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  • El entrerriano que está en el Celam y el legado de Francisco

    Valle María » Vallemarianoticias

    Fecha: 22/04/2025 13:39

    El sacerdote entrerriano Pedro Brassesco –nació en Victoria- es uno de los secretarios adjuntos del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el organismo que reúne a los Episcopados de toda Latinoamérica. Después de haber sido vocero del exobispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano; de estar a cargo de la prensa del Episcopado Argentino, en 2021 fue nombrado en el Celam, y fijó domicilio en Colombia. Ha sido muy cercano al Papa Francisco, con quien ha compartido una decena de encuentros en Roma. De la muerte del pontífice argentino habló Brassesco con el programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7, y de lo que viene para la Iglesia. -¿Qué deja Francisco como legado? -No solamente fue el primer papa latinoamericano, sino que ha traído a la Iglesia una renovación profunda. Ha iniciado procesos que seguramente van a continuar a lo largo de muchos años. El Papa Francisco era consciente de que su tiempo era limitado, y tenía entre una de sus máximas, que está publicada en la exhortación Evangelii Gaudium, (La Alegría del Evangelio), el primer documento que hizo en 2013, que fue una especie de documento programático, donde dice que el tiempo es superior al espacio. Entonces, sabemos que muchas transformaciones se van dando a lo largo del tiempo, no solamente por una persona o por una gestión, sino que lo que importante es iniciar procesos. Y creo que el papa Francisco ha hecho eso a lo largo de estos 12 años, ha iniciado procesos que nos han invitado a transformarnos como Iglesia. Por ahí uno espera que el Papa tenga, o ejerza un poder para cambiar algunas cosas, y el papa Francisco era muy consciente de que muchas cosas se van cambiando, se van transformando a lo largo del tiempo. Y eso Esto fue muy característico desde el primer momento, cuando se presentó en el balcón de la Basílica de San Pedro, cuando fue elegido Papa. Muchos se preguntaron por qué recibía a todo el mundo, por qué recibía a gente que lo había defenestrado, o que lo había criticado, o que inclusive lo había perseguido, y el Papa, si tenía algo central, era su conciencia de que Dios es misericordia, de que Dios es perdón, de que Dios es amor. Eso mismo lo tenía que decir con su vida. -Es decir que las reformas de Francisco muy difícilmente puedan volver atrás en la Iglesia. -Sí, porque tiene que ver con estilos de ser de la iglesia. Por ejemplo, cuando ahora, en toda esta última parte del pontificado, con el Sínodo de la Sinodalidad: despertó reacciones adversas, porque se decía que el Papa buscaba cambiar la doctrina de la Iglesia. Lo que el Papa buscaba es cambiar cómo somos como Iglesia. Y en eso, no hacía otra cosa más que poner en el centro el Evangelio y las enseñanzas de Jesús. Lo mismo cuando habla de que hay que amar a todos, de que hay que incluir a todos, cuando habla de, bueno, un estilo relacional, de cercanía, que es lo que el Papa fue implementando o asumiendo a lo largo de su vida. Entonces creo que, bueno, hay un estilo de Iglesia que va cambiando, que a veces no se lo entiende, pero que tiene que ver también con diferencias inclusive históricas o culturales. En el Sínodo era algo notable cómo esta Iglesia, que es una sola en cuanto a la fe en todo el mundo, sin embargo, se vive también de acuerdo a las realidades históricas y culturales de cada lugar. A nosotros, bueno, el estilo, el ser iglesia del papa Francisco, tal vez no nos sorprendía tanto porque un Papa latinoamericano en realidad llevó al resto de la Iglesia el programa de la Iglesia latinoamericana y eso es una de las características más importantes de su papado. Pero, bueno, esas reformas y ese estilo de ser iglesia a veces, bueno, impactaba en otros lugares como Europa, África, Asia, donde tal vez están acostumbrados a vivir el ser iglesia de una manera diferente. -En la Iglesia y afuera de la Iglesia hay voces críticas respecto del rol de la mujer. ¿Te parece que Francisco ha dado lugar a muchas mujeres, sobre todo en el gobierno vaticano? -El año pasado, en la última reunión que tuvimos con el Papa en octubre, durante el Sínodo, una reunión a solas de la presidencia del Celam, uno de los temas que teníamos para preguntarle era qué esperaba él de la Iglesia latinoamericana para la implementación del Sínodo. Y el Papa nos dijo esto. Nos dijo: `No soy el que tengo que decirle a ustedes qué es lo que tienen que hacer`. Esto era una novedad. Siempre los Papas, inclusive el resto de la curia romana, los cardenales y demás, bajaban línea de qué era lo que uno tenía que hacer en los lugares. Y el Papa dice: `No, yo no tengo que decirle a ustedes lo que tienen que hacer, pero le voy a pedir una cosa, sean audaces, sean audaces en todo lo que hagan. Sean audaces`. Y después pensó un poco más y nos dice: `Les voy a pedir otra cosa, que den mucha participación a la mujer en lugares de decisión`. Y ahí entonces contó esto que iba a hacer después, que efectivamente hizo: nombró por primera vez a una mujer al frente de un Dicasterio, que es como un ministerio del Vaticano, siempre ocupado por hombres, por cardenales. Al frente del gobierno, del Estado de la ciudad del Vaticano, o sea, como gobernadora, a una mujer también. Entonces, el Papa nos pidió eso al Celam: nos pidió que diéramos lugar a las mujeres en lugares de decisión, porque las mujeres son mayorías en la Iglesia, pero no siempre, es