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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/04/2025 10:36
Alejandro "Pitu" Salvatierra competirá por una banca en la Legislatura porteña Militante peronista, panelista en radio y televisión y ahora candidato. Alejandro “Pitu” Salvatierra participará en las próximas elecciones porteñas y su figura ya empezó a ser foco de atención de la campaña: “Los pobres estamos subrepresentados en política”, afirmó. Aclaró que nunca robó un banco, que el video que circuló en redes fue, en realidad, una parodia de la que, también, se arrepintió: “Me critican los que reivindican la meritocracia y no ven que salí yo solo de la mierda”. Su historia no encaja fácil en los moldes de la política. No esconde un pasado tormentoso, con una vida astillada por la marginalidad, las drogas y el delito, que lo llevó a prisión. Pero destaca que la reparación surgió a partir de la educación durante el encierro y la conexión liberadora con el acto de leer: de Perón a Harry Potter o Shakespeare. Todo eso, mezclado, con militancia y devoción por Hebe de Bonafini y Cristina Kirchner. “La experiencia de tener hambre y vivir en la calle es más dura que la cárcel. Pasar días sin comer, con el estómago hecho un nudo, con la vista nublada, el cuerpo temblando... No se olvida nunca más. A eso todavía le tengo miedo”, aseguró. Más allá de su pasado, su presente como comunicador, y su futuro electoral, en el marco del proselitismo de la lista Ahora Buenos Aires que encabeza el radical Leandro Santoro, Salvatierra propuso un impuesto a inmuebles ociosos: “La vivienda tiene que recuperar su rol social. En Puerto Madero sólo está ocupado el 10%”. Entrevista con Alejandro “Pitu” Salvatierra La entrevista de Facundo Chaves a Alejandro "Pitu" Salvatierra – ¿Cómo tendría que presentarlo? ¿Quién es Pitu Salvatierra hoy y quién era Pitu Salvatierra hace 20 años? - Hoy soy un candidato a legislador de la ciudad de Buenos Aires. Hace algunas semanas un comunicador social de los medios. Desde hace cuatro años que empecé en Futurock. Tengo 45 años. Hace casi cinco años que empecé en Futurock, en un programa que se llama Segurola y Habana, con Julia Mengolini y Fito Mendonca. Después empecé en Duro de Domar, hace dos años, en C5N todas las noches. Fue todo un cambio muy rotundo, porque no había nunca me había preparado para eso. Sí, para militar, para hacer lo que venía haciendo y lo que estaba acostumbrado a hacer. Me apareció la posibilidad de estar en Futurock. Estaba sin laburo y me vino bien. Lo tomé como un trabajo. Después me encontré en la radio, que es una radio muy especial, está sostenida por su comunidad. Hay una simbiosis con la comunidad, una relación muy fuerte, de familia dentro de la radio y con la comunidad. – Y Pitu Salvatierra hace 20 años. ¿Quién era? - Hace 20 años era un preso. Llevaba cuatro años detenido y estaba cursando tercer año de la secundaria en la unidad N° 9 de La Plata, tratando de encontrar en la educación pública la posibilidad de salir de un mundo de mucha violencia, en el que venía sumergido desde los 13 años, que es el mundo de la delincuencia y de las adicciones. – ¿Entre uno y otro qué cosas son iguales y qué cosas cambiaron? - Casi nada, diría yo. Lo único que tienen de parecido es el miedo al hambre. A volver a sentir hambre. – ¿Ahora también? - Sí, el miedo a volver a sentir hambre. – ¿Qué es eso? ¿Qué se siente al sentir hambre? - Y es difícil explicarlo cuando no lo vivís. Lo que se se siente cuando pasás cuatro días sin comer y que el estómago se te hace como una latita de Coca y se estruja. Se te convierte en un dolor agudo, muy profundo en el medio del estómago, que después desaparece y después vuelve. Lo que te va pasando en el cuerpo. Sentís que te ponés débil, sentís temblores, se te nubla la vista, te empieza a agarrar por ratos, todo se te pone claro y parece que te vas a desmayar y no te desmayás. El proceso de tener hambre es horrible. Eso y vivir en la calle son las dos cosas a las que más terror le tengo, porque fueron las dos cosas que vivimos. Más duro inclusive que la cárcel misma. – ¿Es más duro vivir en la calle que vivir dentro de una cárcel? - Para mí fue un impacto mucho más duro, porque fui a parar a la cárcel después de muchos años de vivir en el mundo de la delincuencia y siempre teniendo en cuenta de que esa era una opción casi segura. Quedar en la calle fue algo que nunca me esperaba. Hasta los 12 años tenía una vida normal. Vivía en la casa de mi abuelo paterno, con mi mamá y tres hermanos, éramos cuatro. Desayunaba, almorzaba, iba a la escuela, volvía, merendaba y me iba al club a jugar a la pelota. Volvía del club. Mi abuelo, con su jubilación hacía magia. Éramos una familia humilde, pero vivíamos. – ¿Año y lugar? - Eso fue año 92 y Mataderos, Justo Suárez, que es una urbanización de Villa 6. La única particularidad en mi juventud, en mi niñez, fue que mi papá estaba preso. La familia de mi abuelo era una familia muy disfuncional. Mi papá se crió prácticamente en la calle. Mi abuela era