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» Diario Cordoba
Fecha: 21/04/2025 09:45
El papa Francisco nos habló tantas veces de las “sorpresas” de Dios, que ha querido “demostrarlo” con su propia muerte, cuando el mundo entero menos lo esperaba, tras verle el pasado Domingo de Resurrección, felicitándonos la Pascua e impartiendo su bendición Urbi et Orbi. Francisco ha sido, sin duda, "el Papa de las sorpresas". Inmediatamente, el Obispado de Córdoba ofrecía así la noticia: “Ha fallecido Su Santidad el papa Francisco, recemos una oración por su eterno descanso y nos unimos como muestra de cariño hacia su santidad doblando las campanas de todas las parroquias de la Diócesis. D.E.P.” Desde los comienzos de su pontificado, este Papa quiso ofrecernos la Palabra de Dios, envolviéndola en el aroma de la “sorpresa", como bien nos dijera el lunes 20 de enero de 2014, en su misa matutina en la capilla de Santa Marta, su residencia: “Nuestro Dios es un Dios que siempre hace nuevas las cosas, porque es el Dios de las sorpresas”. Y el 8 de mayo de 2017, tambien en la capilla de Santa Marta, el mismo mensaje: “El Espíritu es el don de Dios, de este Dios, Padre nuestro, que siempre nos sorprende: el Dios de las sorpresas. Y esto porque es un Dios vivo, es un Dios que habita en nosotros, un Dios que mueve nuestro corazón, un Dios que está en la Iglesia y camina con nosotros. Y en este camino nos sorprende siempre”. La muerte inesperada del Papa conmueve las entrañas de una humanidad, a la que Francisco miró siempre con tanta ternura como bondad, transmitiéndole en cada palabra, en cada gesto, en cada abrazo, la universalidad del mensaje divino: El amor de un Dios que tiene su estilo propio y que Francisco sintetizaba en tres palabras: “Cercanía, compasión, ternura”. Imposible esbozar y ofrecer en estas líneas escritas con urgencia, “lo más saliente” de un pontificado que tan profundamente ha calado en el corazón de multitudes y de las gentes más pobres y sencillas. Pero, al menos, quisiera dejar algunas de las frases y mensajes de este Papa, al que tantas veces he citado en mis homilías y en mis artículos. La primera, su respuesta a la pregunta de Antonio Spadaro, director de la Civilttá Cathólica, revista de los jesuitas: “¿Quién es Jorge Mario Bergoglio?”: “Yo soy un pecador en el que Dios ha puesto sus ojos”. La segunda, relacionada con ésta: “¿Quién es Jesús para el Papa?”, y sus palabras diáfanas, entrañables: “Para mí, Jesús es aquel que me ha mirado con misericordia y me ha salvado. Mi relación con Él tiene siempre este principio y fundamento. Jesús ha dado sentido a mi vida aquí, en la tierra, y esperanza para la vida futura. Con misericordia me ha mirado, me ha tomado y me ha puesto en el camino”. El tercer mensaje quisiera centrarlo en la “visión” que Francisco nos ha ofrecido siempre de Dios, de la Iglesia, del cristianismo, de lo que debemos hacer en esta hora. Sobre Dios: “Nuestro Dios es un Dios que viene, viene continuamente. Camina contigo cada día en la situación que te toca vivir, en la prueba que estás atravesando, en los sueños que llevas dentro”.Y sobre la Iglesia: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”. Sin olvidar en esta hora, en el momento de su "partida" de este mundo, dos de sus frases más hermosas: "Dios no se cansa de perdonar" y "Dios nos juzga amando". ¡Cuánto dolor y cuánto amor por la muerte del papa Francisco! Me gustaría imaginar en sus labios aquellas palabras de George Bernanos: “Cuando yo me haya muerto, decid al dulce reino de la tierra que lo he amado mucho más de lo que nunca me atreví a confesar”.
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