23/04/2025 05:47
23/04/2025 05:44
23/04/2025 05:44
23/04/2025 05:41
23/04/2025 05:32
23/04/2025 05:31
23/04/2025 05:31
23/04/2025 05:31
23/04/2025 05:30
23/04/2025 05:30
Parana » Analisis Litoral
Fecha: 23/04/2025 00:40
Fue dispuesto en la Casa Santa Marta, un sencillo edificio dentro del Estado vaticano, junto al ábside de la basÃlica Dos guardias suizos velan dÃa y noche el féretro del papa Francisco en la capilla de su residencia privada. A su lado, un cirio encendido y a sus pies, pocas flores y algunas personas que rezan por él, únicamente clérigos, monjas o empleados vaticanos, todos sumidos en un clima de profundo respeto. El velatorio ha sido dispuesto en la que en sus poco más de doce años de reinado fue su residencia, pues no quiso habitar el Palacio Apostólico: la Casa Santa Marta, un sencillo y más animado edificio dentro del Estado vaticano, junto al ábside de la basÃlica. El féretro es de madera, simple, y ha sido instalado en su capilla privada, situada en la planta baja, tal y como él mismo quiso simplificando las que serÃan sus exequias. El cuerpo del pontÃfice, fallecido ayer lunes con 88 años a causa de un ictus y tras meses con graves problemas respiratorios, será trasladado este miércoles a la basÃlica de San Pedro para su exposición ante los fieles. Las primeras imágenes del papa Francisco en su féretro Acceso limitado a Santa Marta Pero mientras tanto, su capilla ardiente transcurre de forma privada, reservada únicamente a miembros de la Curia, religiosas o empleados de la Santa Sede que deben mostrar su acreditación antes de cruzar las murallas del hermético Estado papal, en el centro de Roma. Ya dentro, quienes quieran despedir al pontÃfice deben aguardar bajo este tórrido sol de abril a que un gendarme les permita acceder a Santa Marta, protegida por un severo protocolo de seguridad. Luego van desfilando por los pasillos de su planta baja, entre santos, vÃrgenes y algunas plantas, hasta llegar a la capilla, a la que se entra en grupos pequeños. Dentro, varios agentes de la policÃa vaticana y la Guardia Suiza vestidos de civiles controlan concienzudamente que nadie se salga de la lÃnea: la seña es de máximo respeto y decoro. Pero también por cuestiones de seguridad, ya que a la residencia ya han empezado a llegar las primeras autoridades eclesiásticas, varios purpurados -a buen seguro con la mente ya en el cónclave-, y también polÃticas, como el presidente de Italia, Sergio Mattarella. El féretro es de madera, simple, y ha sido instalado en su capilla privada, situada en la planta baja, tal y como él mismo quiso (Vatican Media/ÂHandout via REUTERS) Dentro del velatorio La capilla es una pequeña sala con techo en forma triangular, como una cabaña de cemento, apoyado en una fila de cuatro columnas y en el que, por un lado, se cuela la luz natural, con una estrecha galerÃa de cristales que dan a las murallas leoninas. Francisco reposa en el ábside de la capilla, bajo un crucifijo de madera y una inscripción en letras doradas que recorre el techo triangular: ‘Veni sancte spiritus reple tuorum corda fidelium’, una oración: ’Ven EspÃritu Santo y llena el corazón de tus fieles‘. En la caja, forrada en tela rojo, el papa aparece ataviado con paramentos púrpura, signo de máxima distinción y dignidad, con una mitra blanca de obispo en la cabeza y un rosario entre las manos. El féretro es custodiado dÃa y noche por dos guardias suizos con su colorido uniforme, yelmo metálico, pluma roja y alabarda en mano, pero también por los fieles del papa que han llegado al recinto. A media mañana, justo después de la visita de Mattarella, en la capilla hay unos 45 fieles, algunos sentados en sillas y otros de pie: hay varios arzobispos, tal y como indican sus fajines violeta, asà como religiosas y otras personas que clavan sus rodillas en el suelo para orar profundamente, en medio de un silencio sepulcral. Una mujer comete la imprudencia de sacar el teléfono del bolsillo, pero uno de los gendarmes que lo vigilan todo, con celo, la abronca y le requisa el aparato, a pesar de la reticencia de la señora. Es el único caso. El resto reza, medita o calla, ignorando la escena. Otros solo están de paso, desfilan por el pasillo, llegan a la altura del féretro, se hacen la señal de la Cruz y agachan la cabeza ante el cuerpo inerte del papa en señal de respeto. A sus pies, sobre una alfombra, alguien ha dejado unos ramitos de flores blancas y amarillas, los colores de la bandera vaticana. En sus manos tiene un rosario (Vatican Media/Reuters) Hacia el funeral Tras la oración, un empleado vaticano te indica la salida, rápida y directa, pues la Ciudad del Vaticano no admite paseos. En esta capilla, el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, practicó el rito de la constatación de la muerte del papa, para después sellar sus apartamentos, tal y como dicta el antiguo protocolo para evitar que se toquen los documentos del difunto. Desde la mañana del miércoles el cuerpo del pontÃfice será expuesto ante los fieles en la basÃlica de San Pedro y el sábado tendrá lugar su funeral, antes de que Francisco repose para siempre en una sencilla cripta del templo romano de Santa MarÃa La Mayor. (Con información de EFE)
Ver noticia original