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  • En el desierto más grande del mundo floreció un lago de 42 metros de profundidad

    » El Ciudadano

    Fecha: 21/04/2025 18:33

    Los desiertos son vastas extensiones de tierra caracterizadas por su escasa precipitación y condiciones climáticas extremas. Existen varios en el mundo, estos son conocidos por su aridez y temperaturas extremas, tanto en el calor del día como en el frío de la noche. Uno de los desiertos más conocidos es el Rub’ al-Khali, ubicado en la Península Arábiga, también conocido como el «Cuarto Vacío». Con 650,000 kilómetros cuadrados de arena, es el desierto de arena más grande del mundo y uno de los lugares más áridos de la Tierra. Este esconde un pasado, era porción de tierra, era fértil y hasta albergaba un lago. En el desierto más grande del mundo floreció un lago de 42 metros de profundidad Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Ginebra (UNIGE) y con participación de instituciones como KAUST y Caltech, descubrió en el desierto de Rub’ al-Khali (Península Arábiga) rastros de un antiguo lago de 42 metros de profundidad y una red de ríos, gracias al análisis de sedimentos, formaciones geológicas y datos topográficos a lo largo de 1.000 km. El hallazgo revela que hace unos 8.000 años, esta árida región fue fértil y poblada durante un período climático húmedo conocido como la “Arabia Verde”. Cuando los monzones africanos e indios se extendieron hacia el norte, transformando el paisaje desértico en un entorno fértil con pastizales y sabanas. Las precipitaciones fueron tan intensas que el lago llegó a desbordarse, excavando un valle de 150 kilómetros en el suelo del desierto. ¿Qué importancia tiene el lago que albergó el desierto de Rub’ al-Khali hace 8.000 años? Reconstrucción climática: ayuda a entender cómo los cambios climáticos extremos del pasado (como el avance de los monzones) transformaron radicalmente regiones hoy áridas, ofreciendo un modelo natural para estudiar el comportamiento del clima. Migración humana temprana: demuestra que la Península Arábiga fue una ruta viable de migración para grupos humanos hace miles de años, gracias a su red de lagos, ríos y sabanas. Evidencia arqueológica: reafirma la conexión entre condiciones climáticas favorables y el asentamiento humano, apoyado por hallazgos arqueológicos en el desierto. Nuevos enfoques de conservación: revela que lo que hoy parece desierto eterno podría haber sido un ecosistema complejo y fértil, lo cual podría influir en estrategias futuras de gestión ambiental y conservación del patrimonio natural. Fuente: Diario Uno

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