prostituta, mi abuelo alcohólico. No era una familia muy normal. Y él se crió en la calle y desde muy chico tuvo entradas y salidas en institutos de menores y cuando fue mayor de edad estuvo preso. Hoy no vive. Lo mató la Policía. – ¿A su padre lo mató la policía? - Sí. A fines del 99, principios del año 2000. – ¿Cuándo logró cortar esa conexión, que ocurre muchas veces, de padres delincuentes que terminan con hijos presos, en un mismo sendero? - En una familia como la mía, en un momento se naturaliza el delito. Si tu papá robaba, vos robás, tu hermano roba y se va naturalizando. Es algo que pasa, no te voy a mentir. En mi caso se corta conmigo ese hilo de desgracia desde la muerte de mi abuelo y la privación de libertad de mi papá, mi ingreso al mundo de la delincuencia y las adicciones. Se cortan en la Unidad N°9 y gracias a la educación pública. Llego ahí después de tres años de condena en donde estaba rebotando en algunos penales dando vueltas por ahí. La verdad que las condiciones de los penales en Argentina es paupérrima. Los presos viven un poquito menos que animales, ni siquiera como animales, como menos que animales, son tratados de esa manera. Te desnudan a tu mamá, a tu hermana, a tu familia, para que te vean. Te dicen a qué hora tenés que comer. Es una vida durísima, en donde todo el mundo está a la defensiva y amagándote con tal de que no te les vengas. Muchos están amagándote más por miedo que por valentía, para que no te animes vos. Imaginate que te saquen de tu entorno, de todo lo que vos conocés, de lo que estás acostumbrado, de tu familia, de los que te quieren y te metan en un lugar en donde no conocés a nadie y están todos como a la expectativa de ver si te pueden robar algo. Vivís una transformación muy dura en la cabeza. Después de pasar por distintos penales, terminé en la unidad N° 9 de La Plata, ahí había una escuela secundaria y pasaron preguntando quién se quería inscribir y algo me dijo que sí, si no tenía nada que hacer. – ¿Y usted siente que haber accedido a la educación es lo que le permitió cortar ese circuito? - Sin ninguna duda. Acceder a la educación pública en contexto de encierro me permitió a mí primero adquirir una costumbre, que es leer. El leer me dio dos cosas que fueron formidables durante mi detención: las horas en las que leía no estaba preso, estaba libre. – Libre. - Lo que leyera. Iba a la escuela y tenía dos profesores, uno de Cívica y uno de Contabilidad, que eran también militantes peronistas. Me traían algunos libros aparte de Contabilidad, me traían los tres tomos de Norberto Galasso de Perón, algo de los Montoneros y los tiempos de los 70, para que entendiera el clima de la época, la historia de los movimientos villeros. También me traían novelas como Harry Potter o Hamlet. – ¿Usted leyó Harry Potter en la cárcel? - De Harry Potter leí “La piedra filosofal” en la cárcel y a cualquiera que haya visto la película le aconsejo que lea el libro, que es 30 veces mejor. – Me interesa. ¿Por qué? - En el libro hay personajes que no están en la película. Es mucho más amplio, más detallado. Comprendés mucho más la psicología de Harry, comprendés mucho más qué significa Harvey para Harry, qué significan sus amigos. Realmente es otra cosa el libro. La película está muy bien hecha, está muy bien basada. Parodia y polémica – ¿Por qué llegó a la cárcel? Traigo esta pregunta porque apenas se confirmó su candidatura, circuló el video donde usted se refiere casi como un chiste el supuesto robo de tres bancos. - Es una parodia que estábamos haciendo con Julia. Nosotros este año salimos en el programa de YouTube por primera vez. Siempre fuimos radio tradicional y por primera vez teníamos imágenes. Uno tiene que aprender a interactuar con la gente que empieza a poner sus comentarios en el chat del YouTube. Y en un momento mirábamos el chat de YouTube y apareció una hilera de “Delincuente. Delincuente. Delincuente. Delincuente. Pitu Delincuente. Delincuente. Delincuente. Delincuente”. Duró como diez minutos, parecía que todos los trolls del país estaban poniendo eso y a mí no se me ocurrió la peor idea de hacer un chiste, decir “sí, me robé tres bancos”, pero en la realidad no me robé ninguno. No estuve preso por robar bancos. Hubo periodistas que aseguraron que yo estuve preso por robar bancos. Malos periodistas diría yo, porque cualquiera que va al expediente, tiene acceso a la información pública, y va a ver que fui condenado por un robo calificado con arma, pero no tiene nada que ver con un banco, era un comercio. Nunca estuve preso por robar un banco ni nunca robé un banco. Y fue una parodia malísima, estúpida de mi parte, que pareciera una reivindicación de algo que nunca reivindiqué en mi vida. Creo que el peor error de mi vida fue haber entrado al mundo de la delincuencia, porque en definitiva no lo digo de careta “ah no está mal”. Lo digo porque de verdad no me resolvió nada. Todo lo que me trajo fueron problemas, sufrimiento. Nosotros éramos 15 amigos. De esos 15, quedamos tres vivos, uno pagando una condena de 24 años y solo dos trabajando. A