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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 14/04/2025 02:12
De ANÁLISIS En el programa de televisión Memoria Frágil (Canal 9, Litoral todos los sábados a partir de las 20:30 y también por YouTube -www.youtube.com/@memoriafragiltv16), se abordó la historia de Gabriel Massat. Un hombre temido dentro y fuera de las cárceles, y uno de los delincuentes más violentos y peligrosos que conoció la ciudad de Paraná. Su nombre se vinculó a múltiples crímenes, robos y enfrentamientos armados, muchos de los cuales quedaron impunes por falta de pruebas. En su historial aparecen episodios emblemáticos como el crimen de Dalma Otero en 1996, y hechos sin resolución que lo involucraron en la muerte de un productor agropecuario y del exfutbolista Víctor Paloma Quintero. Cristian Medrano (policía en ese entonces), Mauricio Antematten (periodista), Marcos Rodríguez Allende (abogado), Marcelo Clariá (policía y víctima de Massat), los fiscales Ignacio Arramberry y Juan Francisco Ramírez Montrull y el testimonio de Laura Godoy (hija del jefe narco Julio Godoy), dan cuenta de esta personalidad violenta y reconstruyen esta historia, En cada penal al que ingresaba, Massat se convertía en líder por su conducta intimidante y despiadada. Y en la calle, actuaba como un sicario temido, siempre armado, con sus infaltables lentes de sol y un historial que lo hizo casi intocable para la Justicia. Prófugo al momento de su muerte, Massat cayó finalmente en un tiroteo con la policía en abril de 2016. Su figura sigue siendo recordada como la de un hombre cuya violencia dejó una marca indeleble en la historia criminal de Entre Ríos. Gabriel Massat, violencia y muerte Gabriel Massat fue uno de los hombres de Paraná con mayores registros de violencia y muerte en la capital entrerriana. Fue varias veces condenado y en otras instancias la justicia no pudo lograr suficientes pruebas para detenerlo y sentenciarlo, como el caso del crimen de Dalma Otero, en marzo de 1996. Cristian Medrano “Bueno, a Gabriel Massat lo tengo grabado de toda mi carrera policial, cuando empecé allá en el ´94-´95 ya se hacía escuchar Gabriel por su accionar delictivo. Participaba en robos menores, siempre en la zona de San Agustín. Cuando fueron avanzando los años, yo tuve una participación en el Grupo Especial, en Comando Radioeléctrico. Salgo del trabajo de la Comisaría y ahí fue más constante la ubicación de Gabriel que hacía delitos en la zona de San Agustín. Incluso, venía de zona céntrica, se caracterizaba porque era violento, usaba armas de fuego… le gustaba, lamentablemente, le gustaba golpear a las personas. Después tuvo una particularidad, no se sacaba los lentes de sol, andaba las 24 horas… de noche, así que cada vez que cometía un ilícito lo teníamos individualizado, lo reconocíamos. Después salió de la provincia, nos llamaban de Santa Fe para tratar de ubicarlo, convertía hechos. Empezó a hacerse nombrado por Homicidios que lo estaban buscando, con los cuales tengo entendido que quedó impune porque no hubo pruebas suficientes. Pero, sí me consta que fue nombrado en tres homicidios. Otero, la persona agropecuaria también hay en ruta 18, y bueno, y lo conocía yo a Paloma Quintero porque solíamos pasar por el local a ver si lo saludamos también en las recorridas, así que eso me causó también mucha lástima. Pero, bueno, nunca hubo pruebas suficientes como para que llegaran a tener una condena y quedó impune”. Mauricio Antematten “Gabriel Massat, es una persona que conocí como un delincuente muy particular. Y lo digo sin intención de hacer un acto discriminatorio, pero desde que supe del nombre de Gabriel Massat, desde mi trabajo periodístico, lo supe como sinónimo de violencia, de actitudes hostiles hacia sus víctimas. Incluso llegué a pensar en algún momento con algún poder por sobre los demás. Esto me pareció cuando en el año 2000 hubo un motín, en la Unidad Penal número 1, También tuvo protagonismo en la cárcel de Coronda, pero en la cárcel de Paraná era uno de los que, envalentonados, estaba al frente junto a otros dos conocidos delincuentes de Paraná, de esa época, ¿no? Cargando lanza y llevando la voz, la voz cantante, con la que intentaban llevar adelante un reclamo. Creo que fue la primera y única vez que vi a tantos jueces, abogados, fiscales que se autoconvocaron en la Unidad Penal número 1. Y recuerdo todavía, quedó una foto, una foto de tapa de uno de los diarios de aquella época, de la doctora Nora Alan Franklin, con las manos arriba diciendo “¡Paren, paren!”, porque estaba la decisión ya de empezar a descargar con armas antitumulto, a bajarlos, ante la posibilidad de que esto se vaya a mayores. Hubo tema de colchones, hubo incendio, hubo mucha violencia. Pero, justamente la doctora Alan Franklin fue una de las que me dio para que esto no pasara a más de lo que fue en esa época”. Marcos Rodríguez Allende “A Gabriel Massat lo recuerdo a partir de un acontecimiento que fue tremendo en la ciudad de Paraná y en la provincia de Entre Ríos, un homicidio aberrante… un homicidio con características terribles, que fue la muerte de Dalma Otero. Estamos hablando de marzo del año 1996. Yo, a partir de ahí, lo conozco a Gabriel Massat. Lo conozco bien. En la muerte de Dalma Otero, que sin duda fue una muerte que lo marcó a Gabriel Massat. Él fue uno de los autores materiales junto a Julio Godoy, que subieron aquella siesta, aquel marzo de 1997, y provocaron la terrible muerte de Dalma, quien era secretaria de un Juzgado Laboral, del Juzgado Laboral número 4, y muy querida por todos y, sobre todo, por el mismo Poder Judicial. Esa investigación que nació mal y se desarrolló mal y nunca se pudo determinar los autores materiales, que con los años después fue