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  • La sociedad cambió: la política todavía no

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 13/04/2025 14:15

    La sociedad cambió. Y la política, si quiere seguir representando a la gente, tiene que cambiar también.Cambió la forma en que nos informamos, en que nos comunicamos, en que opinamos. Cambió lo que le exigimos a nuestros dirigentes. Cambió nuestra paciencia. Hoy, la gente no vota por un partido ni por antiguas lealtades. Hoy la gente vota por lo que siente. Vota por cercanía, por humanidad, por autenticidad. La famosa grieta empieza a ser reemplazada por una grieta nueva: la que separa a los que viven en el mundo real… y los que no se enteraron de que el mundo ya cambió. Lo que dicen las encuestas y los grupos focales En los últimos meses, desde nuestra consultora realizamos encuestas y focus groups en distintas localidades de la provincia de Corrientes. El denominador común es claro: La gente no pide líderes que griten más fuerte. Pide dirigentes que escuchen mejor.La palabra más repetida no fue “militancia”. Fue “confianza”.La mayoría ya no se identifica con los partidos tradicionales, que pasaron a ser piezas de museos. Se identifica con causas, con personas, con propósitos. Y en paralelo, aparece una agenda ciudadana que ya no se discute en las mesas de café de la política tradicional, pero que marca el pulso de cada elección: *Transparencia real, no de discurso. l Cercanía de verdad, no de acto y foto. l Políticos que vivan como nosotros. Auténticos. Vulnerables. l Respuestas para el metro cuadrado: la calle, la plaza, el hospital, el colectivo. l Las nuevas habilidades que exige la política La política no se trata solo de ganar elecciones. Se trata de gestionar expectativas, construir confianza, liderar equipos. Por eso, los dirigentes que vienen —y los que quieran seguir estando— deben entrenarse en habilidades que antes nadie les pedía: 1. Liderazgo horizontal y con propósito: no se trata de mandar, se trata de inspirar. 2. Motivación y gestión de equipos: nadie gana solo. 3. Planificación estratégica: sin hoja de ruta, todo se improvisa. 4. Cercanía y espontaneidad: se terminó el político de mármol. Hoy se gana con piel. 5. Lectura emocional del territorio: no alcanza con datos, hay que entender el alma del barrio. Hay que volver al potrero. 6. Ya no alcanza con saber hablar. Hay que saber escuchar. ¿Hasta cuándo? Hay políticos que vienen ocupando cargos hace 25, 30 o hasta 40 años. Y aunque algunos pueden haber hecho grandes aportes, la pregunta es si hoy son ellos los que mejor representan el futuro. El problema no es la experiencia, sino la resistencia al cambio. La política es como el fútbol: podés ser un crack, pero en algún momento te toca dejar la titularidad y pasar al banco, aportar desde otro lado, convertirte en técnico, en formador, en referente. Lo que no se puede es jugar todas las temporadas, todos los partidos y todas las finales, como si el tiempo no pasara y como si no hubiera nuevos jugadores esperando su oportunidad. No es un problema de edad. Es un problema de ciclos. Que haya nuevas caras no significa que la experiencia de los dirigentes históricos se desperdicie. Al contrario, deberían asumir un rol fundamental: formar y acompañar a las nuevas generaciones. Porque, ¿qué mejor legado pueden dejar que continuar su tarea en quienes fueron sus discípulos políticos? Sin embargo, muchos, por distintas razones, no permiten que surjan nuevos liderazgos. No porque no existan, sino porque no los dejan aparecer. Y el punto es claro: estos nuevos líderes no son mejores ni peores que ellos, pero sí están mejor preparados para lo que viene. Con herramientas nuevas, con otra visión del mundo y con la capacidad de conectar con una sociedad que ya no responde a los viejos esquemas de poder. Los ciclos se cumplen. Lo inteligente es dejar huella, no aferrarse a la silla. Porque en política, como en la vida, no hay nada más valioso que saber cuándo es el momento de dar el paso al costado y dejar que otros sigan el camino. El que no cambia, desaparece La política se ha complejizado. Ya no alcanza con tener estructura ni apellido. El voto es más volátil, más exigente y más emocional que nunca.El político que no lo entienda, está corriendo una maratón con los pies atados. Queda claro:La sociedad cambió.La agenda cambió.La forma de liderar, también tiene que cambiar. O cambian… o los cambian.

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