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  • Carolina Amoroso: “Esperaba el amor, nunca sentí la cuenta regresiva, tengo una cuota de inconsciencia sobre mi edad”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/04/2025 04:43

    María Laura Santillán Con Carolina Amoroso No es nada fácil plantarse frente a una cámara y lograr la atención de los espectadores haciendo periodismo profesional. Afectarlos, comprometerlos, inspirarlos, “pasar el vidrio”, decimos en la tele. Carolina Amoroso lo logra desde el primer día gracias a su curiosidad, a su compromiso con la tarea y a su modo de relatar las noticias. Y porque aún cuando su protagonismo en los medios crece, actualmente trabaja en Infobae en vivo, en TN y en Cadena 3, siempre se piensa como debe pensarse un periodista: como cronista, como contador de historias. Hija de una mujer estudiosa de la palabra justa y de un hombre incansable, Carolina vive su vida y su profesión como una construcción permanente, nada ni nadie la distrae de sus deseos: su profesión y su proyecto de familia. – Yo me tropecé un poco con el periodismo. Mi madre, cuando era chica, me regaló la valijita ‘Juliana periodista’. Creo que tuvo una intuición, pero yo anduve un poco por todos lados. Estudié Comunicación, hice la especialidad en la Especialización en Estudios Culturales, tenía la idea de ser crítica literaria o crítica de arte. Mi madre, una mujer de las letras, vio que había algo ahí y también un profesor en la facultad, Marcos Gorban, que me dijo: tenés condiciones para trabajar en medios. Me quedé estancada con mi tesis de grado, me frenó un desencanto amoroso de la dulce juventud que parecía un mundo en ese momento. El disparador fue un mail que le mandé a ese mismo profesor diciéndole que estaba para probar y entré a trabajar en producción periodística. – Hay otra decisión importante que tomaste. Mirar el mundo, estudiarlo, y ocuparte de los vulnerables, los migrantes, los desplazados. – Sí, es una decisión, pero tiene mucho que ver también con mi línea de tiempo personal. Yo soy hija de un petrolero, por los caminos del petróleo vivimos en Venezuela, en Ecuador, en Brasil, en el norte de México. La frontera con Estados Unidos de la que tanto se habla, la conocí hace muchos años atrás cuando pasaban algunas de las mismas cosas que hoy pasan y se hablaba poco. América Latina se convirtió un poco en mi casa y en mi gran fascinación, incluso con todos esos dolores y esas heridas abiertas, o quizás por esas heridas abiertas. Así que para mí, las historias de América Latina e ir a buscarlas era natural que fueran mi camino en el periodismo. – Los psicólogos dicen que la infancia y también la adolescencia son la etapa en la que construimos cimientos muy fuertes, amigos para toda la vida, lugares que amaremos por siempre. Entre los 11 y los 16 viviste con tu familia en Venezuela y construiste con esa tierra un vínculo muy profundo que se refleja en tu trabajo. “NUNCA ME TERMINÉ DE IR DE VENEZUELA. ES UN LUGAR EN MI ALMA AL QUE VOY CUANDO SIENTO FRÍO.” – No puede ser que te acuerdes la edad precisa, pero sí, nunca me terminé de ir de Venezuela. Venezuela es como un capítulo aparte en mi vida. – Tiene también que ver con ese momento de la vida en que uno está muy abierto. – Sí, yo estaba buscando quién quería ser o quién podía hacer y encontré en ese lugar una forma de ser y estar que estaba bien y que tenía que ver con ese pueblo que me cobijaba. Entonces para mí es un lugar que me dio mucha identidad. Por eso es absolutamente natural y casi instintivo querer defenderla, porque es también una parte de lo que fui o de lo que soy. "Venezuela es como un capítulo aparte en mi vida", aseguró Carolina Amoroso (Fotos de Candela Teicheira) – Defenderla, involucrarte, investigar, seguir en detalle su actualidad. ¿Es tu segunda patria? – Absolutamente, sí. Para mí es mucho más que un lugar en el mundo, es un lugar en mi alma al que voy cuando siento frío. Porque quiero decir que Venezuela no es solo su tragedia. Alguna vez hablé de sacarle al chavismo el copyright de Venezuela. Venezuela es su tragedia, pero es mucho más que eso. – Es su calor. Tu mamá, tu papá y tus dos hermanos vivieron también toda esta etapa, todas estas mudanzas por el trabajo de tu papá ingeniero en