Vox Populi de quién fueron, pero nunca se investigó. Es más, prescribió ya hoy, y prescribió porque están los dos muertos: Julio Godoy y Gabriel Massat ya están muertos. Pero, fueron sin duda ellos dos. Y Gabriel Massat eso lo marca como un inicio… siempre fue violento en su juventud, pero ese fue su primer homicidio que marca esta carrera delictiva tremenda y de características diabólica muy peligroso, sobre todo, bajo el consumo de drogas y alcohol. Era una persona muy peligrosa. Y a partir de ahí, yo ya lo conozco a Gabriel Massat”. La peligrosidad de Massat siempre aumentaba bajo el consumo de drogas y alcohol. Era líder de sus compañeros en cada cárcel que llegaba y aplicaba siempre su poder violento. Afuera de las cárceles, no dudaba en apretar el gatillo cuantas veces fuera necesario y fue autor de numerosos atracos en Paraná. Marcelo Clariá “El recuerdo latente que tengo ese día, un día martes, 11e de noviembre, más o menos a las diez y media de la mañana. Yo salgo de la Comisaría uniformado, de recorrida peatonal. En ese día tenía poca gente, así que salgo solo. Bueno, cruzo la vereda de calle Gualeguaychú, me dirijo ya a la zona céntrica y a una cuadra y media más o menos... Un cuida-coche me dice que lo llamaban. Me señalaron un balcón. Yo miro el balcón y había una señora. Estaba pálida. Y me dice que habían entrado a robar, dos masculinos armados, me dice, y me tira el manojo de llave. Así que recojo la llave, cuando miro otra vez hacia el balcón, ya no estaba más la mujer. Miro ahí la dirección que me había dado, que era Gualeguaychú 176. Miro, veo que no hay ningún cartel, que sea negocio o lo que sea, así que empiezo a abrir con la llave que me había dado la mujer. Abro la puerta, miro el pasillo y había una escalera. Hago un llamado telefónico a la Sala del Comando Radioeléctrico, pidiendo apoyo, me identifico como el jefe de la Comisaría Segunda, que iba a corroborar un asalto, que casi seguro era positivo, primero cuando voy a subir la escalera, la escalera alta hasta el segundo piso, veo una persona que baja, dos escalones, me mira y regresa nuevamente, y le veo un arma, una 9 milímetros en la mano. Así que salgo a la calle nuevamente, miro a ver si había algún policía, porque está la Comisaría, enfrente está la Departamental, No había nadie, así que, bueno, cargo el arma, me pongo a entrar… yo dije, bueno, va a llegar el móvil policial en cualquier momento. Esta persona que me vio, supuestamente debe tener rehenes arriba, dije yo, una casa de familia. Imaginaba un montón de cosas en cuestión de segundos. Así que cuando me dispongo a subir la escalera, bajan dos masculinos. Cuando empiezan a bajar, me doy cuenta por la ropa que tenía, es que yo había visto le arma, así que le apunto, le doy la voz de alto, siguen bajando hasta que le doy nuevamente la voz de alto y paran en tres o cuatro escalones de allá. Yo siempre apuntándole con el alma, cuando escucho voces de la calle, yo pienso, es el apoyo. Ese descuido mío que miro así para el costado, ahí se me abalanzó, se me tiró encima, casi me caigo. Cuando logro recuperarme veo que tiene uno saca un arma, una pistola con un silenciador. Así que empezamos forcejeo en ese momento. A Massat, yo ya lo reconocí cuando iba bajando, lo reconozco, que es un personaje del del hampa en ese momento. Y bueno, cuando estoy forcejeando con este masculino, y yo a la expectativa de lo que hacía Massat, porque dije, en cualquier momento saca el arma. Después ya me entero que la había descartado arriba, se le trabó el arma cuando la ha querido cargar y la dejó arriba. Bueno, en ese momento yo no sabía, así que empiezo a forcejear con el masculino, siento una detonación de arma que me pega en el rostro, en la cara. Y bueno, ahí lo empujo, lo doy vuelta al muchacho, el otro cómplice de Massat, Rougier, lo doy vuelta de espalda a la calle y ahí lo veo a Massat con un arma en la mano… que el arma seguramente que se le cayó a este masculino en el esfuerzo que hago yo para dar la vuelta, y ahí le efectúo un disparo a Massat y lo pierdo de vista. Sigo empujando al masculino a la calle, salimos a la calle… se me quiere escapar, lo redujo nuevamente en plena calle y ahí llega el móvil del Comando, el primer móvil del comando. Y, bueno, detienen a al que yo tenía… a Rougier, ahí llega Medrano (Cristian), que trabajaba en el Comando. Ahí me pregunta quién era el otro masculino, le digo que era Massat, que era Gabriel Massat. Bueno, ahí me cargan en la camioneta del Comando y me llevan al hospital”. Ignacio Arramberry “Recuerdo que aquella noche. Fui convocado por la División Homicidios de la Policía de la Provincia, con la información de que Massat había sido muerto en inmediaciones de calle Vicente del Castillo. Bueno, con esa información fuimos hasta el lugar del hecho y comprobamos eso. Comprobamos que también, según lo me manifestaban ahí los funcionarios policiales, la muerte había sido producida con un arma. Con un arma de fuego de uno de los policías que intervino en el hecho. Situaciones todas estas que luego se comprobaron con las debidas pericias y demás. Pero, fundamentalmente nos llamó la atención en su momento el porqué de la presencia de Massat en la zona. Y Massat estaba en la zona por los llamados que realizó una persona de apellido Gurdino y familiares de esta persona, manifestando de que a las policías los llamamos, obviamente, manifestando de que Massat estaba en inmediaciones de su vivienda pretendiendo atentar contra la integridad física de esta persona, de apellido Burdino. No solo eso, sino también de que se encontraba armado. Esto fue lo que alertó a los funcionarios policiales a dirigirse hacia ese lugar. Pero, además, alertados también porque contaba con un pedido de detención porque se había