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  • El Cerro Monje volvió a ser escenario de una masiva muestra de fe popular

    » Elterritorio

    Fecha: 18/04/2025 17:27

    Desde muy temprano, cientos de personas caminaron largos tramos para llegar a la cima del Cerro Monje, donde cada Viernes Santo renuevan su fe, cumplen promesas y participan del tradicional Vía Crucis viviente que convoca a creyentes de toda la región. viernes 18 de abril de 2025 | 12:28hs. Los feligreses se unieron en una peregrinaron muy tradicional en Misiones. Fotos: Joaquín Galiano Esta mañana, cientos de fieles peregrinaron hasta la cima del Cerro Monje, en San Javier, para cumplir promesas y participar del tradicional viacrucis viviente. En medio de un paisaje natural cargado de fe y emoción, recorrieron las estaciones del Vía Crucis como cada Viernes Santo, en un rito que une historia, devoción popular y compromiso espiritual. Desde kilómetro 26, en Dos Arroyos, Lucas Vieira emprendió una caminata de 40 kilómetros junto a su sobrino para llegar al Cerro Monje. Como muchos otros fieles, se sumó al tradicional Vía Crucis viviente para cumplir una promesa personal, en una fecha que considera profundamente significativa. “Es la tercera vez que vengo. Hace un par de años empecé a venir, y siempre con una promesa. Esta vez caminamos 40 kilómetros. Es algo muy nuestro, de fe, y vengo a agradecer. Lo que pedí se me cumplió”, relató. Para Lucas, la Semana Santa tiene un valor especial, y más aún este tipo de manifestaciones de fe en un entorno cargado de simbolismo como lo es el Cerro Monje. “La historia de acá es algo muy lindo con respecto a todo lo que pasó con Jesús. Entonces, si uno sabe un poco de la vida, de toda la historia, es algo que conmueve a la gente, a nosotros todos. Siempre venimos acá para pasar un día lindo”, expresó con alegría. Por último, alentó a otros jóvenes a acercarse a esta vivencia, sobre todo a quienes todavía no conocen el lugar o no participaron antes. “Invito a que vengan a conocer la historia y el paisaje, que es hermoso también. Muy lindo, muy recomendable para mí”, describó Lucas a la experiencia. Entre quienes llegaron a pie se encontraba Ramona Griselda Taborda, vecina del barrio Tres Esquinas, de San Javier. Desde joven participa cada año de las actividades religiosas y se sumó a una vigilia que se realiza desde la noche del Jueves Santo hasta el amanecer. “Todos los años participamos en los Jueves Santos. También hacemos la misa de María durante la noche hasta el amanecer del día. Y hoy, de vuelta, desde que nacimos hicimos. A mediodía empieza de vuelta, hasta las 15.30”, relató. En su testimonio, destacó que muchas de sus promesas ya fueron cumplidas, especialmente aquellas relacionadas con la salud de sus seres queridos. “Las promesas que me cumplieron fueron muchas. Mi papá estaba enfermo, mi hermano casi murió, estuvo en terapia. Yo le hice una promesa y en tres o cuatro días mejoró. Lo internaron el lunes, estaba en coma, y ya el jueves lo pasaron a terapia intermedia. El sábado estaba en recuperación y el martes siguiente le dieron el alta”, contó. También habló sobre el depósito de los ángeles, un espacio simbólico al pie del camino, donde los promeseros dejan ofrendas como velas en muestra de agradecimiento. “Si yo salgo bien este año, el próximo le llevo algo, una vela, voy al depósito de los ángeles. Se cumple. Hay que tener fe”, afirmó. Ramona salió de su casa alrededor de las 7 de la mañana, aunque explicó que muchos fieles parten durante la madrugada, algunos caminando y otros en colectivos que los acercan hasta la entrada del lugar. “Invito a todos los devotos que quieran venir, que lo hagan con fe. Que prometan, que pidan por salud, por trabajo, por unión en la familia. Todo lo que se pide con fe se escucha y se cumple”, expresó. Para ella, estas fechas siguen teniendo un profundo valor espiritual, y por eso alienta a quienes no conocen la experiencia a acercarse: “Hay que venir, visitar, hacer. Es un lugar para despejarse, para pedir que se vayan las cosas negativas, para salir con un alma positiva y sana. Es muy sagrado y muy religioso. Tiene mucha historia, y a mí me trajo muchas bendiciones en mi familia”. Y cerró con un mensaje de fe: “Como dice el sacerdote, si uno conoce a María, conoce a Jesús. Porque en este momento se recuerda la muerte y la pasión de Cristo. Cristo murió por nuestras culpas y al tercer día resucitó. Así es también con cada uno de nosotros”. Otra de las participantes fue Neris Angélica, oriunda de Jardín América, quien llegó por tercera vez para compartir la jornada. Su presencia no estuvo motivada por una promesa puntual, sino por el deseo de agradecer. “Es una fecha de recogimiento, de oración, de reflexión”, expresó al referirse al significado personal que le atribuye al Viernes Santo. Si bien no hizo una caminata extensa como otros promeseros, su participación estuvo atravesada por la fe. Reconoció que muchas personas se acercan cuando enfrentan momentos difíciles, aunque consideró que todavía hay quienes mantienen viva la tradición. “Yo creo que está ahí aún la tradición lo que pasa es que la gente viene y camina cuando necesita”, reflexionó. Entre los grupos que se sumaron a la jornada estuvo también Gissel Farinola, quien llegó junto a familiares y amigos en bicicleta. El grupo de ciclistas se fue conformando de forma espontánea a partir del entusiasmo compartido por el cicloturismo. “La historia comienza así: empieza mi hijo Lautaro a andar en bicicleta con su tío, que lo invitó a una trilla en Alem. Él fue con una bicicleta común, sin