y Chaco. Sin embargo, la apertura de importaciones llevó ahora a la empresa a importar desde China productos descartables, como guantes y protectores oculares, que no se producen en el país a gran escala y precios competitivos. “La producción de indumentaria y calzado de seguridad seguirá siendo local, pero la apertura de importaciones es una oportunidad y un desafío para integrarnos al mundo”, afirmó Nazar, destacando su compromiso con la industria nacional, siempre que sea competitiva. Expansión regional y apuesta por lo local Pampero no sólo mira al mercado interno. La marca ya tiene nueve sucursales en Uruguay y una operación consolidada en Paraguay, donde cuenta con una planta de producción que abastece a ambos países. Además, planea abrir tiendas en Brasil, Bolivia y Chile. “Montamos una planta en Paraguay para desacoplar el crecimiento en el exterior de los vaivenes de la economía argentina”, explicó Nazar. En Córdoba, la alianza con Productos Nacionales SA, de la familia Sahade, como distribuidor y licenciatario para la provincia y La Rioja, refuerza la integración de la cadena productiva local a todo ese andamiaje. El modelo de negocio El éxito de Pampero en un contexto de caída del consumo –que en el sector textil alcanzó 30% en el primer trimestre de 2024 respecto a 2023, siguiendo con vaivenes pero no volviendo nunca a niveles previos– radica en su modelo de negocio. Nazar destaca la “solidaridad” entre franquiciados y licenciatarios, que comparten riesgos y se preparan colectivamente para aprovechar las oportunidades cuando el mercado interno y el de consumo se reactiven. “Los momentos de crisis son una oportunidad para reposicionarse”, afirmó. La reciente apertura de un local de 400 metros cuadrados en Santa Fe y Callao, y otro en las Galerías Pacífico en CABA, demuestra que Pampero está capturando espacios que otras marcas, locales e internacionales, han dejado vacantes. Con una facturación proyectada que triplicará los 200 millones de pesos estimados para 2013, Pampero se consolida como un referente de la industria nacional. Su capacidad para adaptarse, diversificarse y crecer en un entorno adverso la convierte en un caso de estudio para el sector textil cordobés y argentino. En palabras de Nazar: “Argentina va a ser de los que se queden”. Pampero, con su impronta criolla y su visión global, parece decidida a quedarse y liderar.
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