evadido de la Unidad Penal número 1 de Paraná. Entonces, llegan hasta el lugar. En el momento de darle la voz de alto e intimarlo a que se entregue, esto sucedió… recuerdo… en los techos de una vivienda… Massat intentó hacer uso del arma de fuego que llevaba… bueno, la acción fue repelida por uno de los funcionarios policiales que intervino en el hecho”. Mauricio Antematten “Para el 2000, yo creo que… yo creo que no… hoy estoy convencido que Gabriel Massat se ha cargado de una muerte importante, Se ha cargado con el homicidio de Dalma Otero: 26 de marzo de 1997. Esto siempre se comentó, se tuvo dudas, se manejó judicialmente con sospechas, pero pude tener la confirmación, de primera mano, de que fue Gabriel Massat, quien pasó el cuchillo por el cuello de la doctora Dalma Otero. Porque el crimen de Dalma Otero fue por encargo. Y quienes subieron a ese sexto piso donde vivía Dalma Otero fueron Julio Godoy y Gabriel Massat. Y Julio Godoy era el que llevaba el cuchillo, según la versión que Gabriel Massat mismo le da a su abogado. Y Julio Godoy no se animó. Empezó a temblar. Gabriel Massat le agarra el cuchillo y asesina a Dalma Otero. Esto provoca que Julio Godoy se descompone, sale a vomitar afuera. Y algo que se hubiera podido investigar, no toda la payasada que se hizo a posteriori, que terminó con todas las personas absueltas. Y que recuerdo, lo dije justamente en este programa, en el momento en que se hacía el racconto de los hechos de Dalma Otero, el único que presentaba una prueba que decía, ¿por qué no investigamos esto?: es la huella, una huella de zapatilla que había pisado sangre y que tenía un tamaño superior al calzado que podían comprobar que hubieran utilizado cualquiera de los sospechosos que estuvieron en el juicio por el caso Salma Otero. Y al que le coincidía esa zapatilla era justamente a Gabriel Massat. Después vinieron otros casos, caso Massari, 2002-2003, por ahí, Marcos Massari, en San Agustín. Un homicidio que también quedó impune y que se acusaba en ese momento, a Gabriel Massat. En ese momento lo representaba como abogado a Gabriel Massat, el doctor Marco Rodríguez Allende. Y justamente cuando logran la falta de mérito y después el sobreseimiento de Gabriel Massat, en el momento en que salen abogados y acusado por la puerta de Tribunales, hay un fotógrafo que capta esa fotografía cuando van con la foja de sobreseimiento, indignada a la sociedad, y esa foto del ´Gordo´ Blanco que deja la impronta para un título que fue ´El abogado del diablo´. Venían después… vendrían después otros casos. El caso Víctor Quinteros, el caso de Víctor Paloma Quinteros, calle Casa Cuberta. Este caso que se produce durante un asalto, un asalto que tiene que ver con el intento de robar dinero de una tómbola que tenía la mujer de Víctor Quintero, el exfutbolista, muy famoso, muy nombrado aquí en Paraná, y que sorprende, digo Gabriel Massat, con otra persona porque fueron las que estuvieron bajo sospecha, y la señora de Quintero se asusta. Sale corriendo para adentro de la casa. Quinteros estaba descansando. Sale en ropas íntimas a las puertas ante el grito de su mujer, tratando de entender lo que estaba pasando y de poner en fuga porque alcanza a escuchar que se trataba de un asalto. Y ahí recibe los disparos en el pecho. Hubo una investigación, hubo un trabajo policíaco, hubo testigos, hubo un acercamiento del nombre Gabriel Massat a la justicia. Y hubo una argucia también. En ese momento, cuando todavía se actuaban con jueces de Instrucción, No es el sistema actual donde trabajan directamente los fiscales que llevan la causa adelante, donde en el Juzgado de Instrucción se dispone una rueda de personas para que se identifique a los que supuestamente habían estado en ese asalto. En ese momento, Gabriel Massat tenía un tatuaje tumbero. Se le dice tatuaje tumbero a los que se hacen en la cárcel. Y en este caso era una lágrima, una lágrima que muchos identificaban como que la persona que había llegado a ese lugar tenía ese tatuaje, esa lágrima tumbera. Argucia del abogado fue que todas las otras personas de similares características morfológicas también les pintaran con una birome, una lágrima. Y esto desorientó a los testigos, puso dudas y llevó a que Gabriel Massat zafara de esa situación”. Con el tiempo, sus delitos se volvieron más constantes y violentos, utilizando armas de fuego y golpeando a las personas. Massat era fácilmente identificable por sus lentes de sol que usaba las 24 horas. Y se consideraba impune en cada uno de sus movimientos. Cristian Medrano “Lo que más me marcó en mi vida, en mi carrera, en los 33 años que cumplí de servicio, fue el hecho del 11 de noviembre del 2008. Una mañana tranquila, yo era segundo jefe del Comando de Radioeléctrico, patrullaje normal durante toda la mañana, nada nada nada fuera de lo común. Guillermo Ocampo, el suboficial que fue mi chofer, pero… ¿qué vimos al mediodía de ese día? Que se había trabado el tránsito en el centro, estaban cerrando los comercios a las 12 del mediodía. Yo venía por la zona de la Plaza de Mayo, acá cerquita por Urquiza; entonces le digo al personal motorizado que cerraran los operativos, porque el jefe del Comando me designaba a mí para que me haga cargo los operativos… él, por lo general al mediodía hacía la tarea administrativa y yo me encargaba de los operativos, cierre de comercio, salida de escuela. Bueno noté que estaba muy trabado el tránsito. Había doble fila sobre la escuela normal, había doble fila en la Catedral… cuando, repentinamente, uno de ´los radio operadores´ indica que toma un llamado telefónico y que le dicen, habla el comisario Clariá de la Segunda, mándame personal urgente que están robando dice en El Ciclón, en calle Gualeguaychú, no sé si 150-160. Y Marcelo Claría