petróleo. ¿Es lo mismo Venezuela para ellos o sos vos la que quedó más pegada? – Quizás por estos años tan formativos que vos decís, yo quedé muy pegada, pero para ellos también irse de ahí fue como divorciarse enamorado, dijo una amiga mía de Venezuela. Es un poco así, fue un destierro bastante sentido para para mí. – ¿Que no pasó con Brasil, ni con Ecuador, ni con los otros lugares en que estuvieron viviendo? – Hay una parte de uno que está en esos lugares, pero quizás porque como vos decías, en mi edad tan formativa quedó muy prendida en mi identidad. Y además, por cierta cuota de rebeldía que tiene que ver con el gen periodístico, porque es un país sometido a un destino muy injusto. Quizás parte del ser periodista tiene que ver con abrazarse a este ideal de hacer algo por cambiar el rumbo de las cosas, aunque la tarea de uno sea muy chiquita. Ecuador es una tierra fascinante, México lo mismo, Brasil es un país continente, Río de Janeiro es la mejor ciudad del mundo. “MI PADRE ES INGENIERO, DESPUÉS DEL DERROTERO DE LA EXPATRIACIÓN, ESTUDIÓ GASTRONOMÍA, Y A LOS 74 ESTUDIA DERECHO EN LA UBA” – Nos une que sos estudiosa, metódica, disciplinada, creo que eso lo inspiró y lo sigue inspirando tu papá, que está cursando ahora una carrera de grado. – Sí, mi padre empezó a estudiar derecho a sus 74 en la Universidad de Buenos Aires y está muy contento. Mi padre, después de haber terminado con el derrotero de la expatriación, cumplió su sueño de ser profesional gastronómico, estudió en el IAC, hizo la especialización en pastelería. Es un gran pastelero, pero bueno, ahora emprendió el camino de estudiar Derecho. Nos divertimos mucho porque está descubriendo un mundo. "Quizás parte del ser periodista tiene que ver con abrazarse a este ideal de hacer algo por cambiar el rumbo de las cosas, aunque la tarea de uno sea muy chiquita", explicó Carolina Amoroso en entrevista con María Laura Santillán – Ahí está la impronta, el gen, la costumbre, el ejemplo. – Sí, en mi casa el trabajo, la disciplina y el estudio eran sinónimos de libertad, en el sentido de que mis dos padres son hijos de esa promesa de la movilidad ascendente que venía a través de la educación y a través del esfuerzo. Son hijos del sueño o de la promesa de la meritocracia. Entiendo que a veces hay que nivelar la cancha para que los puntos de partida sean similares, ellos son hijos de eso. Siempre nos inculcaron mucho eso y yo soy nieta de eso, mis dos nonos eran inmigrantes italianos, mi nono era albañil, crecí con sus sueños de libertad. – Hay un momento en la vida en que los papás empiezan a provocarnos emoción, a conmovernos. Cuando uno está creciendo los padres son el mandato, son en quienes uno quiere verse reflejado, son la exigencia… En algún momento eso cambia y uno empieza a emocionarse con ellos. ¿Te empezó a pasar? – Todo el tiempo, y los cito todo el tiempo. Como que pegó la vuelta, los humanicé. Hice todo ese proceso de humanización que muchas veces implica pelearse, tener fricciones, como todo hijo, adolescente o joven. Ahora estoy en el momento en el que empiezo a valorar esos retazos de sabiduría que todo el tiempo me daban. Mi mamá es la fundadora de mi idea del amor. Me acuerdo que una vez, en la terraza de la casa de ellos en Río de Janeiro me dijo: “para mí el amor es una larga conversación, y yo sigo eligiendo conversar con tu papá todas las noches”. Esa idea del amor tan simple pero honda, es de mi mamá. – Vuelven a estar presentes todas las frases que nos dijeron, pero también que uno empieza a mirarlos y a enternecerse. – Sí, y con cosas que no fueron, que también te siembran esa rebeldía para buscar la revancha en tu línea de tiempo. Yo estoy segura que mi madre hubiera sido una gran contadora de historias, una gran periodista, y quizás hay una parte de mí que está saldando cuentas pendientes de ella. O de mi abuela, que soñaba con ser poetisa como Alfonsina Storni y escribir historias, pero la habían mandado a corte y confección. En ese momento se coartaban los sueños de tantas mujeres como en el caso de mi abuelita. A veces la línea de tiempo de uno es una revancha. – Tu vieja, además, tiene un oído muy fino para la sintaxis, para la semántica, sobre cómo deberíamos decir lo que decimos. – Sí, creo que compartimos esa obsesión y tenemos