los otros los mataron en el camino. Yo perdí. Yo cuando fui preso, mi hijo tenía dos años. – ¿No cree Pitu, Alejandro, que hay una romantización de la delincuencia en algunos sectores, sobre todo sectores políticos? Una romantización de la vida delictiva, de la pobreza, de los sumergidos. - Creo que el cine y eso ya de entrada y no tiene que ver con el cine argentino. El cine hizo siempre una romantización de la delincuencia. La industria del cine -más la norteamericana- es una industria de formación de pensamiento en líneas generales. En la política no. Me parece que en la política hay una falta de comprensión o una falta de valentía para dar determinados debates de algunos sectores. – ¿A ver? - Como por ejemplo el debate sobre la delincuencia. Pero un debate en serio, que no sea después de un caso como el de Mica, por ejemplo, porque seguramente la conclusión es… – Estamos hablando de la nenita que fue arrastrada por un auto que era robado por adolescentes… - 15 cuadras arrastrada por un auto. Unos chicos que robaron un auto, unas bestias, la verdad. Una nena que arrastran durante 15 cuadras y la terminan matando. Si vos discutís la delincuencia después de eso, por supuesto que tu conclusión va a ser “matémoslos a todos”, porque estás bajo emoción violenta por lo que acabas de ver. Y la verdad es que no tenés capacidad de tener un poquito de raciocinio y decir “paremos la pelota”. Yo mismo, que viví eso y creo en la reinserción y en la recuperación de la persona, cuando vi el caso me horrorizó y en ese momento quisiera matarlos, porque te agarra ese impulso violento. Digo discutirlo en un momento así… – De hecho, en la cárcel, eso delincuentes la pasan mal… - Hay videos que muestran cómo la pasaron esos chicos cuando apenas entraron a la cárcel. Por otros delincuentes que les dijeron “te fuiste al carajo”. Una cosa de locos lo que estamos diciendo, pero delincuente que le dijeron a otro “te fuiste a la mierda”. Vi dos segundos y ya sabía lo que venía, porque vi muchas veces en carne propia lo que pasa, entonces no lo vi más. Si discutís después de un hecho como ese, las conclusiones van a ser erróneas y vamos a caer en la “lógica Blumberg”, de aumentar penas que después no sirvieron para nada, porque la delincuencia siguió creciendo. Si discutimos profundamente, no en un año electoral, para que no sea viciado por alguien que quiera sacar una ventaja electoral, y no después de un hecho tan aberrante, podemos discutir profundamente y encontrar maneras de que nuestra sociedad sea un poquito más segura. ¿Vamos a terminar con el delito? No, no soy tan ingenuo de creer que vamos a terminar delito. Podemos mejorar muchísimo los índices si, primero, entendemos quiénes son los que delinquen y no caemos en el facilismo de decir “no, son pobres y roban”, porque no todos los pobres roban y no todos los que roban son pobres. El 95% de los pobres elige ir a buscar basura antes de tocar algo ajeno. Entonces, entender cómo se compone ese mundo para preparar las cárceles para tratar a esas personas. Y después, ¿qué pasa dentro de las cárceles? ¿Cómo hacemos para construir la infraestructura necesaria para que cada preso tenga un pupitre o un puesto de trabajo? Una de las cosas tenés que tener. Es obligación que estudies o trabajes, no se puede pasar cinco años sentado en la cama. Porque es así como se perfecciona el delito. El delito no se perfecciona porque sale El Gordo Valor -famoso ladrón de bancos de los años 90- y dice “salgan los muchachos que les voy a dar clases de cómo se roba un banco”. El delito se perfecciona cuando el preso tiene tiempo libre, tiempo inutilizado, y empieza a charlar, entre la transmisión de las experiencias es donde van mejorando sus métodos y convenciéndose de que van a salir mejor y no van a perder de vuelta. – No quiero centrar el reportaje solamente en la cuestión penitenciaria, carcelaria. Me interesa… - Con esto termino… Cuando recuperan su libertad, hay que pensar en cómo los reinsertamos. Si todas las empresas y el propio Estado tienen como política no tomar personas con antecedentes penales, la señal es que el único lugar para esos pibes es el mundo de la delincuencia. Tenemos que animarnos a darles las posibilidades, aunque nos arriesguemos a que algunos fallen, pero estoy seguro de que la mayoría no lo va a hacer. Ahí está el CUD, el Centro Universitario de Devoto, que hoy está en debate y que quieren cerrar. Los que pasan por el CUD hay un 3% de reincidencia y los que reciben un título del CUD, de abogados, psicólogos, arquitectos, ingenieros, la reincidencia es cero… y hoy queremos desarmar eso. Para confirmar que esa es una excelente política es que por fuera de eso, los niveles de reincidencia están cerca del 70%. La educación es algo que a mí me salvó la vida, me hizo un tipo menos violento porque me dio palabras para expresar lo que siento, para expresar lo que me pasa, para volcar mis sentimientos, que antes lo hacía a través de la violencia y me hizo mejor persona en definitiva. La toma del Parque Indoamericano – Los antecedentes