corta. Entonces el Radio Operador dice: no sé si es real… irradiá le digo yo. Irradiá, le digo al suboficial. Bueno, vamos a tomarlo como un ilícito en proceso. Nos empezamos a cerrar hacia calle hacia Gualeguaychú y yo quedo bien en la puerta del partido peronista en calle 9 de Julio. Ahí quedo con el vehículo, nos habían dado unos días antes, nos habían dado la Ford Ranger, que era difícil para maniobrar acá en zona céntrica. Por eso siempre apostábamos al servicio de las motos. Cuando abro la puerta del vehículo escucho dos disparos, pero clarito se me puso la piel de gallina así que saqué mi arma reglamentaria, chaleco antibala y corro hasta la esquina cuando vuelvo a escuchar de vuelta dos disparos y venía el oficial Videla Andrés, corriendo por la misma situación, que había quedado trabado por calle Gualeguaychú por el tránsito. Recuerdo que todavía funcionaba la pizzería ´El Tuyú´ … lo veo al hombre, al dueño que yo lo ubicaba, un hombre canoso, de bigotito, me hace seña él, me tiro de cabeza bajo uno de los autos que estaba estacionado, vuelvo a levantar la vista… vuelvo a escuchar el disparo. Más tensión teníamos con Videla y nos fuimos arrastrando de auto en auto, cuando ubico que ´El Ciclón´ era la librería ´El Ciclón´. Nosotros sabíamos que arriba trabajaban realizando rifas para empresas, recaudación también para el bono contribución del Hospital de Niños. Nosotros teníamos ubicados esos lugares que recaudaban plata porque los vendedores iban y venían, como nuestra circulación siempre era en el centro, teníamos conocimiento de los movimientos y eso que no contábamos con la tecnología de 911, pero siempre obraba nuestra buena memoria. Y yo le digo a Videla, le digo ´acá hay recaudación de dinero´. Cuando levanto la vista, veo que va saliendo Marcelo Clariá, el comisario, ensangrentado con el alma en la mano, disparando, otra persona que dispara que lo choca él y corre por calle Gualeguaychú hacia abajo, yo lo veo de espalda. En ese momento Marcelo se agarra el rostro, yo ya desenfundo mi arma con el oficial Videla que estaba a metros mío y fue terrible verlo a la otra segunda persona que lo choca Marcelo y se agarra la pierna y le digo que suelte el arma o que iba a abrir fuego y agarra el arma y la tira. Recuerdo que era de un cañón muy largo, que después veo era una pistola .22 con un silenciador. “Ayúdame Negro”, me decía Marcelo, en la desesperación. La persona delincuente herida en la pierna, bien en la ingle, tenía un disparo. Él decía, “me entrego, tiro un bolso”. El bolso queda abierto, era como de como de las cámaras. A Marcelo lo abrazo, lo contengo, se lo dejo un segundito ahí al oficial Videla, subo corriendo las escaleras porque escuchaba llanto de las personas, pregunto si estaban heridas, si estaban bien. Sack, una mujer que estaba en el balcón, le digo, ¿está bien, está herida? “No, no estoy bien, estoy bien”. Bueno, le digo, si no hay ningún herido, me voy a ayudar mi compañero. Tengas cuidado que el otro señor que salió corriendo dejó un arma en la plantera. La veo así, no la toquen era una 9 milímetros, y cuando bajo la escalera Marcelo me dice: ´Negro me muero, ayúdame´. Así que lo cargamos arriba de la camioneta en la que yo andaba, me saqué la remera policial, le tapé las múltiples heridas que tenía acá en el abdomen, que me llamó mucho la atención que tenía el pantalón abierto y había perdido la pistola, y una herida confusa sangrante en la cara que no podía no podía respirar, muy inflamado. En un momento dado me dice: “Me ahogo, me muero” … ya llegamos al San Martín, dale Ocampo, en dos segundos le doy vuelta porque me dice ´me ahogo´. Lo pongo en posición así ´como en cuatro patas´ digamos que apoyara los brazos, se empapa la remera, le vuelvo a tapar las heridas que eran múltiples y bueno ya llegamos al San Martín, lo bajamos a la rastra con el chofer y ya nos estaba esperando, así que entró directamente a cirugía. No sé, fue algo increíble ver la ver la camioneta bañada en sangre, pidiéndome por favor que le salvara la vida, Marcelo. Bueno, un shock terrible. Me lavé las manos un poquito, me lavé la cara, pedí una camisa prestada a un policía… ´préstame una camisa´, le digo “porque me quedé desnudo” … era un trapo de piso mojado la remera arriba del vehículo, la dejé ahí para que después la perite la Dirección Criminalística, eran todos medios de prueba. Y cuando entro al quirófano que lo miro y digo, por favor ayúdenlo Marcelo, era que uno de los impactos que había recibido, él recibió tres disparos. Uno había sido en el rostro, dos en el abdomen, y un disparo les pegó a las dos hebillas del cinto, a las hebillas del cinto policial y a la hebilla del cinto que tenía puesto abajo, que eso fue la gravedad de las múltiples heridas porque un proyectil se esquirla, se abre, implota así y le produce las múltiples heridas: intestino, hígado, por eso tuvo mucho sangrado, solamente Dios sabe por qué todavía está vivo Marcelito, que todavía tenemos una gran amistad”. Marcos Rodríguez Allende “Yo en ese caso, volviendo a la muerte de Dalma Otero, si bien yo no lo representaba a Gabriel Massat… yo representaba, estuve en ese juicio, era… tenía dos o tres años recién recibido, pero participé activamente en ese proceso que llevaron injustamente a distintas personas a juicio en la muerte de Dalma Otero… que después fueron todas absueltas, salvo su exmarido, que fue condenado a prisión perpetua, como autor intelectual, como autor mediato de esto. Ahí empiezo a tener conocimiento de Gabriel Massat… Massat ya andaba ofreciendo un reloj de características importantes de Dalma Otero, y ahí me conecto con él, a pedido de un juez que estaba investigándolo a Gabriel Massat. Bueno, y a Gabriel Massat lo empecé a conocer porque fui su