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  • Diego Mauro: "Francisco ayudó a superar una crisis institucional muy importante en la Iglesia Católica"

    » La Capital

    Fecha: 21/04/2025 18:38

    El papado de Francisco llegó a su fin luego de 12 años y el dolor invadió a millones de fieles, seguidores y el conjunto de los argentinos. El argentino fue el jefe de la Iglesia Católica N° 266 y el primero de América dentro de un listado plagado de italianos, un polaco y un alemán. Jorge Bergoglio nació en Flores, en la Ciudad de Buenos Aires , el 17 de diciembre de 1936. Con 21 años inició sus estudios para convertirse en sacerdote, dos años después en Chile lo finalizó bajo los aprendizajes de curas jesuitas , la congregación que lo acompañaría en su extensa carrera que culminó este 21 de abril en el Vaticano, siendo Francisco, nombre que eligió por San Francisco de Asís, un santo italiano que en el siglo XIII fundó la Orden Franciscana y que se caracterizó por su entrega a los pobres y su humildad extrema. Durante más de una década, Francisco impulsó varias reformas , apostó por una apertura de la Iglesia Católica y una renovación en temas trascendentales como la comunidad LGBTIQ + , como lo retrató el investigador rosarino del Conicet, Diego Mauro, autor, en conjunto con Aníbal Torres, de “Construir el reino. Política, historia y teología, el papado de Francisco”. En diálogo con La Capital , el licenciado en Historia y doctor en Humanidades y Artes, docente y coordinador del Doctorado en Historia en la Universidad Nacional de Rosario repasó los años de Francisco a cargo de la Santa Sede y cuáles fueron los principales cambios que impulsó . -¿Por qué fue importante Francisco en la iglesia? En primer lugar porque Francisco ayudó a superar una crisis institucional muy importante en la Iglesia Católica. La renuncia de Benedicto XVI, en 2013, habla de un proceso de descomposición del Vaticano, en el rondaban denuncias por abuso sexual, corrupción en el Banco Vaticano, todo lo que había sido las filtraciones de los Vatileaks. En ese marco, la llegada de Francisco me parece que habla del intento de los cardenales de buscar un tipo de Papa con capacidad de gestión, más político. Francisco había gestionado el arzobispado en Buenos Aires, que es una Iglesia muy complicada, y eso sin duda jugó a su favor. Eso, por un lado, y después por las novedades que introduce. Papa Francisco 21.4 (2).jpg Francisco intento, explícitamente, traspasar las fronteras del mundo católico y convertirse en una voz del humanismo social. Y lo logró en el marco de un contexto mundial donde las expresiones políticas de derecho han ganado terreno en América y Europa. Francisco se convirtió en una voz de contrapeso, por eso está tan cercano a los movimientos sociales o progresistas, que encontraron en él un aliado. -¿Cuáles son esas novedades? Por un lado, en términos de doctrina social de la Iglesia, que, si bien hay muchas continuidades, también hay algunas novedades como la preocupación por el medio ambiente o la economía popular y formas más cooperativas de trabajar y convivir, es decir, puso sobre la mesa una crítica a los extremos del capitalismo contemporáneo y proponer formas alternativas de convivir y producir. Después, una segunda cuestión importante es las reformas que plantea también hacia adentro de la Iglesia, eso que se llama como el camino sinodal. Francisco impulsa la idea de que hay que aumentar los canales de participación dentro de la Iglesia en la toma de decisiones e incluir también a las mujeres. En el último sínodo que se hizo participaron 34 mujeres sobre un total de más de 300 de asistentes en la reunión final. Y con derecho a voto, lo que es algo inédito en la historia de la Iglesia. Además, en ese sínodo se plantea discutiendo un montón de temas, es decir, del diafonado femenino (se refiere a la posibilidad de que las mujeres sean ordenadas como diaconisas, es decir, que puedan ejercer un ministerio de servicio en la Iglesia, aunque no tengan acceso al sacerdocio) hasta