vinculados a su paso por un penal, se combina también con otro antecedente público… - Sí, en 2016 tuve otra caída en detención que no tiene que ver con el delito contra las personas ni contra la propiedad, sino con tenencia de droga. Era un problema de consumo, con pasta base y cocaína que me llevaron a ese estado. Mi señora me echó de mi casa y me encontraron con tres cigarrillos de marihuana y dos papeles de cocaína, que los medios de un momento a otro convirtieron en kilos. Pasé cinco días siendo un narcotraficante, hasta que después todo bajó y se rectificaron los distintos medios y empezaron a poner la cantidad que era y yo recuperé mi libertad. – Lo que quería traer al reportaje es el antecedente de la toma del Parque Indoamericano, no la cuestión penal. - Sí. El conflicto del Parque Indoamericano fue un conflicto que se desató en diciembre del año 2010 y lo provocó Horacio Rodríguez Larreta cuando dijo que iba a escriturar los terrenos dentro de los barrios populares para empezar un proceso de regularización. Era una noticia positiva que se transformó en una noticia negativa dentro de los barrios porque hubo desalojo compulsivo de todos los inquilinatos de los barrios. Pasamos a tener un día miles de personas en la calle dentro de los propios barrios. Eso produjo que la gente empezara a buscar a donde tomar, porque fue expulsada de sus casas. En ese momento trabajaba en la fundación de Madres de Plaza de Mayo, en el programa Sueños Compartidos. Estaba como recepcionista del lugar, que era la base central del programa. Nos pidieron a todos, más allá del lugar que ocupábamos, si podíamos ir a cuidar que no tomen las viviendas que estábamos haciendo antes de que pudieran ser terminadas. Nos fuimos al predio a cuidar las viviendas. Nos alternábamos 24 horas por 48 horas. Un día pasa mi hermana, me acerco y me cuenta que había tomado un terreno cerca de Castañares. Ella vivía muy mal, amontonados con las familias de mi cuñado. Me dijo que no quería seguir viviendo así y yo salté la reja y me fui con ella. Hablé con mi encargado y le dije “mirá, mi hermana está acá”. Yo quedé en la calle con ella cuando teníamos 12 años y con otros tres de mis hermanos. Con ella viví cosas que muchos de los que nos están escuchando ni siquiera se imaginan… – ¿Cómo qué? - Vivir en la calle, tener hambre, que la gente te mire con desprecio, que vos seas parte de un paisaje, que la gente pase por al lado tuyo mientras vos dormís ahí y ni siquiera te mire… Que no existas para la sociedad. – Ahora pasa un poco eso. - Hoy hay una perversidad con la gente en situación de calle, que tenemos candidatos que pretenden cobrar multas a una persona que está en la calle, que está sufriendo, que está en la peor situación que puede estar un ser humano hoy. ¿Qué puede ser peor que estar en la calle? Y las características de la gente que hoy está en calle no es la misma que antes, que tenía más que ver con los problemas de adicción. Hoy encontrás familias, gente que te das cuenta que no está toda entregada a la calle, toda sucia, que debe alternar algunas noches en pensiones, algunas noches en las calles, que son la gente que se fue cayendo del sistema. Elecciones y campaña – Se lo pregunto porque tiene que ver esa situación con lo que está pasando ahora en la campaña y ya no metemos específicamente en lo electoral. ¿Por qué decidió ser candidato? ¿Y quién le dijo ‘Che, me interesa que seas parte de la boleta’…? ¿Cómo se llama la coalición? - Es Ahora Buenos Aires y la encabeza Leandro Santoro, un militante que viene del radicalismo. Él se define como del radicalismo alfonsinista, vienen de Los Irrompibles, que es la organización a la que pertenece. No fue una decisión de una persona que yo sea candidato, sino una decisión de un conjunto de compañeros que vieron que era posible que yo pudiera ser. Mi rol en los medios en los últimos años influyó muchísimo para el ofrecimiento, porque no era la primera vez que yo había querido ser candidato. Milito desde que recuperé mi libertad en el año 2008, todos los días de mi vida, hasta hoy, todos los días milité. – ¿Y qué es militar? - Para mí es toda acción que conlleve o esté dirigida a que otro igual a vos viva mejor. Viva un poquito mejor. Encuentre una salida. Toda acción que implique darle una oportunidad a aquellos que no tienen oportunidad. Ser militante es dedicar tu tiempo, tu esfuerzo, tu pensamiento, tu día, tu vida misma, para que otros estén bien, para que otros estén mejor, para que otros vivan mejor, para que aquellos a los que casi todos se olvidan estén un poquito mejor. – ¿Y qué le dice a los que piensan que la militancia últimamente se convirtió casi en un negocio? - Que lo que hace que los que hacen eso no son militantes, sino que son mercaderes de la política. – ¿Pero sabe que existe eso? - Claro, por supuesto, y luchamos contra eso todos los días. Luchamos contra los mercaderes de la política que no les gusta que los morochos como yo, que venimos de donde venimos, tengamos poder. Que creen que tener el privilegio de ser ellos solos los que