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  • El Gobierno festejó la nueva etapa del plan económico, pero monitorea el impacto en la campaña

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 15/04/2025 04:48

    El presidente Javier Milei (Foto: REUTERS/Cesar Olmedo) Otra vez euforia. A la salida de un verano esquivo, con crisis de reservas y pérdida del control de la agenda pública, la algarabía volvió al Gobierno. Hacía tiempo que no se vivía un clima así. Habría que remontarse al año pasado. Anoche, en una extensísima entrevista en el canal de streaming Neura, Javier Milei cantó algunas de las estrofas del tema burlón y ofensivo contra “mandriles”, anclado en la liberación del cepo, que ideó su cineasta y que más temprano había sido compartido con euforia por el presidente con el equipo económico en el Ministerio de Economía. Hubo festejos muy airados tras la visita del secretario del Tesoro norteamericano -Scott Bessent estuvo más tiempo arriba de un avión que en Buenos Aires, un dato que habla por sí solo-, el acuerdo con el Fondo Monetario y un lunes sin traumas para el nuevo esquema cambiario. “¿Ya podemos afirmar sin lugar a dudas que es la mejor salida del cepo de la historia?”, se preguntó, altivo, Santiago Caputo ayer desde las redes. El asesor, principal estratega de la comunicación oficial, con control de buena parte de los resortes más sensibles del Estado, desplegó la narrativa durante todo el fin de semana tras el anuncio del viernes de Luis “Toto” Caputo que marcó el inicio de la nueva etapa del gobierno, y una apuesta crucial para el futuro del proyecto libertario. Anoche, en la charla con Alejandro Fantino, después de que el precio del dólar oficial se acomodara en el primer día sin restricciones en torno a los $1.230, Milei fue un paso más: pronosticó que la divisa se irá hasta el piso de la banda establecido por el gobierno, que habrá una acumulación de reservas de 4.000 millones de dólares y que los precios van a bajar porque “los que están remarcando no van a tener demanda”. “O bajan los precios o quiebran, es su decisión”, desafío el mandatario. Más temprano, José Luis Daza, el viceministro de Economía, había dicho que no le inquietaba el pass through, y que la inflación “va a colapsar” en la Argentina. El gobierno cambió el chip, urgido por la fatiga del programa económico. Desde el estallido del caso $LIBRA de febrero que Milei no tenía semejante dominio de la agenda pública, aunque desde el Ejecutivo reconocen que los próximos meses serán claves y que la evolución de la nueva etapa del programa monetario y cambiario tendrá impacto en la suerte de La Libertad Avanza en las elecciones de medio término. La Casa Rosada anunció el viernes las nuevas medidas dos horas después de que el INDEC oficializara que la inflación de marzo giró en torno al 3,7% y que se acumularan dos meses consecutivos de alza en los precios. Milei está convencido de que el plan, acompañado de una recalibración en el ajuste del déficit fiscal de 0,3 puntos del PBI, como confirmó el viernes el ministro de Economía, va a funcionar. Que los desembolsos del Fondo y de otros organismos como el Banco Mundial desde hoy hasta mediados de año son suficientes para el sostenimiento del programa y que, en todo caso, habrá un traslado a precios de algunos meses que volverá a corregirse antes de octubre. Fue lo que, hasta ahora, le sirvió a Milei como sostén y que en los últimos meses había empezado a mostrar algunas señales de agotamiento: la sensación de estabilidad. El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo (Foto: AFP) Se trata, por caso, de la mirada más optimista de un plan a largo plazo que, más allá de los resultados, devolvió al Gobierno a un status comunicacional y político de control general que había perdido durante el verano desde el caso $LIBRA, y que no le ocasionó mayores dolores de cabeza por la fragmentación y descrédito de buena parte del sistema político. “Los conejos de la galera son más eficaces que los tiros en los pies”, dijo ayer Andrés Malamud en Infobae en vivo. Por esa polémica que investiga la Justicia, el próximo martes deberá presentarse en el Congreso el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el primero de los cuatro funcionarios citados por la oposición. Ayer se evaluaba si valía la pena que el ministro comparezca este miércoles en Diputados para dar su informe de gestión establecido por la Constitución, en vísperas además del fin de semana largo de Semana Santa. El Gobierno intentará capitalizar la euforia y aprovechar esta nueva etapa de la gestión con una batería de temas que se prevén soltar en las próximas semanas, y que incluyen, por ejemplo, una reforma migratoria para más adelante sobre la que se trabaja en estos días, en especial, para terminar de definir si tiene sustento “constitucional”. Es lo que en su momento Steve Bannon, asesor de Donald Trump, patentó como “flood the zone”, “inundar la zona”: saturar a la opinión pública y a los medios de comunicación con cataratas de anuncios y medidas para acaparar la discusión. En esa conjunción de factores, el económico y el mediático, el Gobierno se encamina a la etapa más decisiva de una campaña electoral que este domingo tuvo su primer test en Santa Fe, en las elecciones locales y de convencionales constituyentes, que arrojó algunas conclusiones preliminares. Mauricio Macri, Jorge Macri y Cristian Ritondo La primera, la baja participación, por debajo del 60%, que en la provincia