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  • Consumos problemáticos: la importante contribución de la enfermería

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 22/04/2025 06:50

    Por Luz Saint Phat /[email protected] Leonardo de Vincentiis, director de Enfermería de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública, reflexiona sobre el importante rol que cumplen los profesionales de este campo disciplinar Frente al avance de los consumos problemáticos de sustancias en todo el mundo y sus efectos, los abordajes son múltiples. Un rol clave se encuentra en los profesionales de enfermería, sobre todo cuando la clínica médica o las áreas sanitarias vinculadas a la salud mental no puede detectar lo que sucede, Así lo destacó en un comunicado de prensa Leonardo de Vicentiis, director de Enfermería de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP). “Es fundamental aprender a leer entre líneas, algo que una enfermera o un enfermero puede hacer al estar presente, escuchando más allá del motivo de consulta. En esta tarea, la enfermería despliega una habilidad que trasciende protocolos: escuchar. observar y conectar”, indicó la misiva de la entidad al referirse a este tópico. Según precisó el texto, “el consumo problemático no siempre se presenta como tal. No aparece anunciándose con carteles ni diagnósticos definidos. A veces se expresa como un insomnio que persiste pese a los tratamientos, como una ansiedad disfrazada de taquicardia, como una tristeza que no logra decirse en palabras. Otras veces, se manifiesta en la reiteración de ausencias a turnos, en excusas vagas, en cambios bruscos de humor, o en una mirada que esquiva. Y sin embargo, detrás de esos signos hay un proceso que pide ser comprendido”. Esta problemática se encuentra documentada mediante datos que alertan. De hecho, según información del Observatorio Argentino de Drogas, más de 30% de los jóvenes adultos consumieron alcohol en exceso en el último mes, y en adolescentes esa cifra es aún mayor. Además, el relevamiento indica que lo más importante es que la mayoría de quienes tienen un consumo problemático no se perciben a sí mismos como personas con un problema de salud. De hecho, aseguró la Fundación que, en muchos casos, el primer indicio no lo da un examen, sino un gesto. “Un comentario al pasar, una contradicción en el relato, una expresión corporal que no concuerda con lo que se dice. Y es ahí, en esa micro escena muchas veces inadvertida, donde la enfermería puede hacer prevención primaria real”, explicó a entidad “Quienes trabajamos en enfermería lo sabemos: no siempre contamos con tiempo extra, pero muchas veces sí con una presencia significativa. Estamos ahí cuando otros ya se fueron, cuando se apagan las luces del consultorio, cuando alguien decide bajar la guardia y animarse a hablar. Y esa es una oportunidad clínica y humana que no podemos desaprovechar”, aseguró al respecto Vincentiis. Además, señaló que “como profesional, me interesa profundamente fusionar la práctica cotidiana con la teoría que fundamenta nuestra disciplina, porque ahí es donde la enfermería se afirma no sólo como ciencia, sino como arte del cuidado. Las teorías de enfermería no son ideas abstractas: son marcos que ordenan la mirada y nos permiten actuar con sentido. En este caso, la Teoría de las Transiciones de Afaf Meleis resulta especialmente útil”. Contribuciones En relación específica a qué puede hacer la enfermería en el diagnóstico y/o tratamiento de una persona con síntomas de consumo problemático, Vicentiis y la FISP señalaron que los profesionales pueden ser claves en relación a: – Observar signos sutiles y contextuales, no sólo síntomas médicos. – Hacer preguntas abiertas, desde el respeto y sin imponer respuestas. – Evitar el lenguaje estigmatizante, dentro del equipo y con los pacientes. – Conocer las redes locales de asistencia, derivación y acompañamiento. – Educar desde la cercanía, no desde la superioridad. – Sostener vínculos de confianza, porque sin vínculo no hay posibilidad de ayuda duradera. “A veces, una sola pregunta —“¿cómo estás de verdad?”— puede interrumpir una cadena de ocultamiento y abrir una posibilidad de cuidado. Una frase, una mirada sincera, un silencio respetuoso. Porque no todo empieza con una medicación: muchas veces, empieza con una conversación”, aseguró el comunicado “En un sistema que muchas veces corre detrás de la urgencia, la enfermería tiene el privilegio del tiempo situado y del contacto real. Ese contacto es una herramienta clínica. Es diagnóstico temprano. Es una prevención concreta”, se indicó. “Cuando el consumo problemático es un grito sordo, una enfermera o un enfermero puede ser esa voz que no juzga, esa mano que no suelta, esa presencia que, sin necesidad de protagonismo, cambia el rumbo de una historia”, aseguraron el profesional y la entidad.

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