abogado particular de muchos años, y en muchas defensas él ha tenido la fortuna en distintos tipos de delitos y homicidios que él ocasionó, ¿no? Sin dudas que uno de los homicidios tremendos que hubo también fue la muerte de Paloma Quinteros en una quiniela, no recuerdo bien los lugares ni las características, pero recuerdo que hubo una rueda de reconocimientos que Gabriel Massat se presenta junto a otro grupo de personas que se someten a esa rueda de reconocimiento, y recuerdo que una persona, la testigo que era clave en investigación, no lo puede reconocer a Gabriel Massat. A partir de ahí las pruebas se desvanece, ¿no? Y así se fueron dando distintas investigaciones que nacían mal… porque, a ver, Massat tuvo esa fortuna, tuvo esa suerte en esa época en la cual las tareas de inteligencia, la tarea de investigación, las tareas científicas no eran acordes a lo que hay ahora, ¿no es cierto? Ahora el material probatorio es mucho más moderno que en esa época. Recuerdo también otra muerte en Paraná Campaña, en horas de la noche, con un productor agropecuario. Llega al lugar y Gabriel Massat solo, lo estaba esperando. Siempre él tenía datos concretos, esto es muy importante, siempre hubo gente atrás de Gabriel Massat, que aportaban datos concretos, datos del lugar, datos del dinero que había. Y volviendo a este productor agropecuario -De Martín creo que era el apellido- una persona con características físicas muy importante. Llega la noche con su camioneta y lo intercepta Gabriel Massat a esta persona, se resiste y le efectúa un disparo mortal. Normalmente él disparaba, él robaba y disparaba, o en otras ocasiones directamente iba a matar, era una persona con características de sicario. El tema hoy es que un sicario es casi un profesional, un sicario no se va a drogar, no va a tomar alcohol para cometer el delito porque tiene que salir impune de ese delito. Gabriel Massat tenía que consumir para convertirse en ese diablo como persona, ¿no? Y mataba. Mataba y a veces mataba y dejaba cosas… huellas, que, vuelvo, en esa época era común no poder determinarla. Hoy si hubiese pasado un Gabriel Massat, era casi imposible que podía estar en libertad como en esa época estaba, ¿no?”. Gabriel Massat no pudo ser alcanzado por la justicia en varios crímenes. Por un lado, el caso de Dalma Otero, pero sucedió lo mismo con un productor agropecuario en ruta 18, y el exdelantero de Atlético Paraná y Unión de Santa Fe, Víctor Paloma Quintero, debido a la falta de pruebas suficientes. Laura Godoy “Capobianco iba a la casa de mi papá… nosotros los viernes cuando íbamos a comer con él se presentó esa nueva persona distinta a la que él se relacionaba. Un hombre muy educado y demás que incluso decía que a mi hermana le iba a conseguir una escuela católica. Mi hermana iba al Cristo… A mí me daba muy mala espina. Y mi papá un día en broma nos dijo a nuestra familia -no voy a dar nombres- que iba a cobrar mucha plata por matar a una mujer. Y el día que sucedió eso… yo no me lo olvido más porque yo estudiaba Ciencias Económicas y ese día me empezó a latir el corazón y estaba en una clase y salí disparando. Tenía yo la llave de la casa que era de mi madre, pero vivía mi padre porque él era obsesión que tiene por esa casa”. -Fue un miércoles previo a Semana Santa. -“Sí me acuerdo, un 26 de marzo. Lo recuerdo patente. Llegué; él no estaba. Era muy raro que la hora de comer no esté. Entonces, tiré un colchón en el comedor y prendí la tele y me acosté a esperarlo… lo que iba a hacer porque yo temía como que algo le iba a pasar pensando más que nada por la droga. Y cuando lo escucho llegar, ay, no me sale este chico que estuvo implicado… que él fue el asesino… estoy segura que era terrorífico, criminal. Y cuando escuché la voz de él, no sé por qué cosa, cerré los ojos cerré los ojos, como que estaba dormida. Abrieron la puerta y dijo mi papá "Uy está, lávate las manos", le dijo a este chico. Y después que salió a lavarse las manos “andá al fondo y quemá el bolso” o el maletín perdón el maletín”. Mauricio Antematten “Vendría después el tema de Pedro De Martín en Espinillo Norte. Un hombre, un empresario agropecuario que llegaba a su casa… 31 de diciembre, si no me equivoco, 2007. Llegaba a su casa y ahí es lo que yo decía hoy… el tema del sicariato. Se comentó que alguien lo podía mandar a matar o que se tratara de un robo, pero llamó la atención que Gabriel saliera del ámbito local de Paraná, que fuera justamente ahí cómo habían llegado los datos para él y para otro cómplice, que Pedro De Martín podría llegar a tener dinero, podría llegar a tener valores en la casa. Fue un hecho muy cruel, fue un hecho muy cruel porque lo llegan a tomar a Pedro De Martín al momento de bajar de su Ford EcoSport. Lo amenazan con un arma y le pegan un tiro en la nuca, como una ejecución. Y quedaron las dos versiones. O fue una actitud de sicario o fue que valientemente, y yo creo en esta segunda posibilidad, valientemente Pedro De Martín se resistió a ser llevado al interior de la casa a punta de revolver, porque sabía que adentro de la casa estaba su mujer embarazada: 31 de diciembre era… Fíjate, 30 diciembre, 30 de diciembre. Y ponía en riesgo a su mujer, a una hijita, y prefirió resistir. Y eso, conociendo que Gabriel Massat no tenía la capacidad de actuar pacientemente, pudo haberle disparado en la cabeza. Hubo el hallazgo, una evidencia ¿no? Una gorra de lana con pelos. La morfología de los pelos coincidía con la de Gabriel Massat. Pero, otra vez, yo digo siempre, no hay crimen perfecto, hay investigación deficiente. Si no se pudo investigar, hubo nuevamente un abogado hábil, seguía siendo el abogado de Gabriel Massat, el doctor Rodríguez Allende”. Juan Francisco Ramírez Montrull “A mí me tocó intervenir en la