tienen derecho a ser, a ocupar una banca u ocupar un cargo público. Existe la élite política, existe la élite social, y nosotros venimos de abajo, luchando todos los días para ir rompiéndolo. Y con argumentos concretos: creemos que tenemos mucho para aportar. Somos un sector social subrepresentado en la política argentina. – ¿Quiénes? - Los pobres, los sectores populares, los trabajadores informales. – Pero Cristina Kirchner, Axel Kicillof, Máximo Kirchner, todos dicen que representan a los pobres. - Nosotros queremos representarnos. Algunos nos representaron mejor que otros. Creo que Cristina nos representó muchísimo mejor que cualquier otro, porque supo interpretar nuestros intereses, nuestras necesidades y nos dio, para mí, mis mejores años de vida. Para mi barrio, fueron los mejores años: te muestro una foto de mi barrio del 2003 y te muestro una foto de mi barrio del 2012 y vas a ver como en la foto de 2003 son todos techos de chapa y en la foto del 2012 no hay un solo techo de chapa, son todas construcciones de dos o tres pisos. – ¿En dónde es eso? - Eso se debió solamente a la mejora del poder adquisitivo de los sectores. En cualquier villa porteña lo vas a ver, pero en la que yo te digo es en Ciudad Oculta, que es donde tengo las imágenes en mi oficina. Está la foto ahí porque es impresionante y siempre quiero marcar que es posible con voluntad política transformar barrios como el mío. Y en ese momento se transformó, no por voluntad política y por acción del Estado, sino por la mejora del poder adquisitivo de los sectores populares que empezaron a tener guita. ¿Qué hacés vos cuando empezás a tener plata? Comés mejor, siempre lo primero es la alimentación. Dejás de comer fideos y comés más carne. Lo hacés con cuidado, porque nunca sabemos cuánto nos va a durar la buena. Nunca nos terminamos de salvar, siempre llegamos hasta ahí. Vivimos un poquito mejor y después volvemos a caer. Vos estás diciendo ¿cuánto va a durar esto? Cuando ves que dura bastante, decís “bueno, la pilcha del nene”. ¿Por qué no nos animamos a comprar unas zapatillitas lindas, de marca, que le dé ganas de ir a la escuela con esas zapatillitas y no las que les compramos siempre. Le comprás la ropa al nene y lo vestís bien. También con el mismo miedo que tenías antes y seguís diciendo ¿cuánto va a durar esto? Cuando ves que eso es sólido, empezás por tu casa y decís, “bueno, gorda, negra, arreglamos la casita, hacemos la loza para que si mañana el nene se casa, se va a vivir arriba”. Ahí vas cambiando la casa, vas transformando cosas. Y una vez que transformaste tu casa, ya pensás en el barrio, te juntás con el vecino y decís “che, ¿y si transformamos el pasillo de tierra a cemento?” Ese fue el proceso que fue viviendo mi barrio entre el año 2004, 2005 y el año 2012, una transformación muy profunda. Eso acompañó también con un impulso que generó Sueños Compartidos, que generó 1.700 puestos de trabajo en personas que no tenían ingresos, que de repente empezaron a tener entonces el consumo… La cuestión electoral – Me interesa que retomemos la campaña y por qué decidió ser candidato. ¿Usted es consciente de que genera mucha resistencia y que lo apuntan personalmente? - Sí, por mis antecedentes penales. – No solo por eso. Por eso le pregunté sobre la toma del Indoamericano, porque también es mencionado ese antecedente de manera crítica. - Para nada. Me parece que es el sentido de la militancia del campo nacional y popular. Nosotros militamos para que personas que viven en la marginalidad tengan esta posibilidad. La sociedad debería celebrar que un pibe que quedó en situación de calle con 12 años, que se equivocó y eligió la delincuencia como una opción de vida… – No lo estoy juzgando… - No por vos, pero muchos sí me juzgan, muchos sí me acosan por las redes, muchos sí dicen cosas que lee mi hija en Twitter. – Eso me interesa... - ... que mi hija nació cuando recuperé mi libertad y conoció a una persona totalmente distinta de la que ellos hablan, de la que estuvo presa. Yo soy una persona totalmente diferente. A mí la educación me transformó de verdad. Leer, la militancia me dio un sentido de vida. Yo soy parte de una organización, pero 18 años dan testimonio de estas cosas. Fundé una escuela primaria en mi barrio y una escuela secundaria en donde estudian más de 400 vecinos, porque creo que la educación salva la vida. Como me salva a mí, se la puede salvar a cualquier pibe de mi barrio. También fundé seis cooperativas que dan trabajo. Cuatro comedores que dan de comer. Hay una obra que muestra que hay una persona transformada… – No discuto sus méritos y no lo estoy juzgando, quiero que quede claro eso, sobre todo porque lo respeto… - No, entiendo. Perdón la efusividad, pero... – El tema es una decisión arriesgada de un sector político con posibilidades de ganar que haya decidido elegir una personalidad como la suya con su pasado, con su presente y con eventualmente su futuro. - No fue sencillo que tomaran esa decisión. – Por eso, ¿qué piensa de esa decisión y cómo cree que va a tomar el electorado porteño