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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/04/2025 03:05
El consumo regular de pescados grasos como salmón, atún, sardinas o caballa —muy presentes en platos típicos de Semana Santa— aporta ácidos grasos omega-3, fundamentales para mantener la estructura y función de las neuronas (Imagen Ilustrativa Infobae) *Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano. Las tradiciones alimentarias en Semana Santa invitan a hacer una pausa en la rutina diaria y replantear nuestros hábitos, no solo desde lo cultural, sino también desde el cuidado de la salud. Esta época puede ser una oportunidad para incorporar prácticas alimenticias más conscientes y beneficiosas para el bienestar físico y mental. Desde la neurociencia, cada vez hay más evidencia de que la alimentación no solo influye en el cuerpo, sino que también tiene un impacto directo sobre el funcionamiento del cerebro, el estado de ánimo y la salud emocional. “Los nutrientes que consumimos impactan en la plasticidad cerebral, la microbiota intestinal y la producción de neurotransmisores como la serotonina, que están vinculados al bienestar emocional”, explicó la licenciada Sol Vilaró (MN 5647), jefa del Departamento de Nutrición de INECO. “Alimentarnos bien no es solo una cuestión física: es una herramienta de prevención clave para la salud integral del cerebro”, agregó. A continuación, la especialista compartió una serie de recomendaciones concretas para cuidar el cerebro a través de la alimentación: El consumo regular de pescados grasos como salmón, atún, sardinas o caballa —muy presentes en platos típicos de Semana Santa— aporta ácidos grasos omega-3, fundamentales para mantener la estructura y función de las neuronas. Estos lípidos saludables ayudan a disminuir el riesgo de presentar deterioro cognitivo y favorecen la conexión neuronal. Estos alimentos son fuente de antioxidantes, vitaminas y minerales esenciales para la protección de las células cerebrales frente al estrés oxidativo. Se recomienda incluir al menos cinco porciones diarias, variando los colores y tipos, para asegurar una mayor diversidad de nutrientes. Los cereales (como avena, arroz integral o pan de centeno) y las legumbres (lentejas, garbanzos, porotos) liberan energía de forma sostenida y ayudan a estabilizar los niveles de glucosa en sangre, lo que favorece la concentración, además aportan fibra que ayuda a disminuir algunos factores de riesgo cerebrovascular. El intestino y el cerebro están conectados a través del eje intestino-cerebro. Una microbiota intestinal diversa y equilibrada —favorecida por el consumo de fibra, probióticos, prebióticos y alimentos fermentados como yogur natural— puede mejorar la producción de neurotransmisores y contribuir a una mejor regulación emocional. El consumo excesivo de productos ultraprocesados, ricos en grasas trans, sodio y azúcares, puede generar inflamación sistémica y afectar negativamente al cerebro. Reducir este tipo de alimentos y optar por preparaciones caseras es clave para proteger la salud cognitiva a largo plazo. ¿Y el chocolate, es bueno? Durante Semana Santa, el chocolate suele estar muy presente. Y si bien muchas veces se lo asocia a los excesos o a la “culpa” por salirse de la rutina alimentaria, desde la neurociencia se ha investigado su impacto positivo —especialmente en su versión más pura— sobre el cerebro. El chocolate amargo, con alto contenido de cacao (más del 70%), es fuente de flavonoides, magnesio y compuestos que estimulan la liberación de serotonina, lo cual favorece el estado de ánimo “El chocolate amargo, con alto contenido de cacao (más del 70%), es fuente de flavonoides, magnesio y compuestos que pueden estimular la liberación de serotonina, lo cual favorece el estado de ánimo y aporta antioxidantes beneficiosos para la salud cerebral”, señaló la licenciada Vilaró. La clave está en la moderación y en la calidad del producto: “No se trata de evitarlo, sino de elegir opciones con menos azúcar, sin grasas hidrogenadas y más contenido de cacao. Así, disfrutar del chocolate puede ser parte de una alimentación saludable y placentera”. Semana Santa puede ser una oportunidad para reflexionar no solo sobre nuestros vínculos y rutinas, sino también sobre la forma en que nos alimentamos. Pequeños cambios sostenibles en la alimentación pueden tener un gran impacto en la salud mental y cognitiva. Incluir alimentos naturales, variados y nutritivos es una forma concreta de cuidar nuestro cerebro todos los días.
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