investigación que tuvo inicio a raíz de una denuncia de una empleada de un local de una panadería en avenida Almafuerte al 2300, y que había sido una persona que luego se determinó que era Massat. Gabriel Massat había ingresado a la misma, y con un cuchillo la había amenazado y le había sustraído distintos elementos… la había dejado encerrada en un compartimento de la panadería y había huido del lugar con los objetos sustraídos. Esa investigación se profundizó y se logró reunir video filmaciones que tenían las cámaras de seguridad de la panadería, que fueron aportadas y se logró identificar como autor, al único autor a Gabriel Massat. En ese momento se encontraba cumpliendo condena en la Unidad Penal, pero gozaba de salidas sociolaborales. Entonces, se hizo un allanamiento en el domicilio que tenía él constituido y en la Unidad Penal, no lográndose obtener ninguno a él ni ubicarlo a él ni ninguno de los objetos sustraídos. Se siguió con la investigación con la División de Robos y Hurtos de ese entonces, y en virtud de la información que surgió luego de estos de estos primeros allanamientos… estamos hablando que esto fue en abril de 2016; el hecho fue el 4de abril, los primeros allanamientos, luego identificado fue el 8 de abril, se realizaron otros allanamientos donde el lugar él tenía que cumplir las tareas sociolaborales, que eran en avenida Almafuerte, cercano a la panadería, y surgió que él estaría residiendo en otro domicilio. Por lo tanto, no solo que se allanó ese domicilio, que no se lo ubicó, pero sí quedó vigente la orden de detención en el lugar que sea visto. Y, bueno, en el marco de esa investigación, esa idea investigativa que estaba desarrollando la policía, es que se produce el encuentro con esta persona que ya se había manifestado una pariente de David Massat, que le había dicho de que él no se no iba a volver a la Unidad Penal, que no tenía ninguna intención de volver a la Unidad Penal, se sabía que era una persona que tenía antecedentes por hechos violentos, estaba condenado, se sabía también en el marco de esa investigación que se encontraba armado y que no tenía ninguna intención de entregarse a las autoridades policiales. En ese en ese marco es que se estaban haciendo tareas investigativas a los fines de localizarlo y es que surge información de dónde se encontraba… y, bueno, acudió los funcionarios policiales acudieron a fin de cumplimentar con orden de detención. Y es que se produce el desenlace que termina con la vida de Massat… ante la persecución policial y huyendo inclusive por los techos es que, bueno, logra dar alcance los funcionarios policiales y, bueno, y ante, en respuesta a la agresión que le había comenzado Massat, armado, es que, bueno, le efectúan un disparo y le causan la muerte a Massat”. Cristian Medrano “Me hacen volver al lugar del hecho porque la detención estaba con Videla en el lugar y la Justicia me pide que regrese a la escena del hecho. Así que dejo el móvil ahí para que lo periten, me llevo otro móvil a la escena del hecho y todavía lo tenían sentado a Rougier con la herida en la pierna y le habían puesto un vendaje, le habían tapado la cabeza para que no le vieran el rostro y ya habían empezado las pericias. Cuando yo hablo con Marcelo me dice: ´Fue el Gaby, fue el Gaby´. ¿Quién es Gaby, Marcelo? El Gaby, el Gaby. Massat le digo yo. Sí, le digo, es el Gaby Massat. Yo me agarro la cabeza y le digo, claro, él es la persona conocida que yo veo que corre por Gualeguaychú. Yo de algún lado conocía esa fisonomía física, el cabello. Siempre lo usó corto el cabello, nunca lo usó largo. No como tengo yo, pero siempre cortito. La particularidad de moverse, caminaba siempre en forma holgada, lo vi que se agarraba el hombro. Marcelo también me dice, creo que lo herí a él también, me dice. Bueno, bueno, quédate tranquilo, le digo, vamos a hacer todo lo posible. Yo eso se lo cuento a la Justicia cuando llego al lugar. Marcelo me dice que es Gabriel Massat, y yo también creo que es él. Yo creería que no me quedarían dudas, le digo, no le alcancé a ver el rostro, pero la fisionomía física era él”. Massat era un “delincuente muy particular”, sinónimo de violencia y actitudes hostiles hacia sus víctimas. Es más: no pocos hombres de la Policía de Entre Ríos consideran que Massat fue un verdadero sicario. No dudaba en matar a quien fuera; nunca defraudaba a quien lo contrataba para cometer un crimen. Marcos Rodríguez Allende “Hubo un momento profesional con él que yo ya no quería estar más con él, no lo quería más como cliente… no, ya no, sinceramente, no lo quería ver más. Y me pasó una situación límite en este sentido, porque se produce un robo en calle Gualeguaychú y va saliendo de ese robo a punta de pistola, en donde hubo personas privadas de su libertad. Cuando sale pasa circunstancialmente el jefe de la Comisaría Segunda. Recuerdo que era comisario Clariá. Ahí se toman en puño y, bueno, se producen disparos… disparos importantes que casi provoca la muerte de Clariá. Yo me acuerdo de haberlo ido a visitar en el hospital a él, y bueno, ahí yo asumo la representación del oficial de Policía. Yo estaba en ese momento -como todos los momentos- muy comprometido con la institución policial en defensa de policías víctimas de delitos, y ésta era una que en ese entonces el jefe de Policía me había requerido la participación activa en investigación, ayudar al fiscal, y así lo hicimos. Resulta que la persona que aparecía como como imputada no era justamente Gabriel Massat. Ese fue el delito que a él lo marca como respuesta punitiva, es decir, donde la Justicia pudo actuar, donde pudimos actuar, y ahí tuvo su primera condena importante. Estamos hablando ya después de haber producido al menos cuatro homicidios de distintas características, que dejó familias… realmente lamentable las sensaciones que dejó. Pero bueno… justo pudimos determinar quién era uno de los autores, se lo aprende a Gabriel Massat, y se lo condena a una condena que me recuerdo fue un juicio abreviado por tentativa de homicidio, en una pena en expectativa muy alta, porque se acumuló a otro robo calificado, y a partir de ahí Gabriel Massat ya quedó en la unidad penal, ¿no?”