que una personalidad como la suya esté en la lista con Leandro Santoro? - Primero, la decisión me parece razonable, porque somos un espacio político que milita para eso, para que sectores, para que personas que están en la marginalidad o para que personas que están en los sectores más excluidos de la sociedad puedan llegar a espacios a aportar su experiencia de vida. Me hiciste una pregunta hace un rato sobre el hambre. ¿No te parece que mi opinión sería importante en una política contra el hambre, después de haber vivido lo que viví? Me parece que es importante tener las voces de aquellos que sufren. Somos un sector subrepresentado en la política, sobre el cual se deciden muchas veces y se toman muchas políticas y muchas decisiones por las cuales no somos consultados y no hay ninguno de nosotros ahí, formando parte de esa discusión y tratando de aportar. “Che, me parece que con esto le va a narrar, con esto, sí con esto no”. Y por ahí nos equivocamos y discutimos y técnicamente nos dicen “no, no es posible”, pero creo que tenemos mucho para aportar a la sociedad. Creo que aquellos que me critican son los mismos que reivindican la meritocracia, pero sin embargo no la ven en mí, extrañamente, quien desde la nada me construí. A mí nadie me regaló nada en mi vida. Mi mamá nunca me pudo regalar nada en mi vida. La única vez que me regaló algo estaba preso, que fue una remera de una marca que era de moda en ese momento. Fue a visita y ella iba de visita con la plata que le daba a mi esposa y se alternaban, cada 15 días venían una y a los 15 días venía la otra. Cuando me regaló la remera le digo ¿para qué me traes esta remera? Porque nunca me había regalado nada. Y después resulta que estaba cobrando la pensión de madre de siete hijos y con la primera pensión me quiso comprar una remera porque nunca me había regalado nada nuevo. Yo me construí desde la mierda solo, a mí nadie me tiró una soga nunca. A mí el sistema nunca me dio nada. ¿Sabés lo que me costaba salir del pabellón para ir a estudiar? No sé si tuvo la posibilidad de ver la serie Espartanos. – No. – Le aconsejo que la miren y que vean la actitud que tienen los penitenciarios con aquellos que quieren hacer las cosas bien, con las que ellos quieren salir. El penitenciario también piensa que el preso está perdido, entonces le hace la vida imposible. A mí me hacía la vida imposible el Servicio Penitenciario para ir a estudiar. La puerta de la escuela de mi pabellón quedaba a siete metros, exactamente. Y yo tardaba tres horas en recorrer esos siete metros. Tres horas: me tenía que levantar, desayunar y almorzar todos juntos y pararme en la reja del pabellón y volverlo loco al policía para que me saque. Pensaba y lo miraba y decía “¿en dónde te chipearon de tal manera que no me dejes ir a la escuela?” – ¿Usted se reivindica como un ejemplo de la meritocracia? - Yo estudié, me preparé en un contexto de encierro. Recuperé mi libertad en una sociedad en donde ninguna persona con antecedentes penales consigue trabajo, prácticamente. Lo conseguí, me reconstruí, encontré en la militancia un sentido de vida, hice las obras que te conté. Encontré una sensación muy hermosa que le pasa adentro al militante real, el legítimo, el verdadero, no el que está en la mercadería. Cuando le transformás la vida a alguien, hay algo que pasa en vos -inclusive hasta me hice adicto a eso- de una satisfacción de decir “este está mejor por un poquito de esfuerzo que yo le metí”. Eso que todos los días cuando me levanto piense “si no me levanto, hay familias que necesitan que yo me levante, así que arriba Salvatierra, a dar la pelea que toca hoy”. – ¿Creen que pueden ganar? - Sí, podemos ganar, pero depende de los porteños. Podemos ganar por virtudes propias y por errores ajenos. Pero no hay nada ganado. Hay que esperar el día de las elecciones, la gente tiene que expresar su voluntad y nosotros tenemos que tratar de conseguir explicarle a la sociedad porteña qué es lo que venimos proponiendo. Sí vemos que hay una ciudad como nunca abandonada, sin gestión, con un proyecto agotado, que lleva 20 años gobernando la misma ciudad. Naturalmente, tiene un desgaste notorio, no tiene nuevas ideas. Después de 20 años nos vienen a hacer la misma promesa, porque el subte F fue el mismo subte que prometió Macri en su primera campaña cuando dijo que si éramos estúpidos que no podíamos hacer diez kilómetros de subte por año... ¡y no hizo ni 20 centímetros! Ahora viene su primo, 20 años después, a prometernos lo mismo, como si no tuviéramos memoria o como si fuéramos tontos. – En la campaña, por ejemplo, a Vidal, que se pregunta ¿qué va a hacer Pitu Salvatierra si hay una toma? ¿Va a ir a apoyar esa toma? ¿Usted qué responde? - Le preguntaría a Vidal por qué no responde que personas que cobraban planes sociales eran aportantes de su campaña y cómo hizo para comprarse una casa en el barrio más exclusivo de la Argentina con plata que le prestó el propietario de la casa. Igual, esperemos que no se dé ninguna toma. Si el Estado cumple con sus obligaciones y da el