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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/04/2025 04:49
Hasta el 86 % de los plásticos provienen de la pesca, un dato alarmante que subraya la magnitud del problema en los ecosistemas marinos (Imagen Ilustrativa Infobae) La imagen popular que muchos tienen de la gran mancha de basura del Pacífico (GPGP, por sus siglas en inglés), con montañas de desechos plásticos concentrados, resulta ser inexacta y algunos expertos consideran que minimiza la verdadera naturaleza de este problema. Lejos de encontrarse como una masa visible de basura, este fenómeno se asemeja a una “sopa de microplásticos” dispersos en un espacio inmenso del océano que representa una amenaza para la vida marina. Así, al “contrario a la opinión popular, la mayor parte de la isla de basura está formada de microplásticos que dan forma a una superficie flotante, mientras que solo algunas botellas, envases y toda clase de envolturas en los extremos mantienen su aspecto original”, apuntaron desde la Fundación Aquae. Esta confusión sobre la visibilidad de la mancha ha llevado a muchos a imaginarla como una isla sólida de residuos, cuando en realidad está compuesta en su mayoría por fragmentos diminutos. El acceso a la GPGP, ubicada dentro del remoto Giro del Pacífico Norte, requiere navegar días a través del océano. Como explicó Bruno Sainte-Rose, experto de la fundación The Ocean Cleanup, el panorama cambia tras recorrer cerca de 5.600 kilómetros desde Canadá: ”De repente, después de tres días y medio de navegación, se observa un aumento en la cantidad de avistamientos de escombros”, declaró al medio. Estos desechos incluyen redes fantasma y diminutas partículas plásticas que forman esa “sopa”. Según esta organización, hasta un 86 % de los plásticos provienen de la pesca, un dato alarmante considerando su impacto ambiental. Aunque su nombre evoca imágenes dramáticas, la realidad es más compleja: una vasta extensión de microplásticos dispersos en el océano (POLITICA INVESTIGACIÓN Y TECNOLOGÍA IOP PUBLISHING) Una acumulación de 50 años Aunque la atención mediática hacia la contaminación plástica en los océanos ha crecido en las últimas décadas, este problema no es nuevo. Desde 1973, marineros ya notificaban altos niveles de contaminación en las aguas del Pacífico. “De hecho, la Estación Espacial Internacional está más cerca de la GPGP la mayor parte del tiempo que del resto de los seres humanos”, sostuvo Sainte-Rose, citado por Popular Science. La gran mancha de basura del Pacífico cubre un área dos veces el tamaño del estado de Texas, en Estados Unidos, teniendo en cuenta que esa región ocupa 695.660 km², o una extensión aproximadamente equivalente a todo Perú que es de 1.285.216 km². Es el resultado de las corrientes del Giro del Pacífico Norte. Estas atrapan residuos y los concentran en dos zonas principales: la Mancha Oriental (entre California y Hawái) y la Mancha Occidental (cerca de Japón). Estos plásticos se acumulan donde los vórtices que giran lentamente dentro del giro atraen los residuos. Este constante movimiento mantiene los desechos circulando y dificultan su recuperación. De esta forma, esa acumulación de basura se generó por las millones de toneladas de desechos plásticos dispersos en el océano que son arrastrados por las corrientes hacia el giro del Pacífico Norte (un punto de convergencia de las corrientes en el que el agua se mantiene estática). En ese punto, las corrientes de rotación las agrupaban y las devolvían de manera cohesionada al océano. Se están implementando, además, sistemas de barrera en ríos altamente contaminados con el propósito de interceptar plásticos antes de que lleguen al océano (Imagen Ilustrativa Infobae) La fundación sin fines de lucro The Ocean Cleanup ha liderado iniciativas innovadoras para reducir el impacto de esta contaminación. Una de sus metas más ambiciosas es limpiar el GPGP en un plazo de diez años, estimando un costo de 7.500 millones de dólares. Según esa entidad, en 2024 retiraron 11,5 millones de kilogramos de basura a nivel global. Sin embargo, su estrategia no parece estar acercando una solución completa. Aunque las redes utilizadas son eficaces retirando grandes objetos, más del 90 % del total son microplásticos, partículas menores a 5 milímetros, lo que presenta limitaciones significativas en los sistemas actuales. Una problema importante es el impacto ecológico secundario que estas operaciones podrían ocasionar. Según Sonja Oberbeckmann, microbióloga marina del Instituto Federal de Investigación y Pruebas de Materiales en Alemania, organismos y microbios suelen adherirse a las partículas plásticas. “Se ve una diversidad muy amplia de microorganismos adheridos al plástico”, algunos de los cuales son especies invasoras que no deberían encontrarse allí. Esto sugiere que, involuntariamente, también se afecta la vida microscópica en el océano, subrayó. A pesar de las iniciativas de limpieza, el océano sigue absorbiendo millones de toneladas de plásticos, con consecuencias irreversibles para el medio ambiente (Imagen Ilustrativa Infobae) Además de trabajar directamente en la Mancha, The Ocean Cleanup ha implementado sistemas de barrera en ríos altamente contaminados con el propósito de interceptar plásticos antes de que lleguen al océano. Estas intervenciones en áreas costeras resultan más sencillas y económicas para gobiernos locales, que ven un beneficio tangible en sus propias regiones. Por ese motivo, es más fácil atraer financiación para ríos que para una zona tan remota como la Gran Mancha de Basura del Pacífico. Para Sainte-Rose, el desafío también radica en la percepción pública: ”Es un problema de todos y de nadie, ¿no?”, resumió. Este fenómeno global no solo resulta lejano para muchos, sino que ninguna nación puede admitir la responsabilidad exclusiva de su impacto.
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