más, nunca han tenido en realidad lugares importantes de decisión. Entonces el Papa nos pidió eso y era una preocupación real del Papa. -¿Y qué cambió en la Iglesia de Latinoamérica con Francisco como pontífice? -La Iglesia latinoamericana es diversa. Yo desde aquí, desde Colombia donde ahora estoy, he tenido esta oportunidad de tener un panorama. No es el mismo estilo que tal vez se vive en Argentina, que el que se vive en México, o inclusive aquí en Colombia. También tiene que ver con sus historias, la historia de cada lugar, y vuelvo a decir, la cultura. Pero el Papa, en la Iglesia latinoamericana en general, ha mostrado siempre y ha insistido en que la Iglesia sea más cercana a la gente. Ha asumido muchas de las ideas de la misma Iglesia latinoamericana, como la opción preferencial por los pobres, la preocupación por el cuidado de la casa común, todo el tema ecológico. Todos estos temas que a la Iglesia le costaba muchas veces tener un involucramiento directo. Cuando estuvo en México, por ejemplo, tuvo discursos muy fuertes respecto a los obispos y al rol que tenían que tener de cercanía con la gente, todo esto de no creernos príncipes de la Iglesia, sino que el rol nuestro tiene que ser siempre en función de la autoridad al servicio de la gente, que es lo que en definitiva dice el Evangelio. Y esto el Papa, además, lo ha demostrado con la forma en que él ejerció precisamente el pontificado. El Papa llegó de una iglesia más participativa, de una iglesia que escucha. En otros lugares de Latinoamericana, esto ha significado un cambio o una transformación fuerte que, bueno, esperemos que ahora continúe porque, creo que son semillas que el Papa ha ido sembrando. Ha mostrado que no tiene nada que temer la iglesia cuando es una iglesia que se abre a los demás, cuando se abre a las realidades y cuando acompaña precisamente las realidades de los pueblos, especialmente de los más afectados por las distintas situaciones que hoy en día lo aquejan. -Respecto de la pederastia dentro de la iglesia, ¿pudo completar la tarea que había iniciado Benedicto? -Sí, el papa estableció caminos claros. Ahora, este tema tiene que asumirse como propio también en las diócesis o en las conferencias episcopales y en todas las comunidades. Fue marcando un rumbo bastante claro en ese sentido. A nosotros, cada vez que nos reuníamos en el Celam, nos decía que era conciente que la mayoría de los abusos pasan en ámbitos intrafamiliares o en otros ámbitos que no son eclesiales. Pero a la vez decía que un solo abuso dentro de la iglesia hace que valga la pena todo el esfuerzo que sea necesario para evitar ese solo abuso. El Papa ha iniciado o ha continuado un proceso que, bueno, es necesario que se siga hablando de este tema, que se siga poniendo sobre la mesa, que se siga sensibilizando, porque lamentablemente es una realidad que sigue ocurriendo. -Estás como secretario adjunto del Celam. ¿Cuál es tu función en el Consejo Episcopal Latinoamericano? -La presidencia del Celam está compuesta por obispos; el secretario general también es un obispo. A mí, como secretario adjunto, me toca llevar adelante de alguna manera esos procesos que los obispos van discerniendo. El Celam es un organismo de comunión donde se establecen líneas de trabajo en conjunto, pautas en común, acompañando distintos procesos pastorales que van del trabajo con las familias o la pastoral con los jóvenes hasta cuestiones relacionadas con la ecología integral, los derechos humanos, todo el tema de la protección de menores. Desde el Celam vamos trabajando, constituyendo redes, redes con personas de los distintos países que ya están trabajando estos temas y vamos acompañando esas redes para después ir marcando el rumbo común de la Iglesia latinoamericana.El caminar de la Iglesia tiene que ser un caminar en conjunto, no solo a partir de lo que nos dice el Papa, sino precisamente a partir de lo que los obispos van discerniendo como desafíos, como realidades comunes para Latinoamérica. -¿Cuántos encuentros tuviste con el Papa Francisco? -Encuentros, muchos. No los he contado, pero deben ser alrededor de 10 reuniones. En la organización del Sínodo, estuve un mes en Roma en 2023 y otro mes en 2024. El Papa estaba presente y uno se podía acercar, pedirle un vídeo, hablar algo con él o entregarle algo. Estaba revisando una de las fotografías que tenía. Me acordé que me había encontrado con un argentino que era el celador en el Cristo Redentor de Río de Janeiro, y había ido por un encuentro. Me contó que había sido monaguillo de Bergoglio. Le digo: `Escribile si querés una cartita y yo se la entrego`. Y efectivamente fue así. Tengo la foto con Francisco entregándole esa cartita, que era una persona de la calle, que había conocido mucho a Bergoglio. -¿Y qué espera ahorala Iglesia de Latinoamérica? ¿Un nuevo Papa de los márgenes? ¿Un nuevo Papa europeo? ¿Qué expectativas tenés vos? -No sabemos, realmente no sabemos. Lo que nosotros esperamos es que haya una continuidad en los procesos que se han iniciado, por supuesto con la impronta propia del Papa que venga. En esto me parece que tenemos que estar muy atentos. Esperamos que haya continuidad en muchos de los procesos que ha iniciado el Papa, que en definitiva son los procesos que marcó el Concilio Vaticano II allá en los años 60. El plus del Papa Francisco es que él asumió también el caminar que venía haciendo la Iglesia latinoamericana desde Aparecida, sobre todo, y ese fue de alguna manera el programa de su pontificado. Entre Ríos Ahora

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