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Fecha: 16/04/2025 20:14
Evangelio de hoy – Pildorasdefe.net Miércoles, 16 de abril, 2025 Lecturas completas: Clic aquí y reflexiona Maria, Comparte el Evangelio a través de los botones de compartir y que el amor de Dios llegue a más personas. Dios te pague Facebook Twitter Telegram Whatsapp Oración de preparación Señor, hoy me duele imaginar cómo tu corazón fue herido por la traición de uno de los tuyos. Judas, aquel que comía de tu mesa, vendió al Amor por unas monedas que pronto se volvieron amargas en sus manos. Enséñame a velar sobre mis pensamientos, a discernir los movimientos de mi corazón para no dejarme seducir por aquello que me aparta de Ti. Jesús, en Ti confío. Amén. (Qriswell Quero, Pildorasdefe.net) Maria, disfruta de un tiempo de paz en la mañana con la Oración del Día, para ponerte en la Presencia de Dios. Haz clic en el siguiente botón: Clic aquí para Orar Celebración de hoy Reflexión del Miércoles Santo: Oración para la Semana Santa Con la reflexión y oración del Miércoles Santo, aprendemos que el pecado nos separa de Dios, a no traicionar con la indiferencia: Oraciones de Semana Santa Coronilla a la Misericordia Coronilla a la Divina Misericordia de Hoy Miércoles y Consagración Nos encomendamos a la protección y cuidado paternal de San José, protector de toda la Iglesia. Oramos por tus intenciones Lecturas del día Maria, hoy se nos muestra una escena de dolor y misterio: la traición de uno de los doce. Judas Iscariote, quien fue testigo de los milagros y la misericordia del Señor, vende a su Maestro por unas monedas. Presta atención a las lecturas de hoy. Otras celebraciones: Santa Bernadette Soubirous presenció las apariciones de María, Virgen de Lourdes. Santa Bernardita de Lourdes se hizo religiosa y fue muy piadosa. Biografía Isaías 50,4-9a. El Señor Dios me ha dado una lengua bien entrenada, para que sepa decir a los cansados una palabra que los despierte. Mañana tras mañana abre mi oído para que oiga; Y no me he rebelado, no me he vuelto atrás. Di mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; mi rostro no protegí de bufidos y escupitajos. El Señor Dios es mi socorro, por eso no he caído en desgracia; he puesto mi rostro como el pedernal, sabiendo que no seré avergonzado. Está cerca el que defiende mi derecho; si alguien quiere oponérseme, comparezcamos juntos. ¿Quién discute mi derecho? Que se enfrente a mí. Mira, el Señor, Dios es mi ayuda; ¿quién me probará que estoy equivocado? Salmo 69(68): Señor, en tu gran amor, respóndeme. (R) Por tu causa soporto el insulto, y la vergüenza cubre mi rostro. Me he convertido en un paria para mis hermanos, en un extraño para los hijos de mi madre, porque el celo por tu casa me consume, y los insultos de los que te blasfeman caen sobre mí. /R. El insulto me ha destrozado el corazón, y estoy débil, busqué compasión, pero no la hubo; consoladores, ni uno pude encontrar. Más bien, pusieron hiel en mi comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre. /R. Alabaré el nombre de Dios con cánticos, y lo glorificaré con acciones de gracias: «¡Mirad, humildes, y alegraos; los que buscáis a Dios, que reviva vuestro corazón! Porque El Señor escucha a los pobres, y no desprecia a los suyos que están presos». /R. Mateo 26,14-25. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?». Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?». Él respondió: «Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos». Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará». Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: «¿Seré yo, Señor?». Él respondió: «El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!». Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: «¿Seré yo, Maestro?». «Tú lo has dicho», le respondió Jesús. Palabra del Señor. .
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