experiencia. Después que vimos todo el proceso, nos gustó, me uní con él y el amigo. Después se unió mi papá, una amiga y los papás de Lucas. Así que armamos hace poco el grupo, hace dos años por ahí estamos”. Fue la primera vez que llegaron juntos a este espacio en Semana Santa. Según explicó, eligieron este día como un momento simbólico para agradecer por el camino recorrido, no solo en lo físico, sino también en los lazos que fueron forjando. “Para nosotros fue importante porque pasamos altos y bajos dentro del grupo, recorriendo los cicloturismos. Es como un reconocimiento, un agradecimiento por esta unión, y para fortalecer más esta unión. Es momento de agradecer y ver toda esa trayectoria que recorrimos, hasta ahora que vamos formando ese vínculo de amistad y hermoso vínculo”. Además de lo compartido como grupo, Gissel destacó la dimensión más introspectiva de la fecha, que invita a la reflexión personal. Consideró que, más allá del componente religioso, este tipo de experiencias permiten detenerse y mirar hacia adentro. “Es un momento para reflexionar bastante sobre el interior de cada uno de nosotros. Reflexionar, pensar, ver si hay que mejorar. Tenemos cosas para mejorar día a día”. De igual forma, estuvo presente el intendente de San Javier, Matías Vilchez, quien llegó caminando junto a su familia y destacó la masiva participación de los fieles y el trabajo articulado para acompañar a los peregrinos durante toda la jornada. “La verdad que es hermosa la gran concurrencia de la gente, en este escenario natural imponente. Nosotros vinimos caminando con mi familia. La cantidad de autos que pasaron y la cantidad de personas peregrinando es grande”, señaló. El evento demandó una planificación conjunta entre distintos sectores, tanto a nivel local como provincial y contó con la presencia de puestos de hidratación, personal de salud y fuerzas de seguridad, que garantizaron el acompañamiento durante toda la jornada. “Hace mucho tiempo nos venimos preparando. Esto es un trabajo conjunto con la provincia, con la iglesia católica y la municipalidad. Acá vas a ver puestos de hidratación, vas a ver atención al peregrino, vas a ver a la Policía custodiando todo, Salud Pública está presente, cuidando la salud de todos los misioneros que vienen a visitar este momento”, detalló. En cuanto a la representación del Vía Crucis viviente, valoró el esfuerzo del grupo juvenil que año tras año renueva esta expresión de fe y subrayó además, el componente emocional que se vive durante la puesta en escena. “Esto directamente depende de la iglesia católica. Son unos chicos del Grupo Juvenil Misionero (Grujumi). La verdad que participan hace mucho tiempo. El momento de reflexión que se vive y la sensación que se vive acá realmente es algo místico, muy lindo”. Consultado sobre su motivación personal, indicó que no asistió por una promesa específica, sino como un gesto de agradecimiento. Consideró que estas fechas invitan a renovar valores fundamentales como el compromiso familiar y la gratitud. Fe en escena Por su parte, Luciano De Ávila fue el joven que interpretó a Jesús en la representación del Vía Crucis viviente. Conmovido por el significado de esta participación, expresó que formar parte de la puesta en escena es una experiencia que lo transforma cada año. “Es algo que me llena bastante a mí y como a todos los chicos que participan. Incluso a los que van a estar por primera vez como coro, que hacía mucho no se sumaban, y hoy nos van a cantar en directo para guiarnos. Es una obra bastante grande, un servicio que nos da mucho amor, y estoy encantado de poder dar mi grano de arena acá”. Asimismo, puntualizó que lleva tres años formando parte de esta actividad religiosa y que su compromiso creció aún más cuando le ofrecieron representar a Jesús. Desde entonces, buscó preparar su cuerpo y su espíritu para el rol. “Cuando me dijeron que iba a ser Jesús, intenté dar lo mejor de mí. Me dejé el cabello largo y desde el inicio de la Cuaresma no me afeito -aunque no lo acostumbro- para dar la mayor inspiración de Jesús que pueda”. Además de relatar su preparación personal, transmitió un mensaje a otros jóvenes que tal vez sienten vergüenza de expresar su fe. En su caso, ya pasó por esa etapa, pero hoy comprende el valor de compartir la espiritualidad a través del arte y el servicio. “Veo muchos chicos de 13 o 14 años que por ahí les da vergüenza mostrar su pasión por Cristo y por la iglesia. Mi mensaje sería directamente a ellos. Yo también tenía vergüenza de expresarme y hoy que puedo formar parte de un Vía Crucis, actuando delante de tantas personas, la mejor sensación que te puede dar es servir y llevar ese mensaje. Aunque alguien esté alejado de la Iglesia, este mensaje puede acercarlo poco a poco a Dios y a la salvación”. En cuanto a la organización de la obra, comentó que comenzaron los ensayos hace casi un mes y que también contaron con una renovación de miembros, ya que varios jóvenes se sumaron por primera vez. Los trajes, en su mayoría, estaban listos, aunque algunos debieron ser ajustados por cuestiones de tamaño. “Estuvimos ensayando, dándolo todo. Muchos de los antiguos integrantes dejaron su lugar para los más jóvenes, así que entrenamos nuevos proyectos con nuevos integrantes”. Por último, valoró las condiciones climáticas que acompañaron la jornada. A diferencia del año anterior, cuando el calor intenso complicó la actividad, esta vez el clima fue ideal para el desarrollo del evento. “La temperatura no afecta mucho. Este año nos acompaña todo, así que esperemos que salga bien”.

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