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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/04/2025 10:30
Colas en el Vaticano para entrar a la capilla ardiente del papa Francisco. (Paola Bruni) Son días extraños en Roma. La muerte del papa Francisco convierte la ciudad en un gran homenaje a su figura y su legado, mientras van llegando al Vaticano los cardenales entre los que se encuentra el próximo líder de los católicos. En esa doble velocidad, con la mirada puesta al futuro que espera y al pasado que fue con Francisco, y con la capilla ardiente del pontífice ya instalada en la basílica de San Pedro, romanos, turistas y peregrinos comparten entre ellos y con los visitantes los últimos recuerdos que tienen del papa argentino: una mirada que les lanzó, un encuentro fortuito, todo lo que aprendieron de él. Josefina, de Argentina, estaba de turismo el domingo cuando fue a la plaza de San Pedro para asistir a la misa de Pascua. No sabía que sería la última vez que el mundo vería a Francisco con vida, pero la joven, de Buenos Aires, dice que experimentó un sentimiento “agridulce”. El papa no se movía casi, tenía la mirada fija, no interactuaba como antes. Tras su fallecimiento ha trascendido que Francisco le agradeció a su enfermero que le permitiera salir a saludar a los fieles en la Plaza de San Pedro pese a su frágil estado de salud. “No se le veía bien”, le cuenta a Infobae en la cola multitudinaria que se ha formado en cuanto el cortejo fúnebre ha trasladado el féretro desde la Residencia de Santa Marta a la basílica de San Pedro. “Cuando pasó por donde estaba, yo grité ‘¡Francisco, Argentina!’”, afirma Josefina antes de confesar que tiene un vídeo guardado de una mirada que le lanzó Francisco al nombrar la tierra que comparten, pero el resto de su paseo por la plaza admite que lo vio muy apagado: “Me quedó una imagen agridulce, se lo conté a mi familia... Lo vi, pero lo vi mal”. REUTERS/Guglielmo Mangiapane Pilar, una española de Zaragoza que vive desde hace 20 años en Italia, hablaba muy emocionada por teléfono con su madre desde la plaza de San Pedro en los primeros instantes tras la apertura de la capilla ardiente, y le decía que había muchísima gente en el Vaticano, pero le prometía que mañana la traería a que pudiera despedirse de Francisco. “Vienen mañana mis padres, mi madre es creyente y querrá verlo, y yo volveré a pasar una fila para rendirle un homenaje, porque es un papa que me ha llegado muy dentro”, asegura. La mujer, que se autodefine como “atea practicante”, apunta que este papa le parecía “una voz fundamental que ha denunciado todas las injusticias. Y perder esta voz en este momento me parece muy grave y por eso estoy aquí, para rendir un homenaje a esta figura que para mí, atea procristiana, era muy importante”. El féretro del Papa Francisco es trasladado a la Basílica de San Pedro. Ella, como los miles de ciudadanos, turistas, peregrinos y fieles, han acudido por la mañana a contemplar cómo el cortejo fúnebre ha trasladado el féretro de Francisco de la capilla de la residencia Santa Marta hasta San Pedro. En medio de una plaza abarrotada, y acompañado de oraciones amplificadas por los altavoces, el cuerpo del pontífice ha llegado por última vez a la basílica faro de todo el catolicismo antes de que el sábado sea enterrado en la basílica de Santa María la Mayor. También ha acudido, junto a sus hermanas y a primera hora, Elisa Padilla Hernández, originaria de México y perteneciente a la Congregación de las Clarisas del Santísimo Sacramento. “(La noticia de su muerte) fue muy inesperada, porque lo habíamos visto el domingo cuando había salido a recibir a la gente. Recibí la noticia el lunes por la mañana, que ya había ido al cielo. Fue muy impresionante”, asegura Elisa. “Quedará su misericordia” Ella tiene claro que de Francisco “quedará sobre todo su misericordia, su acercamiento a la gente, porque él muchas veces dijo que la iglesia es para todos, lo repetía mucho. Es una iglesia que abre los brazos, y pensamos que seguirá acogiendo a los que vengan”. Crédito: Infobae Incluso al tomar un café, el camarero se acerca a compartir con orgullo un momento que compartió con Francisco hace diez años. Enseña fotos de su encuentro y confiesa que para él fue muy especial y lo guarda con mucho cariño. Arianna, de Orvieto -una ciudad a más de 100 kilómetros de Roma- también está en la fila de seguridad para ingresar a la plaza de San Pedro. Ella no quiere considerarse turista, sino peregrina, y como tenía pensado cogerse un día de fiesta en el trabajo, ha aprovechado para venir a despedirse de Francisco el primer día que se puede hacer. La capilla ardiente del papa estará abierto hasta el viernes a las 19:00 horas. La espera en la cola es un buen momento para la reflexión sobre el legado que deja el pontífice argentino. Josefina, su compatriota, comparte totalmente “sus frases de que la iglesia tiene que estar abierta para todos, los dichos para la comunidad LGTBI, las puertas que abrió a los pobres, diciendo que es una iglesia para todos y todas, también sus intervenciones en el conflicto de Gaza y en muchas otras disputas". Pilar también espera que se continúe su legado y que el nuevo papa “siga siendo una voz que denuncie las desigualdades y las injusticias. Eso es lo que espero, porque de la iglesia, como atea, no espero más”.
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