. Cristian Medrano “En esos momentos ya el resto de los policías, Comando Radioeléctrico, Fuerzas Especiales, las comisarías, Investigaciones, todos lo buscaban a Gabriel (Massat). Así que se terminaron las pericias… en esa época todavía teníamos juez (de Instrucción), no había fiscales, así que trabajamos con delegados judiciales, Criminalística, y en unos minutos, no sé, no tiene que haber pasado ni una hora, empezaron a decir que lo habían visto pasar por donde él vivía… barrio Pirola… empezaron a irse todos los móviles a la jurisdicción de la Sexta, el barrio Pirola, y yo creo que el mismo móvil de la Comisaría y unos vecinos lo vieron que había saltado en el patio de la casa un vecino y pidió permiso para ir al lugar, pero ya en ese momento ya lo habían detenido. Lo habían detenido, tenía una herida en el hombro y una herida en el pecho, bien acá arriba de la clavícula, pero había sido un solo disparo de Clariá que había entrado de frente, debajo de la clavícula y había salido acá en omóplato, que yo lo vi en el hospital, después cuando lo llevaron y tenía tatuado un San La Muerte… Gabriel acá, el tatuaje de San La Muerte, y el proyectil había salido por la cara del tatuaje de San La Muerte, eso no me lo olvido nunca más”. Mauricio Antematten “Y hay algo interesante en la historia de la criminalidad, del de la cronología criminal de Gabriel Massat, Porque entre medio de todos estos hechos hubo robos, asaltos, robos reiterados, casos que los llevaron a la justicia de Santa Fe, y se llega así al año dos mil diez, donde se produce el asalto a una financiera, en calle Gualeguaychú. En ese asalto a la financiera, con un cómplice, Roberto Rougier, habían logrado robar 50.000 pesos. Lo que están 50.000 pesos, un botín tremendo en esa época. Y estaba muy cerca esa financiera de la Comisaría Segunda. No recuerdo si por una casualidad porque justo salía de la Comisaría o porque había alcanzado a escuchar que estaba sucediendo algo, sale el jefe de Comisaría, Marcelo Claría. Y Marcelo Claría advierte, porque desde el balcón le gritan, que estaban asaltando la financiera. Inmediatamente saca su arma reglamentaria, va al frente y lo sorprende. Gabriel Massat con dos disparos que por poco le cuestan la vida. Estuvo en terapia intensiva, estuvo muy grave Marcelo Claría, pero afortunadamente logró sobrevivir. Bueno, por este hecho, Gabriel Massat es condenado por primera vez, por un hecho muy grave, por un hecho muy grave, a 9 años de prisión. Pero ¿qué fue lo que sucedió acá? El abogado que llevó adelante sus casos más importantes, más graves y que guardaba todos los secretos de sus actos criminales, optó por ser querellante en la causa y representar a Marcelo Claría. El doctor Marco Rodríguez Allende actuó para la institución policial. Yo creo que por una cuestión de conciencia dijo, en esto no puedo entrar, representó a la Policía, y esta vez estuvo sentado del otro lado de la mesa. Estuvo acusando a Gabriel Massat. Y esto le costó una amenaza grave. Esto creo que se va a saber por primera vez”. Marcos Rodríguez Allende “Yo no recuerdo en el medio. Sí recuerdo que su situación, a partir de ahí, él ya quedó en la Unidad Penal en cumplimiento casi de la totalidad de la pena, y creo que, en una de las primeras salidas, en un tiroteo con funcionarios policiales, le provocan la muerte arriba de los techos de una vivienda en una noche. Lo que sí puedo decir que a partir de ahí él me jura, me jura que iba me había amenazado de muerte, que lo que iba a hacer, justamente, cuando salga, lo primero que iba a hacer es ajusticiar mi rol de acusador privado. Bueno, son cosas que pasan, no era la primera vez que me pasaba eso… y bueno, me entero por los medios que una de su primera salida le provocan la muerte justamente dentro del marco que creo que él en horas de la noche iba a cometer un ilícito de sangre, por supuesto”. Marcelo Clariá “Era un reconocido delincuente que había purgado condenas y tenía unos hechos graves que nunca se lo pudieron comprobar, como el caso de Paloma Quintero, de la agencia de tómbola, la abogada Dalma Otero, que seguramente decían que era él el cómplice del ex marido que terminó preso. Y otro caso más, De Martín, en calle, en la zona de Sauce Montrul, ahí. Pero sí, eran conocidos del ambiente delictivo de esos momentos. Recuerdo que el primer caso de juicio abreviado fue el de este caso, que dio en diez años de condena. Cumple la mitad de la condena, empezó a salir con salida sociolaborales y sí, yo me enteré que, bueno, me avisaron mis mismos colegas cuando asalta una panadería en avenida Almafuerte, a una cuadra donde él hacía una gomería, creo que cumplía con las salidas sociolaborales. Ahí no se presenta más al Penal. Y bueno, termina… lo abaten en la zona de la Comisaría Cuarta, de la jurisdicción Cuarta, está el barrio del Concejo. El tiro que me pegan en la cara, por ejemplo, ese es un tremendo. El del estómago no lo sentí. Porque se desvío en un hueso y se metió para adentro, atravesó le hígado, intestino. Fueron catorce perforaciones. Pero ese en ese tiro no lo sentí con la adrenalina de ese momento, no. No, no lo sentí. Un caso que me marcó… me marca en la vida profesional y en la vida familiar, porque los hijos míos eran chicos, por ahí el más pequeño -me decía la madre- cuando escuchaba el auto que yo llegaba, se asomaba y miraba y