a esa correctora encima nuestro. El lenguaje nos cuenta también cosas sobre nosotros mismos y el uso que hacemos del lenguaje revela cosas sobre nosotros. "Yo estoy segura que mi madre hubiera sido una gran contadora de historias, una gran periodista, y quizás hay una parte de mí que está saldando cuentas pendientes de ella", dijo Carolina Amoroso – ¿Te gusta que ella te esté mirando y chequeando que digas las cosas como deben decirse? – Sí, pero a veces me pone mal porque tengo muchas muletillas que despliego a diario. Mucho tiempo de aire nos hace desarrollar vicios. “Tanto adverbio, tanto…”. Y digo: mami, es lo que puedo. “Buscá otro conector”. “Escribite conectores, estás diciendo mucho ‘por supuesto’ “. Tenés razón. – ¿Qué no te puede faltar de ella? Eso que necesitás sí o sí, aunque pase el tiempo. – Toda ella, porque además es y ha sido una gran amiga. Con mi madre he compartido cosas hasta de mi desarrollo personal como mujer. Ha sido una gran aliada y una gran amiga sin perder nunca el lugar de mamá, siempre calibró muy bien eso. En el fondo creo que no me puede faltar el abrazo, pero siendo una mujer de la palabra, la palabra justa y el abrazo. – ¿Y de tu viejo? – De mi padre el ejemplo, el faro. Mi padre es un hombre de la acción y a mí me inspira, más de lo que le puedo decir, el verlo hacer, verlo enfrentar la vida. Mi viejo tiene una prepotencia de vida que es inspiradora, verlo tan aferrado a la vida. – Sos muy cautelosa y racional, eso está por encima de los impulsos. ¿En qué cuestiones elegís no tomar riesgos y en qué otras tomás riesgo sin pensarlo? – Cuando me apasiono con una historia es un poco sin pensarlo. Y en los afectos, yo salto y la red aparece, cuando quiero, quiero mucho. “A GUIDO LO CONOCÍ POR INSTAGRAM, DESPUÉS DE HABLAR MESES UN DIA NOS ENCONTRAMOS A TOMAR UN CAFÉ.” En abril de 2024 Carolina se casó con Guido Covini. Guido es ingeniero industrial y también es músico, tiene su propia banda “Parientes”. Hoy esperan a su primer hijo para el mes de septiembre. – ¿Cómo fue que conociste a Guido? – Por Instagram. Un valiente, me escribió por Instagram. Yo había hecho uno de mis viajes a Ucrania, él me había visto por un video de Instagram y me escribió hablando sobre la cobertura. Yo en ese momento no había visto el mensaje, y él insistió con otros mensajes tiempo después. María Laura Santillán con Carolina Amoroso - “A MI MARIDO LO CONOCÍ POR INSTAGRAM, ME ESCRIBIÓ Y POR ALGUNA RAZÓN LE CONTESTÉ” – ¿Hablando siempre de tu trabajo? – Sí, muy elogioso. Recuerdo que un día vi una seguidilla de mensajes de un chico que tenía además el tilde azul y dije: lo conozco de algún lado quizás y no le estoy contestando. Entré a su perfil y no lo conocía de ningún lado, pero me pareció que lo quería conocer. – Es muy lindo Guido. – Es encantador. Es una persona a la que el alma se le fue la cara. Es lindísimo, pero el alma es más linda por dentro. – Debe escribirte mucha gente por Instagram. – Sí, y por alguna razón fui a ese perfil y le contesté. Y después de hablar bastante tiempo, te diría meses, un día nos encontramos a tomar un café. – ¿Qué había que saber esos meses? – Creo que conocer un poco el mundo afectivo del otro. Me encontré con alguien muy enamorado de su vida familiar, de sus afectos y dije, creo que tenemos que vernos. Y nos encontramos a tomar un café. El resto de la historia se escribe sola. – En estos diálogos estos meses previos se fueron contando la vida. – Sí, y también algo del día a día. Me encontré con alguien que era muy sereno. Yo no soy tan serena a veces, soy más ansiosa, y me encontré con alguien que me daba cierta serenidad y lo quise conocer en persona. Nos conocimos, nos casamos y ahora estamos esperando un bebé. "Guido es encantador. Es una persona a la que el alma se le fue la cara. Es lindísimo, pero el alma es más linda por dentro", describió Carolina Amoroso “TODAVÍA ME ESTOY PREGUNTANDO QUÉ QUIERO SER CUANDO SEA GRANDE” – Llegan los 40 pronto. – Sí, el 14 de agosto de este año. – Hay muchos cambios en tu vida ahora, están los registran el cambio de década y los que no. –Tengo registro, lo que pasa es que se viene un hito tanto más grande en mi vida que eclipsó todo. Yo los 40 los pospuse para el año que viene, hasta próximo aviso. – Para después de que nazca