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    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 13/04/2025 04:48

    Mantenimiento deficiente en espacios públicos Sr. Director: Quisiera expresar mi malestar como vecino de Concepción del Uruguay ante la falta de mantenimiento real en algunos espacios públicos, en especial en la zona norte de la ciudad, entre el Parque de La Loba y el Velódromo. Allí, el municipio ha realizado una obra muy valiosa: una amplia calle y veredas adoquinadas que mejoran el tránsito y la circulación peatonal. Sin embargo, el abandono posterior de esta misma obra es alarmante. El pasto avanza sin control sobre los adoquines, tapando veredas y partes de la calle. Las cuadrillas municipales, o integrantes de cooperativas, efectivamente se hacen presentes, pero su trabajo es superficial. Cortan el pasto, sí, pero lo dejan crecer sobre los bordes sin retirarlo ni limpiar adecuadamente, como si eso fuera suficiente. Así, lo que debería ser mantenimiento termina siendo solo una «lavadita de cara» que después se presenta como una mejora cuando en realidad es un descuido. No se entiende cómo una obra tan reciente puede ser dejada al abandono de esa manera. ¿Para qué invertir en infraestructura si luego no se cuida como corresponde? Como ciudadano, me duele ver recursos públicos mal aprovechados y espacios con potencial deteriorarse por falta de compromiso en el mantenimiento. Atentamente, Alicia Albornoz *** Una jauría suelta, un peligro que nadie ve Señor Director: Me dirijo a usted para expresar una situación preocupante que afecta diariamente a quienes circulamos por calle Moreno, entre Victor Etcheverry y Calderón. En esa cuadra, una jauría de al menos cuatro perros sueltos se ha convertido en un verdadero peligro para transeúntes, ciclistas y motociclistas. Estos animales, que deambulan sin ningún tipo de control ni cuidado, ladran de forma amenazante, tiran tarascones a los tobillos de quienes caminan por allí, y en más de una ocasión han provocado sustos que podrían haber terminado en accidentes. Los motociclistas y ciclistas, especialmente, corren el riesgo de caerse al ser atacados sorpresivamente por estos perros que aparecen de golpe y arremeten con furia. Estamos hablando de una zona donde también caminan niños y personas mayores, que son los más vulnerables y menos capaces de defenderse ante una situación así. Es angustiante ver cómo uno debe cruzar de vereda o apurar el paso, como si uno fuera el que está en falta, mientras los perros andan como dueños de la calle. Además del riesgo que representan, los perros están visiblemente descuidados: uno tiene sarna, otro presenta una herida en la cabeza. Se los ve famélicos, deshidratados, sucios y sin ningún tipo de atención. Por el tiempo que llevan en la cuadra, es evidente que el dueño vive allí cerca, o al menos debería estar al tanto de lo que ocurre. Si estos perros tienen dueño, esa persona debería hacerse cargo urgentemente; y si no lo tienen, entonces que actúen quienes deben hacerlo. ¿Dónde están las organizaciones protectoras de animales en estos casos? ¿Por qué nadie se ocupa cuando estos animales son un peligro para terceros y a la vez están abandonados, enfermos y maltratados por la propia indiferencia? ¿Y qué hace el municipio? Porque si un perro muerde a una persona o provoca un accidente, todos se lamentan después, pero nadie previene. La violencia hacia los animales es un hecho gravísimo y repudiable. Pero también lo es la omisión de cuidado, tanto para los animales como para las personas. Esta jauría está en estado de abandono y a la vez es un riesgo constante. No hay que esperar a que ocurra una desgracia para actuar. Atentamente, Rodolfo Zapata *** Una ciudad sucia, una postal que duele Señor Director del diario La Calle: Quisiera aprovechar este espacio para manifestar mi profunda preocupación por el estado de suciedad que se ve en las calles de Concepción del Uruguay. Basta con recorrer cualquier barrio o simplemente caminar por el centro para notar que la ciudad está sucia, y que el sistema de recolección de residuos deja mucho que desear. No solo hablamos de un problema estético, sino también de salubridad y convivencia urbana. Es habitual ver cómo los camiones recolectores —que supuestamente deberían colaborar con el orden y la limpieza— transportan la basura de manera descuidada, con operarios que arrojan las bolsas como si se tratara de un juego. Cuando estas se rompen en el aire o al impactar contra el camión, el contenido queda desparramado en plena calle, generando focos de suciedad y malos olores que nadie se molesta en limpiar. Así, el paisaje urbano se llena de cajas de leche aplastadas, restos de comida en descomposición, papeles (que uno quiere pensar son servilletas y no otra cosa) y todo tipo de residuos hogareños desparramados en la vía pública. El viento hace el resto: papeles volando, basura acumulada en los cordones de las veredas, y una ciudad que transmite abandono y falta de cuidado. No puede ser que una ciudad con historia, con turismo, con identidad, se vea así. Tampoco puede ser que los trabajadores municipales —a quienes se les paga con los impuestos de todos— no realicen su tarea con la responsabilidad y el respeto que merece la comunidad. ¿Dónde está el control? ¿Dónde están los funcionarios responsables de supervisar el servicio? ¿Dónde está la planificación para que la recolección no se transforme en un agravante del problema? Es triste decirlo, pero Concepción del Uruguay está sucia, y no por culpa de los vecinos solamente. Hay un déficit evidente en la gestión del servicio de limpieza urbana, que merece una revisión urgente. No se trata de una exageración ni de una crítica vacía: se trata de mirar alrededor y ver cómo la basura le gana la pulseada a la limpieza, mientras quienes deben solucionarlo miran para otro lado. Atentamente, Ramiro Ocampo

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