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  • Bariloche, la ciudad que también actúa

    » Elterritorio

    Fecha: 20/04/2025 10:11

    La serie Atrapados transformó los paisajes del sur argentino en escenarios de tensión y misterio. La ficción convirtió a Bariloche en un protagonista más domingo 20 de abril de 2025 | 6:00hs. Hay series que se ven. Y hay otras que también se recorren. Atrapados, la producción de Haddock Films basada en una novela de Harlan Coben, pertenece al segundo grupo: sus protagonistas corren, se esconden, gritan o callan entre montañas, lagos y bosques que los espectadores de todo el mundo ahora quieren conocer. El escenario es Bariloche, pero no el de las postales clásicas: es uno más oscuro, más crudo, y por eso mismo, más cinematográfico. La serie, que logró posicionarse entre las más vistas de habla no inglesa en Netflix, se filmó en dos etapas: siete semanas en Buenos Aires –donde se recrearon locaciones patagónicas en sets y exteriores porteños– y otras cinco en la ciudad real, con 21 locaciones seleccionadas entre caminos del Parque Nacional Nahuel Huapi, estructuras semiabandonadas y casas con vistas imposibles al lago. Para los locales, el fenómeno es doble: ven la historia y, al mismo tiempo, intentan reconocer cada rincón. “Esa curva es del kilómetro 10”, “esa cabaña está por Circuito Chico”, dicen, casi como un reflejo. Para el resto, Bariloche aparece como un personaje más. No sólo por lo que muestra, sino por lo que sugiere. Tatiana Cannistraci, coordinadora de producción local de Me Mata Producciones, lo vivió de cerca. "Fue una producción enorme, con más de 460 personas en el equipo y un elenco de casi 100 actores. Pero lo más emocionante fue ver cómo nuestra ciudad se convirtió en escenario global. Mi hermano vive en Inglaterra y me mandaba capturas: allá era top 4. Es una locura pensar que millones de personas están viendo estos paisajes", contó a un medio nacional. La industria audiovisual encontró, una vez más, un aliado en el sur. No es sólo el fondo natural lo que atrae. Es la combinación entre logística, talento técnico local y una geografía que lo mismo puede parecer serena que amenazante. Mientras los turistas caminan por la costanera o toman chocolate caliente en el centro, algunos ya miran los bosques de otro modo. No es turismo. Es curiosidad. Algo parecido al cine, pero al revés: ir a buscar las imágenes después de haberlas visto. Detrás de cámara, el paisaje Algunas locaciones utilizadas en la miniserie siguen siendo un misterio. Por privacidad de sus dueños, por reglas de Parques Nacionales o simplemente porque no están habilitadas al público. Pero otras, abiertas o visitables, permiten a los fans hacer el ejercicio inverso: ir a buscar con los pies lo que antes recorrieron con la mirada. Caminar el decorado después del guion. La primera parada de ese recorrido posible es el Camping Musical, también conocido como Fundación Fronteras. Es ahí, con vista directa al cerro López, donde trabaja el personaje de Leo Mercer. Pero antes de ser locación de ficción, este lugar ya tenía su propio relato: fundado en 1950, el Camping Musical fue –y sigue siendo– un espacio de formación artística, donde los seminarios de verano se mezclan con conciertos y talleres que mantienen viva una tradición cultural poco conocida fuera del ámbito local. El Camping Musical de Bariloche combina arte, naturaleza e historia No es un lugar abierto al paso. Se accede con permisos, en fechas específicas, casi como se entra a un teatro con la obra ya empezada. Y sin embargo, lo que ofrece –el lago a un lado, las montañas al fondo, los sonidos ensayados en el medio– lo convierte en uno de esos sitios donde la realidad parece escrita por un guionista con tiempo. Después del Camping Musical, el segundo punto del recorrido lleva al Puerto San Carlos, una postal clásica para quienes bajan del Centro Cívico con la cámara en la mano. Desde ese muelle parte –o termina– una de las escenas más inquietantes: el bote donde Martina fue vista por última vez. Allí, el lago no es solo fondo, es atmósfera. El viento, la bruma, el agua negra. El suspenso, como el frío, parece brotar del paisaje. El Edificio Movilidad Parques Nacionales también fue escenario. Un poco más al este, sobre la avenida 12 de octubre, está el edificio de Movilidad de Parques Nacionales. En la ficción, es apenas un punto de partida: desde allí parte una combi amarilla del Correo que atraviesa Bariloche, cruza el puente sobre el lago Moreno y lleva al espectador hasta la casa de Ema Garay. En la realidad, ese edificio pasa casi desapercibido para quien no está mirando con atención. Como si la ciudad, de a ratos, jugara a esconderse de sí misma. La Comisaría Segunda del Centro Cívico es visitada varias veces por la periodista Ema Garay. En el Centro Cívico, el hall de la biblioteca Sarmiento ofrece una de las imágenes más bellas de la serie. Martina, violín en mano, entra a una audición con el lago Nahuel Huapi de fondo. La luz se cuela por los ventanales como si fuera parte del decorado. Lo que el espectador no sabe –al menos no de inmediato– es que los interiores se filmaron en Buenos Aires. Pero la entrada es real, y está ahí, esperando a quien quiera caminar esa escena. A pocos metros, la comisaría del Centro Cívico aparece una y otra vez. La periodista Ema Garay cruza esa puerta, se enfrenta con el comisario Herrera (Fernán Mirás), busca respuestas. Otra vez, los interiores son porteños, pero la fachada es barilochense. Y basta pasar por ahí para que la ficción se superponga con la rutina de los