la participación o la relación con la comunidad LGBTIQ+. Las resoluciones del sínodo fueron relativamente moderadas en muchos de esos temas, sin embargo, lo más interesante tal vez es esta idea de instalar una cultura de la participación en el debate dentro de la Iglesia. Entonces lo que destaca son los mecanismos que se van generando para que puedan introducirse cambios hacia adelante. Papa Francisco 21.4 (3).jpg Y la tercera, que a mí parece tal vez la más relevante, es esta idea de una Iglesia de puertas abiertas, es decir, ¿qué es lo que define los contornos de quienes están dentro y fuera de la Iglesia? Los sectores más conservadores, el ala tradicionalista, proponen una Iglesia custodiada y muy amurallada, ‘vos estás adentro, yo estoy afuera’. Si vos no cumplís ciertas condiciones morales, quedás afuera. Y Francisco en lugar de eso propone una Iglesia de puertas abiertas. La Iglesia no está para juzgar, no tendría sentido que Dios creara una institución para estar juzgando a las personas, decía Francisco. Ni pensar en que lo adoraran a él. Esos son errores teológicos del pasado, planteaba. La Iglesia es una institución que tiene que acompañar a los hombres y a las mujeres en su tránsito por la vida terrenal. Donde empieza, según la teología católica, el reino de los cielos, y ayudarlos. El Papa proponía, misericordiar, es decir, ejercer la misericordia, la comprensión y el acompañamiento, independientemente de que eso no implique cambiar tal vez las normas. El legado de Francisco y el futuro -¿Qué significa misericordiar sin cambiar las normas? Lo que para la Iglesia está mal, sigue estando mal. Como el caso del aborto, uno de los temas más polémicos. Para la Iglesia el aborto sigue siendo un pecado grave. Es decir, eso no se cambia en términos teológicos. Pero si una chica aborta, ¿qué es lo que tiene que hacer una comunidad? ¿Excluirla? ¿Condenarla? ¿Juzgarla? Francisco proponía que no. Tiene que acompañarla, en todo caso. Ayudarla. Entonces, aunque la norma pueda permanecer, lo que se hace después cambia totalmente. Algunos especialistas llaman el discernimiento, que es una práctica de los jesuitas. Las reglas, para ellos, no se aplican en abstracto, independientemente del contexto y de la situación. Si una chica abortó, hay que ayudarla. No se dice que el aborto está permitido, pero la Iglesia no está para juzgar ni para condenar. Eso tal vez es lo que más ruido y más tensiones genera dentro de una institución que es muy compleja, que tiene infinidad de terminales, infinidad de grupos y tendencias. -¿Se pueden mantener algunos de esos cambios? Uno a priori pensaría que el sucesor debería medianamente continuar la línea de Francisco, porque Francisco ya a esa altura ha designado buena parte del colegio cardenalicio, o sea, de los que van a elegir. Más de dos tercios de esos participantes han sido elegidos por Francisco. Por supuesto, eso no determina su decisión, ni mucho menos, pero es un factor para tener en cuenta. Y, por otro lado, los especialistas que analizan los papables, incluso hay acasos de apuestas que juegan con quién es un papable o no. Pietro Parolin, Matteo Zuppi, Luis Tagle, Raymond Leo Burke, Gerhard Ludwig Müller o Robert Sarah, son los mencionados, pero los tres últimos, los conservadores, en principio no tienen los votos suficientes y son de edad avanzada, esto último no es menor. image.png -¿Por qué? Están cerca de los 80 años. No es un impedimento tener más de 80, puede jugar también, pero ya te digo, en el Cónclave juegan muchos factores. Si lo piensa solo como una institución política, se equivoca. Los cardenales votan pensando en qué sectores quieren fortalecer, qué tendencias quieren impulsar, pero al mismo tiempo también hay factores de tipo religioso. Esto, el discernimiento, la oración y escuchar lo que el Espíritu Santo tiene para decir. Hay una dimensión ahí de la fe. Están al mismo tiempo en la rosca política y creen, es una dinámica mezclada, por eso puede haber sorpresas.

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