Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Una mirada desde la alcantarilla. Como el fuego

    Parana » Ahora

    Fecha: 16/04/2025 03:55

    Como el fuego Una mínima fricción y los troncos caen, las chispas saltan y se difuminan en el aire. Se desbarata la pira, la madera pronta a convertirse en ceniza, las llamas se vuelven translúcidas e íntimas: se guarda un último fulgor en el corazón de la brasa. El viento la revive por segundos. Después todo es gris, todo es final. Un bosque sin árboles, una casa sin pájaros, picaportes caídos, tallos secos, ollas abolladas, la corrosión entre los dientes. El chiflete de aire, tapalo, tapá el chijete, decía mi abuelo en los días interminables de encierro en el geriátrico. A veces, llamamos a la muerte. Queremos que el fuego queme los tobillos de la leña, que caiga todo lo que ardió. Pero el lenguaje no cede a la corrosión. Tiene que decirse para salvar algo. Un grito de ayuda en la voz de las flores del diablo, el aullido entre las antenas de los edificios, la luna interpuesta entre las cosas que quieren rajar el cielo. Un pino inmenso del cementerio, la aguja del tiempo en el tablero del auto ¿a qué velocidad van los días? ¿cuántos metros excavamos por este petróleo? ¿rompimos muelas o rocas? ¿enterramos manos o es la boca que habla desde el fondo de una cueva? El pie en el acelerador, la banquina dispuesta a tragar el hoyo en el centro de tu pecho. Escribe Clarice Lispector: Dije una vez que escribir es una maldición. No me acuerdo exactamente de por qué lo dije, y con sinceridad. Hoy repito: es una maldición, pero una maldición que salva. No me estoy refiriendo del todo a escribir para el periódico. Sino escribir aquello que eventualmente puede transformarse en un cuento o en una novela. Es una malddición porque obliga y arrastra como un vicio penoso del cual es casi imposible librarse, pues nada lo sustituye. Y es una salvación. Salva al alma presa, salva a la persona que se siente inútil, salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba. Escribir es intentar entender, es intentar reproducir lo irreproducible, es sentir hasta el último momento el sentimiento que permanecería apenas vago y sofocante. Escribir es también bendecir una vida que no fue bendecida. *

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por