acceso a la vivienda como corresponde y no se usa la vivienda como atesoramiento o como un bien de acumulación de riqueza y recupera su rol social, la gente no va a tomar ningún lado. Nadie quiere tomar nada. – Pero ocurren, son cosas que ocurren. - Hay tomas que ocurren porque hay situaciones que no se resuelven. En la Ciudad de Buenos Aires hay muchas casas sin gente y mucha gente sin casas. Acá tenemos Puerto Madero, en donde está ocupado el 10%. El norte de la ciudad de Buenos Aires lo mismo. – ¿Pero qué hay que hacer con Puerto Madero? - La casa tiene que estar accesible para la gente. – ¿Puerto Madero? - Pero no es que tiene que estar accesible para mí, que vivo en una villa. Ni siquiera un profesional puede vivir en Puerto Madero. ¿Qué sentido cumplen esas casas donde no vive nadie? Es inaccesible para un profesional. Lo que hay que hacer es que la vivienda recupere su rol social y el rol social es que alguien tiene que vivir ahí adentro. Y si vos la querés dejar vacía porque querés atesorar, bueno, algún costo tenés que pagar, porque para que vos tengas esa vivienda vacía hay una familia que vive en la calle. Porque al haber menos oferta, es oferta o demanda, los precios suben. Si todas esas viviendas que están vacías en Puerto Madero, en el norte de la ciudad, salieran al mercado inmobiliario ¿no bajarían los precios de los alquileres? – ¿Pero lo que usted está planteando es que hay que poner impuestos a las viviendas desocupadas? - Yo creo que sí. Yo creo que hay que poner impuestos progresivos a las viviendas ociosas, no desocupadas, ociosas. – ¿Y qué serían ociosas? - Las viviendas que no cumplen ningún rol, que están ahí solamente para estar, para que una persona que tiene dinero pueda seguir acumulando dinero. Que elija otra manera de atesorar, no la vivienda, porque la vivienda tiene que recuperar lo que perdió en los años 70. Esto es una herencia de la dictadura. En la Argentina, en la dictadura se empezó a poner los valores de las viviendas en dólares. – Pitu, estamos en 2025. - Bueno, es la herencia de la dictadura. Es el único país en donde se construye en pesos y se vende en dólares. – Está bien, pero estamos en el 2025. - Por eso digo. Es el único país en donde se construye en pesos y se vende en dólares. Se debería prohibir poner el precio de la vivienda en dólares, porque nadie construye en dólares, acá construyen en pesos. Entonces, si vos construís en pesos, ponele el precio de la vivienda en pesos, aunque sea el mismo valor en dólares, pero en pesos. ¿Me entendés? Igual con eso no vamos a resolver nada. Pero digo, la vivienda tiene que recuperar el rol social, tenemos que volver a darle a la vivienda habitantes. Construir edificios para que no viva nadie no le encuentro sentido. – ¿Qué otra propuesta de este estilo tiene además del impuesto a la vivienda ociosa? - Por ejemplo, tenemos una propuesta en educación. Nos parece que en el sur de la Ciudad de Buenos Aires hay que construir más escuelas de jornada completa, porque en el sur de la ciudad de Buenos Aires, a diferencia del norte, en donde los chicos tienen actividades extracurriculares, los chicos cuando salen de la escuela y son de cuatro horas nomás, el resto del día el hermano mayor termina siendo el niñero de los otros chicos. Y muchas veces no puede ir ni a la escuela secundaria, ni a trabajar, ni desarrollarse por cuidar a sus hijos. Si tenemos una escuela de extensión, quizás le resolvemos un poquito mejor ese tema. Por ejemplo. – Otro tema que genera mucha polémica es lo que está planteando Ramiro Marra, de sacar a los “fisuras” de la calle, y que se combata a los trapitos… - Decir que hay que sacar a los “fisuras” de la calle es una cosa perversa. – ¿Por qué? - Porque es despectivo. Seguimos hablando de gente que está con problemas. Estamos hablando de gente que a veces está enferma. Él se refiere a las personas que están en situación de calle y tienen problemas de adicciones, que no son los únicos que están en calle. No son “fisuras”, son pibes con problemas de adicciones, con problemas de salud mental que hay que ayudarlos. Pero cuando vos le ponés el título de “fisura”, lo deshumanizás y cuando lo deshumanizás podés proponer lo que propone Marra. ¡Cobrarle una multa a un tipo que vive en calle! ¿Me entendés? O tirarlo y hacer lo que hace Jorge Macri: Sacar una foto y decir “ahora están, ahora no están”. ¿Por qué? Porque lo deshumanizamos. Y no hay que deshumanizar a esa gente son humanos, son personas, sufren, son gente que tienen vida, que deben tener familia, que deben tener una mamá que espera que algún día recapacite y quizás vuelva a su casa y que no encuentra el camino para volver. Yo estuve ahí. Las adicciones son una enfermedad que te atrapa muy profundamente, es un mundo muy oscuro. – Pero a veces esa persona al mismo tiempo está generando situaciones de inseguridad en el barrio, que amenaza a los vecinos, que tiene actos de violencia. - Eso no quiere decir no reprimir el delito. El delito se reprime, ya sea una persona que está en situación de calle… El que delinque tiene