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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 21/04/2025 08:17
Rapero y beatmaker por decisión y convicción propia, Santiago Torrez —más conocido como El Gordo Big— nació en Concepción del Uruguay en 1993 y llegó al hip hop siendo apenas un adolescente. Desde entonces, supo construir un camino propio dentro del panorama musical, combinando la lírica urbana con la producción artesanal de beats que suenan frescos, auténticos y con un mensaje claro. Hoy, además de ser la voz y la pluma detrás de sus canciones, es el motor creativo de De La Galera Groove, su sello musical independiente, donde la autogestión y la búsqueda sonora personalizada son bandera. En esta entrevista con La Calle, El Gordo Big comparte su mirada sobre la evolución de su música, el proceso detrás de sus últimos lanzamientos y el trabajo que realiza como productor de beats exclusivos para otros artistas. Desde su enfoque íntimo y artesanal hasta su necesidad constante de reinvención, el artista uruguayense revela cómo logra mantenerse vigente sin perder la esencia. Podés seguirlo en Instagram como @elgordobig y @delagaleragroove, escucharlo en YouTube en el canal De La Galera Groove, o encontrar su música en Spotify bajo el nombre El Gordo Big. —Luego del lanzamiento de tu último videoclip, ¿cómo describirías la evolución de tu sonido desde tus inicios hasta ahora, y qué influencias musicales te inspiraron para este nuevo trabajo? —La evolución de mi sonido es algo que siempre está en movimiento, mutando constantemente. Cada canción tiene su propia esencia, y eso me obliga a trabajar de una manera distinta cada vez. No tengo una fórmula única: simplemente dejo que la canción me hable y me diga qué necesita. En ese proceso, me adapto, juego, pruebo, y sobre todo, respeto lo que esa pieza musical está pidiendo. Siento que mi sonido crece con cada canción porque me dejo llevar por la dinámica que propone. Con las influencias me pasa algo muy parecido. Todo el tiempo están apareciendo artistas nuevos que están haciendo cosas realmente interesantes. Escuchar esas propuestas frescas, que traen consigo un mensaje, un estilo, una estética sonora definida, hace que también mis propios gustos evolucionen. Es un proceso natural. Si querés mantenerte “fresco”, si querés sonar actual sin perder tu identidad, tenés que estar todo el tiempo absorbiendo lo nuevo, entendiendo hacia dónde va la música sin perder tu raíz. —Además de tu carrera artística, te dedicás a comercializar beats para el ámbito musical. ¿Cómo surgió esta idea y cómo creés que complementa tu faceta como artista? —La idea nació junto con el nacimiento de De La Galera Groove, mi sello musical autogestionado. En ese marco, el álbum Cooking in the Room fue un punto clave, porque dejó bien en claro que los beats personalizados hacen la diferencia. Ahí entendí que no se trata solamente de hacer música, sino de darle un carácter único a cada proyecto. Que las canciones no suenen genéricas es fundamental, y eso se logra cuando el beat está hecho a medida, pensado para un mensaje particular. Esto complementa mi faceta de productor en muchos niveles. Me obliga a salir de mi zona de confort, a escuchar nuevas referencias que me envían otros artistas, y a estar constantemente desarrollando recursos. Esa dinámica no solo me alimenta como creador de beats, sino que me reinventa también como músico. Es un ida y vuelta constante donde siempre se aprende algo nuevo, y eso mantiene viva la llama de la creatividad. —¿Por qué creés que es una buena iniciativa adquirir uno de tus beats? —Primero que nada, por el derecho exclusivo que ofrezco: no vendo licencias genéricas, el beat es de uso único para quien lo adquiere. Eso ya marca una diferencia. A la persona que compra un beat mío le pertenece completamente, y eso garantiza que lo que haga con esa base tenga una identidad irrepetible. En un mundo donde todo suena cada vez más igual, eso vale oro. Además, me tomo muy en serio el proceso de entender qué quiere el artista. Escucho las referencias que me mandan y desde ahí empezamos a construir algo juntos. Es un trabajo artesanal, pero realizado con profesionalismo. Esa combinación entre dedicación personalizada y calidad técnica es lo que hace que los proyectos realmente destaquen. Le pongo mucha atención al detalle y eso se nota en el resultado final. —¿Podrías compartir un poco sobre tu proceso creativo al componer y producir tus canciones? ¿Qué elementos considerás clave para conectar con tu audiencia? —Hoy en día puedo decir con seguridad que la mejor manera de producir es tener una visión clara desde el inicio. Saber qué querés contar, cómo querés sonar, y qué emociones querés generar. A partir de eso, empieza el verdadero viaje creativo. Para mí, uno de los elementos más importantes es la selección de samples: ahí se define gran parte de la atmósfera de una canción. Lo mismo pasa con la percusión, que le da el pulso, el alma rítmica. También suelo trabajar en base a la escritura: si tengo una letra o una idea de lo que quiero decir, eso me orienta sobre cómo debería sonar el beat. Para conectar con la audiencia, considero que hay que cuidar varios elementos. En primer lugar, sonar bien: la calidad de producción es crucial. Después, tener algo valioso para decir, algo que trascienda la superficie. Y por último, ofrecer material con identidad, no solo canciones sueltas sino tandas de beats que puedan convertirse en discos, en propuestas sólidas. Todo eso se resume en una palabra: esencia. Si lo que hacés tiene esencia, tarde o temprano la gente se va a conectar con eso.
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