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Federal » El Federaense
Fecha: 15/04/2025 23:52
Gabriela Trenchi vive una lucha constante contra el dolor, tanto físico como emocional, que le ha dejado una intervención quirúrgica negligente de casi una década atrás. La historia de Trenchi refleja el sufrimiento de muchas mujeres que han sido víctimas de prácticas médicas indignas. “Este mes se cumplen diez años de mi lucha, y aún no hay una sentencia firme”, confesó con pesar. Un caso emblemático de negligencia médica El nombre de Aníbal Lotocki ha resonado en el ámbito de la medicina estética, no solo por su trabajo, sino por las numerosas condenas en su contra. Lotocki ha sido sentenciado a ocho años de prisión y una inhabilitación de diez años para ejercer. Entre sus víctimas se encuentran figuras como Silvina Luna, Pamela Sosa y Stefanía Xipolitakis, pero la historia de Gabriela Trenchi es especialmente impactante. El sufrimiento de Gabriela Desde 2015, Gabriela ha padecido intensos dolores que la han llevado a realizar múltiples terapias y a aplicar sueros en un intento por aliviar la inflamación de sus piernas. “Mis brazos están llenos de marcas por los pinchazos”, relató en una emotiva entrevista. En su caso, fue sometida a una administración de un biopolímero prohibido, mezclado con silicona y grasa corporal, que le ha causado serias complicaciones de salud. Una tragedia compartida Gabriela no está sola en su dolor. Ha recibido mensajes de apoyo de personas en lugares tan lejanos como Estados Unidos, España y Uruguay, quienes han atravesado situaciones similares. Es por eso que decidió escribir un libro, no solo para contar su experiencia, sino para concientizar sobre la ausencia de regulación en el sector de las cirugías estéticas en Argentina. “No estoy en contra de la cirugía estética”, aclara Gabriela, “sino de la falta de control”. aclara Gabriela, Existen muchos operadores que, como Lotocki, actúan sin supervisión. “Cualquiera puede inyectar cualquier cosa sin ser sancionado” El camino hacia la justicia El juicio de Lotocki fue un proceso que deberían haberlo aliviado. Sin embargo, para Trenchi fue una nueva fuente de decepción. La reducción de la calificación de la estafa y de la pena dejó un amargo recuerdo. “Si se le hubiese inhabilitado a tiempo, muchas tragedias se hubiesen evitado”, expresó con tristeza. La búsqueda de una reforma A pesar del reciente fallo que reconoce la estafa y la operación no consentida, Gabriela sigue sintiéndose desolada. Su declaración fue más de un lamento: “Cada día es un regalo, porque no sé cuánto tiempo más estaré aquí”. Aun así, está decidida a seguir luchando, especialmente por la creación de una ley que regule, de verdad, la práctica estética en el país. Gabriela concluye: “Esto no es solo sobre Lotocki; es un sistema sin control que está dañando a muchas personas”.
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