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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/04/2025 20:38
Los incidentes en Los Andes Un herido de bala que pelea por su vida y una interna que no tiene paz: así se vive a diario en la tribuna de Los Andes, uno de los clubes más populares del Sur bonaerense. Y otra vez estalló la violencia ayer en la previa y en el post del encuentro que el Milrayitas goleó como local a Deportivo Maipú por la undécima jornada de la Primera Nacional. Y el que se llevó la peor parte es el líder de una de las dos facciones disidentes que tiene la barra, que recibió un disparo en el pecho en el predio de la institución en Villa Albertina cuando intentó con sus seguidores copar la barra que oficialmente está en manos del grupo denominado “La nueva banda de Los Andes”, que dirige Hernán Coronel, hermano de Walter, uno de los históricos miembros de la facción Lomas de Zamora de la barra brava de Boca y con un prontuario que asusta. La situación que derivó en los balazos había comenzado en realidad dos semanas atrás en San Nicolás. El miércoles 9 de este mes Los Andes jugaba por la Copa Argentina frente a Rosario Central. Y la derrota 1 a 0 en la cancha fue lo de menos: el bando de Villa Independencia y del barrio Santa Marta, junto al grupo de Lavallol -que siempre estuvo bajo el ala de Juan Díaz, alias el Gallinón, ex jefe de la barra y con muchos contactos políticos gracias a que entró como empleado del Concejo Deliberante de Lomas hace dos décadas-, se plantó ante la familia Coronel exigiendo más tickets. La respuesta fue negativa y, mientras los de la disidente hacían malabares para ver cómo entraban, veían cómo la barra oficial revendía entradas a cuatro manos. Así la paz precaria que se había alcanzado en octubre del año pasado se quebró. Al regreso, el bando del Gallinón, que hoy está en manos de su hermano, apodado Gula, planeó ir por todo. Y ayer era el primer partido de local. Así, sus integrantes se presentaron en el predio de Villa Albertina tres horas antes del partido, sabiendo que ese es el lugar de reunión histórico de la barra oficial. Exigieron un pacto o guerra y la respuesta fue guerra. Sin siquiera dejar terminar las condiciones que ponían para un armisticio, alguien sacó un arma y le apuntó directo a Gula y disparó dos veces: un tiro le dio en el pecho. El desbande fue generalizado y la gente de Lavallol se llevó al herido para hacerlo atender en un nosocomio privado. Por eso en la cancha, si bien había clima de tensión, no hubo incidentes. Pero la tarde no iba a terminar así de tranquila. Los de Lavallol reagruparon su gente y decidieron ir a emboscar a la salida del estadio Eduardo Gallardón a sus rivales. Y, a unas diez cuadras de la cancha, cuando pasaron los micros de la barra, empezaron a volar primero cascotes y, después, tiros. Todos debieron ponerse cuerpo a tierra con el dramatismo que implica que en algunos de esos micros escolares viajaban chicos. Podría haber sido una masacre y afortunadamente sólo quedó un herido con un balazo en una pierna y otro herido con un corte por un arma blanca. Consultados por Infobae, la Policía dijo tener conocimiento del primer hecho, pero que cuando llegaron los efectivos al lugar ya no había nadie, por lo que no se produjeron detenciones. Y, sobre el segundo episodio, afirmó no tener ningún llamado al 911 que haya requerido intervención. Lo cierto es que la situación está tensa y, si bien la gente de Lavallol dice que por estas horas la situación de Gula está mejorando, nadie da dos pesos porque este enfrentamiento vaya a tener un final pacífico próximamente, y Los Andes vuelve a jugar de local el 3 de mayo, frente a Deportivo Madryn. La interna en realidad viene desde que cayó preso en 2013 el histórico jefe de la barra, José Anacleto Paz, por el asesinato de un hincha de Banfield: fue condenado a 14 años de prisión. El Gallinón era el segundo de Paz y pensaba heredar la tribuna, pero el líder desde la cárcel determinó que la herencia era para sus hijos y así la lideraron alternativamente Elías y Nicolás Paz, quienes también terminaron como su padre: les dieron 15 años de prisión por un crimen en medio de la interna de la barra en 2017, producido a metros del estadio. Ese fue el momento en el que Walter Coronel y los barras de Boca de la facción Lomas de Zamora decidieron tomar el control de la tribuna y hacerse de todos los negocios, sobre todo los del predio de Villa Albertina, alquilando la cancha para torneos que se jugaban por plata. Walter también cayó preso y, como herencia, la barra le quedó a su hermano, Hernán. Logró sortear dos internas: una contra el barrio Chaco Chico y la otra contra José Paz el año pasado, dado que cuando salió de prisión en libertad condicional lo primero que hizo fue armar un grupo para retomar el control de la tribuna. Tras esa victoria, La nueva banda de Los Andes, tal el nombre que le pusieron en 2017 cuando agarraron la barra, se quedó con todo. Y parecía que no iba a tener nuevos episodios de batallas internas. Pero vino el Ascenso el año pasado a la Primera Nacional y eso aumentó la torta para los violentos. Entonces, la gente que se referencia en el Gallinón quiso agrandar su parte. La respuesta primero fue negativa a los puños en San Nicolás y, como el domingo insistían, directamente pasaron a los balazos. La Justicia ya tuvo innumerables causas de la barra de Los Andes por asociación ilícita, venta de drogas, robo de automotores, salideras y extorsiones. Pero nada parece detenerlos. Un balazo en el pecho del líder de la disidente da cuenta de ello.
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