se iba a su habitación… así que, pero bueno, son cosas que en nuestro trabajo nos pueden suceder y me sucedió a mí”. Gabriel Massat murió en abril de 2016, en horas de la noche. Fue en un episodio registrado en calle Vicente del Castillo y Tres de Febrero de Paraná. Massat, de 44 años, recibió un disparo mortal de un policía tras un tiroteo, en un enfrentamiento que se había producido con personal de la fuerza de seguridad. Cumplía una pena de 9 años, estaba prófugo y era intensamente buscado. Cristian Medrano “Hay un motín pequeño en la cárcel. Nos piden refuerzos para que vayamos ahí con el Grupo Especial. Se rodea toda la unidad carcelaria. No era tan grave, pero sí habían ascendido a los techos, pedían, le mandaban cosas, habían hecho una fogata. No había habido fuga. Entra en escena la abogada Nora Alan Franklin, y él la reconoce y pida a los gritos de allá arriba del techo y que le conozco la voz, Gabriel Massat comandando el motín. Así que ni adentro de la unidad carcelaria podía estar tranquilo. -No, otra vez -le digo, Gabriel. ¿Lo ven de ser mis colegas? Sí, que eso lo conocemos. En esa época tenía un… le faltaba un ´dientito´, lo tenía manchado también, lo reconocían, la forma, por más que se encapuchara, después se sacó la remera, pero ya la habíamos visto. Así que le duró poco la tranquilidad en el en la unidad carcelaria. Y, bueno, ya después de eso, ya lo vi muy poco. Me enteré de todos los otros hechos que hizo, pero yo ya empecé mi carrera en el Departamento Federación; ahí en Federal, solamente vine acá a descansar en horarios franco, pero sí, siempre sabía de las andanzas de Gabriel Massat, también de la última mujer que tuvo, que salían a robar juntos. Me llamaron, a ver a mí, dice, ubica a esa mujer y esta cámara, sí, le digo, yo sé quién es, es fulana de tal, le digo, fíjate el de la moto, quién es. Gabriel Massat, la estaba esperando la moto. Entraban, robaban cosas en clubes, en consultorios. Era la pareja de él. Me voy a reservar el nombre. Era la pareja de él y él la esperaba afuera. Pero, claro, él estaba con restricciones todavía, carcelarias, y el personal siempre me llamó a mí. Claro, habíamos empezado a apostar a las cámaras ahora. Y todo lo que yo había dejado armado en el en el nuevo 911. ¿Sí? Lo reconozco. Esta es la señora Fulana de Tal y este es Gabriel Massat, de la grabación. Y ahí descubrieron una vez que tenía una casa nueva en por el lado de la Toma Vieja, incluso en uno de los allanamientos me llama el personal con lo cual quedé con amistad, dice, jefe, tenía una 9 milímetros, un chaleco antibalas. No sé cuál va a ser el fin de Gabriel, les digo, porque no puede dejar de delinquir… les digo: cuídense ustedes, tengan mucho cuidado. Hasta que me enteré lo que le pasó”. Mauricio Antematten “Y fue justamente el mismo Rodríguez Allende que logró imponer por pedido como querellante y ante la Fiscalía, con respuesta positiva del Tribunal, una condena de 9 años. Esta condena que tenía que llegar hasta el año 2020, aproximadamente. En el 2016 ya logra, por conducta y porque empezó a trabajar, tenía salidas sociolaborales, Gabriel Massat. Empezó a trabajar en una gomería, en Avenida Almafuerte de Ovidio Lagos. Cercanía de Ovidio Lagos, no. En Ovidio Lagos estaba una panadería, corrijo, que él fue a saltar. Por ahí cerca había una gomería y en esa gomería trabajaba a muy pocos metros. Y en Ovidio Lagos y Almafuerte es donde se produce un asalto. Principio de abril de 2016. Y en el asalto queda filmada su cara en una cámara de seguridad, lo que da la pauta de que ya no pienso yo no tenía capacidad de pensar, quizás las adicciones lo habían llevado a hacer las cosas sin red, sin temerle a nada. Él mismo había dicho en algún momento que estaba juzgado, y por eso mismo, desde ese día del asalto y donde dicen que lo reconocen, no vuelve, no vuelve al espacio penitenciario, donde existe un paso intermedio entre la celda y la libertad. Se allana este espacio donde tenía que regresar Gabriel Massat, y se encuentran elementos de evidencia que dan la pauta que Gabriel Massat, cuando iba a esa gomería, no estaba siempre trabajando, sino que pasaba de largo y hacía algunos hechos delictivos. Por ejemplo, en una escribanía había elementos que lo ponían, lo posicionaban en esos lugares que no habían logrado detectarlo como el autor. Pero bien, no vuelve, no vuelve a ponerse a disposición de la Justicia. Y vuelvo a utilizar la palabra sicario. No era una cuestión personal, dicen algunos, pero el día que se enfrenta con la policía y es abatido por personal de la Comisaría Cuarta, habría ido tras los pasos de Martín Burdino. Martín Burdino, Barrio Concejo, Vicente del Castillo y Tres de Febrero, una zona triste, una zona triste. Muchos hechos han ocurrido ahí, pero por allá, por 2003, había ocurrido una balacera, en la cual Martín Burdino se había intercambiado disparo con otras personas. Y una de las balas perdidas dio la cabeza de Laurita Espíndola, una chiquita de seis años. La Justicia no llegó a condenar a Martín Burdino. Pero Martín Burdino se vio haciendo de las suyas y dice la historia oculta que alguien tira a la cabeza de Martín Burdino y que la mano ejecutora era la de Gabriel Massat. Estaba jugado, se encontró con la policía, trepó un techo, lo persiguieron. Hasta existió la versión, incluso, de que le habían tirado ´un perro´. ´Un perro´ en la jerga es tirarle un revolver entre los pies después de matarlo, pero no. Él llevaba un calibre 32, se enfrentó con dos policías. Uno disparó con una escopeta con perdigones de goma y el otro con su arma reglamentaria. Y termina la historia de Gabriel Massat en abril de 2016”. El programa Memoria Frágil: Gabriel Massat, el ángel de la muerte
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