adjudican a la confusión en la convocatoria y a una posible apatía de parte del electorado con el sistema político. La segunda, el triunfo de Maximiliano Pullaro, que alcanzó 33 de 69 convencionales con él mismo como principal candidato. La tercera, una performance algo apática por parte de La Libertad Avanza, que terminó tercero a nivel provincial más allá de un resultado muy auspicioso en Rosario. “Acá todos dicen que ganaron, pero perdieron todos. Algunos poco, otros mucho”, sentenció una fuente provincial. Pullaro volvió a imponerse como la figura más relevante y hegemónica de Santa Fe, pero perdió votos en comparación a 2023. En el caso de LLA, fue su primer test provincial. El peronismo volvió a ir dividido. El escenario provincial, en ese sentido, volvió a confirmar un tablero de tercios. En ese contexto, en el Gobierno existía ayer una sensación amarga. La decisión de encolumnarse detrás del diputado Nicolás Mayoraz, en una oferta separada a la candidatura de Amalia Granata, no terminó de aglutinar consensos puertas adentro. “Había que hacer un acuerdo o no competir, pero no competir por separado”, dijo ayer un operador libertario. Se impuso, de todos modos, la postura de Eduardo “Lule” Menem, uno de los principales asesores de Karina Milei. Así, en el partido libertario conviven dos posturas: el interés en los armados provinciales, por un lado, y la necesidad de privilegiar la estrategia nacional. En el primer bando se ubican los Menem. Tienen particular injerencia en las decisiones de la hermana del Presidente, que está a cargo del espacio y que tiene la palabra final en el territorio y en el armado de la estrategia electoral. Para la hermana de Milei, cobra por eso especial relevancia la elección a legisladores de la Ciudad de Buenos Aires que ayer volvió a subir un escalón en el nivel de tensión entre la familia presidencial y los Macri, Mauricio y Jorge, de cara al 18 de mayo. La escalada exhibe, por un lado, que Milei está decidido a enfrentar a su antecesor y a tratar de convertirse en el único referente del electorado de derecha y la centroderecha. Y que Macri está dispuesto a defenderse de esta avanzada aún cuando su partido quede reducido a un distrito y a una composición parlamentaria muchísimo menor a la actual. No hay por el momento indicios de que la disputa vaya a zanjarse, y hay versiones insistentes de que en cualquier momento puede salirse de cauce. Ayer Milei se refirió a la Capital como el “reducto” de los Macri, dijo que había sido el jefe de Gobierno el que rompió cualquier tipo de acuerdo cuando adelantó el calendario y que, por el contrario, culpaban a su hermana por esa puja en torno a la “casa matriz”, como llaman dentro del PRO a la capital. La disputa llegó a tal nivel que el Gobierno avanzó llamativamente desde Migraciones contra Antoni Gutiérrez-Rubi, el consultor catalán de los Macri al que le revocaron deliberadamente la residencia en el país porque el Presidente lo acusa de haber montado en el 2023 una campaña sucia contra él cuando trabajaba para el Frente de Todos. El asesor se presentará hoy en Migraciones a través de sus abogados, para pedir una “reconsideración” de esa decisión. En el Gobierno tienen confianza en la candidatura de Manuel Adorni. Es interesante porque tanto el PRO como LLA tienen un solo objetivo: superar al otro, aún cuando eso implique cederle el primer lugar al peronismo. En el caso de Adorni, la apuesta del Ejecutivo es doble porque es el candidato de Karina Milei, que ordenó avanzar sobre el territorio porteño y el bastión insignia del PRO, y que pone en juego su rol de armadora electoral. Por su parte, Macri volvió a hablar el lunes. Está visiblemente enojado con los Milei. Mostró apoyo a la apertura del cepo, aunque aclaró: “Devaluación va a haber, obviamente”. En privado destila más furia. Públicamente, volvió a cagar contra Milei y su hermana y exhibió otra vez la fractura con la familia presidencial, acusando al presidente de mentiroso un rato después de que el jefe de Estado dijera que está muy avanzado el acuerdo con el PRO en territorio bonaerense. En TN, Macri remarcó que aún no hay ningún acuerdo cerrado, subrayó que incluso había hablado antes de entrar al estudio de televisión con Cristian Ritondo y que éste le dijo que no hubo más avances que las fotos que el Gobierno se encargó de filtrar en las últimas semanas. Javier Milei y Scott Bessent, secretario del Tesoro de los Estados Unidos Lo cierto es que hay algunos dirigentes del PRO, con Diego Santilli y Guillermo Montenegro a la cabeza -dos de los que se reunieron la semana pasada con el Gobierno-, que ya están decididos a trabajar en una alianza conjunta con LLA de cara a las elecciones provinciales de septiembre próximo, convocadas por Axel Kicillof. La elección bonaerense se encamina a convertirse tan o más relevante que la de la capital. En ambos casos, porque tanto Jorge Macri como el gobernador se juegan el futuro político. Y la gobernabilidad de los próximos años. La baja participación en los comicios de Santa Fe de este domingo abren ahora un interrogante en la provincia de Buenos Aires tras la decisión de Kicillof de adelantar el calendario y organizar por primera vez un cronograma electoral desdoblado del nacional. Representa además un desafío extra para el Gobierno en una región, como el Gran Buenos Aires, en la que el peronismo K tiene su mayor caudal electoral, y en la que la economía presenta su peor cara.

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