empleados que entran y salen, ajenos al guion. Más al sur, el lago Gutiérrez ofrece otro escenario clave: el bote a la deriva, el pañuelo de Martina flotando, el eco de algo que ya pasó o está por pasar. Ese espejo de agua –más calmo que el Nahuel Huapi, más cerrado por el bosque– condensa buena parte del tono de Atrapados: silencio, belleza, peligro. El Lago Gutiérrez es donde se hace un gran descubrimiento en la serie. El recorrido termina en una escena más urbana: los monoblocks del barrio Elflein, donde viven los padres de Martina. La cámara llega hasta la intersección de las calles Rolando y La Paz, a tres kilómetros del Centro Cívico. Allí, lejos del lago y del turismo, Bariloche se parece más a cualquier otra ciudad argentina: edificios bajos, vecinos que se saludan, veredas con historia. Pero incluso en ese espacio cotidiano, la serie encontró el clima que buscaba. Con el lago Nahuel Huapi de fondo, el Skate park es un punto de encuentro obligado entre los skateboarders. Hasta allí va el personaje de Soledad Villamil (Ema Garay) en busca de su sospechoso. El Puente sobre el río Ñirihuau es el lugar donde Leo Mercer (Alberto Ammann) enfrenta la furia del padre de una de las adolescentes abusadas se ubica en la estepa, a 16 km del Centro Cívico. Escenarios de más películas En los últimos veinte años, distintas películas extranjeras aterrizaron en Argentina para contar sus historias. X-Men, Primera Generación (2011): La película dirigida por Matthew Vaughn narra la historia de mutantes con poderes, y en esta entrega algunas escenas fueron filmadas en Villa La Angostura, provincia de Neuquén. Sin embargo, hay un error en la película ya que al momento de mostrar esa escena, en la pantalla aparece un texto que lee: Villa Gesell, Argentina. Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008): La cuarta entrega de la famosa saga protagonizada por Harrison Ford cuenta una vez más la historia del famoso antropólogo, esta vez olvidado por sus pares, que intenta encontrar una calavera de cristal antes que agentes soviéticos. Este éxito de Hollywood se filmó en los pintorescos e importantes saltos de Cataratas del Iguazú. Siete años en el Tíbet (1997): El film protagonizado por Brad Pitt y dirigido por el francés Jean-Jacques Annaud cuenta la historia de un alpinista austríaco que quiere escalar el Himalaya pero es capturado al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Por falta de autorización en la misma zona del Tíbet, se eligió una estación de tren en La Plata, provincia de Buenos Aires, y el paisaje montañoso de Uspallata, en Mendoza. El renacido (2015): El éxito de Hollywood que le valió a Leonardo DiCaprio el Óscar a Mejor Actor fue dirigida por Alejandro González Iñárritu. DiCaprio actúa de un trampero que quiere vengarse de los compañeros que lo abandonaron herido en el bosque tras un ataque animal. Al terminar el invierno en Canadá, el director encontró en el paisaje nevado de Ushuaia, Tierra del Fuego, el lugar perfecto para filmar las escenas faltantes. Will Smith y Margot Robbie llegaron a Caminito para filmar Focus. Focus (2015): Will Smith y Margot Robbie, famosa en el último tiempo por protagonizar Barbie, actúan en la historia que muestra la vida de un grupo de estafadores, sus encuentros y desencuentros a lo largo de los años. Y una parte importante sucede en Caminito (La Boca, Ciudad de Buenos Aires), Retiro, Puerto Madero, San Telmo y Recoleta. El clima salteño no ayudó a la pantalla grande El director estadounidense, Gus Van Sant, convocó, entre otros, a sus compatriotas Matt Damon y Casey Affleck. Para viajar a las Salinas Grandes de la provincia de Salta, al norte de Argentina, para rodar las escenas de Gerry, una película que se presentó ante el público a fines del año 2002. Esta locación está ubicada a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, en un enclave dominado por el inigualable color blanco del cuarto salar más grande de Sudamérica. Lamentablemente, por cuestiones climáticas. El filme de Van Sant trasladó sus equipos al Valle de la Muerte, en California, Estados Unidos, para terminar su trabajo. Al margen de este detalle, no hay dudas que este exótico paisaje inspiró la trama de Gerry, compuesta por la aventura de dos amigos a través de un desierto. Otros paisajes para conocer desde la tv El año pasado tuvo lugar el estreno de una nueva serie documental sobre las interacciones que dan forma a la vida en nuestro planeta tal como lo conocemos (y como no también). Se trata de Our Living World (Nuestro Mundo Lleno De Vida), una nueva superproducción que recorre el mundo en la búsqueda de una red secreta de conexiones que resultan nada más y nada menos que las bases sobre las cuales se erige la vida en nuestro planeta. En el marco de esta trama que cuenta con el protagonismo de Cate Blanchett para la narración, la reintroducción del yaguareté en los Esteros del Iberá es una de las historias destacadas: para dar cuenta de este logro ejemplar, el equipo de producción de Netflix permaneció un mes en este destino para filmar el trabajo de reintroducción de la especie. El último capítulo de la serie destaca los esfuerzos de restauración que se están llevando adelante tanto en Iberá como también en distintas regiones del mundo con el propósito de recuperar las interacciones vitales para la vida en el planeta. Así, las estrellas de un segmento del capítulo son Juruna y sus cachorras Sãso y Sagua'a que recorren el Iberá cazando carpinchos, modificando la abundancia de esta especie y su comportamiento.

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