que ir preso y la Policía tiene que reprimir el delito, eso no es discusión. Pero no todos los pibes que están en esa situación hacen eso. Algunos piden monedas, algunos ni molestan, algunos manguean. – ¿Hay que dejarlos? - No. Hay que mejorar los lugares en donde pueden estar. También, si la economía del país es la que tenemos hoy y el desempleo y el hambre siguen creciendo, estos casos se van a ir acumulando. Si no resuelves en lo macro la cuestión del hambre, porque es verdad que muchos de los que están acá durmiendo en la ciudad no son de acá. ¿Por qué se fueron de allá? Porque allá no hay oportunidades. Entonces démosle oportunidades también allá. Me parece que es más complejo. No quiero que queden en la calle, no deben quedar en la calle. A mí también me molesta que estén en la calle, pero por un motivo diferente que le molesta a Marra. A mí no me molesta que estén en la calle porque dan apariencia de suciedad a la ciudad. A mí no me molesta que estén en la calle porque hay algunos que sienten olor a pis. A mí me molesta que estén en la calle porque son seres humanos que merecen vivir en un lugar que sea propio, tener la seguridad de un techo, tener la posibilidad de construir su vida. Por eso me molesta. El peronismo y la interna – Quiero que nos transmita su mirada sobre lo que está pasando en el peronismo, sobre todo el peronismo de la provincia de Buenos Aires. - A nadie le gustan las internas. Son discusiones naturales en la política, siempre se discute por poder. La política es así. Es un ámbito donde se discute por poder. Mucho más en los años electorales en donde se definen las candidaturas, se dan discusiones muy férreas, muy fervorosas, muy duras, se tensan las situaciones hasta casi quebrarse y después no se quiebra. Lo que pasa es que comúnmente eso se hace con las puertas y las ventanas cerradas de la casa. El problema es cuando lo hacés con las puertas abiertas, ventanas abiertas delante de una sociedad que está pasando un montón de dificultades. Eso no es bueno, no la discusión política. Me parece que debería ser una discusión a puertas cerradas y que no esté todo el mundo hablando por los medios. – ¿Le gustaría que Cristina sea candidata? - Es una decisión de ella, pero sí, me parece que sería una buena candidata en la provincia Buenos Aires, no tengo ninguna duda. – Si tuviera que votar en la provincia Buenos Aires, ¿la votaría a Cristina a Axel? - Sí, claro, a Cristina. No porque tenga algo contra Axel, me parece un gran compañero, pero Cristina es la constructora del proyecto con Néstor Kirchner, tiene probada experiencia para llevar adelante el rumbo del país. – ¿Se está rebelando Axel Kicillof? - No. Tiene la potestad como gobernador de definir las elecciones y creo que está tratando de mostrar un poco de autonomía. A mí me da un poco de miedo que se equivoque en los tiempos, me da un poco de miedo que se coma la curva de que Cristina está jubilada. Quien camina los barrios, quien va por los lugares, Cristina sigue siendo Cristina para un sector de la sociedad muy importante. – ¿Usted se reconoce peronista? - Claro, por supuesto. – ¿No le asigna ninguna responsabilidad a este estado de cosas al peronismo? - Sí, claro. El último gobierno de Alberto fue horrible. – ¿Y cómo es eso? - El peronismo no es solamente el gobierno de Alberto. Peronismo también es el gobierno de Cristina, el peronismo también es el gobierno de Perón de 47. – Y el de Menem. - También el de Menem. Claro, sí. Te voy a decir algo: me lo cargo a Menem al hombro, me lo cargo a Alberto al hombro y me alcanza y me sobra con Cristina, Néstor y Perón. – A ver… - Me alcanza y me sobra. Fueron los mejores años de este país. Vayan a las estadísticas. Hablan de 70 años de peronismo que no existieron porque no hubo 70 años de peronismo. Hagan mejor la cuenta, muchachos, ya sabemos que no saben sumar. Miren los balances de las grandes empresas, los niveles de empleo, los niveles salariales. – ¿Con Perón, Cristina y Néstor ya alcanza? - Lo otro que te quedan por afuera son Menem y Alberto. Sí, claramente. Creo que los otros tres fueron superiores al daño que pudieron haber causado Menem y Alberto. – Con Alberto estaban todos… - Yo inclusive acompañé a Alberto. Creo que tuvo un gran manejo de la de la pandemia, excepto por la foto. Pero después tuvo un gobierno horrible, que no resolvió ninguna de las variables que al peronismo le interesa siempre resolver porque son las que afectan a su electorado. La inflación. Generamos un fenómeno que nunca hubo en Argentina: trabajadores asalariados por debajo de la línea de la pobreza. Me hago cargo y creo que hay que hacerse cargo y nos tiene que doler y nos tiene que doler fuerte para no volver a dejar que pase. Para que cuando algún presidente que se diga peronista haga eso, nos encuentren a nosotros en la plaza, enfrentándolos. No inmóvil como la última vez, sin hacer nada. Y si hay que irse del gobierno porque un presidente no cumple con los mandatos del peronismo, hay que irse del gobierno.
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