el niño. – Además hay cierto grado de inconsciencia en mí. Todavía me estoy preguntando qué quiero ser cuando sea grande, tengo muchas cosas que quiero explorar. ¿Viste esta curiosidad? No me quedé con ganas de muchas cosas hasta aquí. – Te das los gustos. – Igual tengo ganas de explorar más en adelante. Queda todo lo que falta, que es un montón, estoy dispuesta a abrazarlo y a que la vida también me sorprenda, pero ha estado muy bien esto. – ¿Vas haciendo todo lo que querés? – Sí, obviamente uno se topa con limitaciones. En muchas cosas interviene el trabajo duro, el estar preparado para los desafíos que la vida te pone. En muchas cosas interviene también la suerte, no hay que sobreestimarse, hay algo de estar en el momento justo, en el lugar justo. Pero para cuando eso llegue quiero estar preparada. “ESPERABA EL AMOR. ALGUIEN A QUIEN VIERA COMO EL PAPÁ DE MIS HIJOS” – Siempre tuviste ganas de ser madre. ¿Qué creés que esperabas? – El compañero, el amor. "Todavía me estoy preguntando qué quiero ser cuando sea grande, tengo muchas cosas que quiero explorar", contó Carolina Amoroso durante el reportaje (Fotos de Candela Teicheira) – ¿El padre de los hijos? – El amor. Este amor que te hace mejor de lo que creíste que eras. Creo que esperaba eso, alguien a quien viera como exactamente eso, como el papá de mis hijos. Y llegó. – Muchas mujeres con muchas ganas de ser madre imaginan algo en el otro que no existe. – Sí, en ese sentido he hecho bastante terapia. Me acuerdo que en alguna de esas encrucijadas difíciles, yo sentía que por correrme de un camino estaba más lejos de mis sueños de familia. – O sea, al separarte de una pareja sentías que quedaba más lejos formar una familia. – Sí, y fue muy emocionante cuando la terapeuta me dijo: al contrario, estás cada vez más cerca. Tiene que ver con defender la idea de que una familia, imperfecta como todas, es un proyecto de amor. Y que ese proyecto de amor tiene que nacer de un núcleo de amor. “TENGO UNA CUOTA DE INCONSCIENCIA SOBRE MI PROPIA EDAD” – Tuviste mucha paciencia. Lo conociste a los 37, 38 años. – Sí, 37, ahora tengo 39. Tuve paciencia, pero porque tengo esta cuota de inconsciencia sobre mi propia edad (se ríe). – No tenés dimensión del paso del tiempo. – No, no creo ser tan grande, para mí hay que chequear eso…. Definitivamente lo soy. “NO SENTÍ ESA CUOTA DE ANSIEDAD. NUNCA SENTÍ ESA CUENTA REGRESIVA” – ¿No sabías que te ibas acercando a los 40? ¿Al reloj de la maternidad? – No sé si tanto, pero creo que no sentí esa cuota de ansiedad. María Laura Santillán con Carolina Amoroso - "ESPERABA EL AMOR. NO SENTÍ LA CUENTA REGRESIVA. TENGO UNA CUOTA DE INCONSCIENCIA SOBRE MI PROPIA EDAD" – Porque no era que faltaba el deseo, tampoco era porque había mucho que hacer en la profesión. – Es verdad que el camino profesional para mí también es un amor, es una pasión, me ha absorbido mucho y puse mucho ahí, volqué mucho. No es tanto por eso, sino por una falta de conciencia de esa línea de tiempo. Yo nunca sentí esa cuenta regresiva. También creo que muchas de esas emociones las he canalizado en cuidar a otros o en hacer lazos de protección con otros. En la tía que hay en mí, mis sobrinas son muy importantes para mí, eso me permitió desplegar esa cosa afectiva que tenía adentro. Pero sin dudas que el deseo estaba, no estaba este componente de la ansiedad que es absolutamente válido y posible que aparezca, pero no apareció. – Vas a tener un varón. ¿Cómo se vive eso? – Espectacular. No sé nada, con mucho desconocimiento de todo porque soy muy primeriza. Pero estoy emocionadisima, siento que es el mejor sueño del mundo ser madre. – La llegada de un varón es también empezar a correr. – Sí, claro, desplegar energía, juegos más físicos. Mi madre, que tiene dos hijos varones, me contaba sobre el idilio de los varones con las mamás. Cuando estaba la pregunta de si iba a ser nena o varón, a mí lo único que me importaba, es una frase hecha, es que estuviera bien. – Vos que sos tan pero tan inquieta, vas a tener que quedarte en el nido. ¿Estás preparada? – Sí, creo que sí. Igual uno tiene un montón de ideas preconcebidas sobre cómo va a ser y después se topa con… – ¿Cuál es la idea preconcebida? – La idea que tengo es seguir abrazada también a mis caminos y a mis pasiones, mis búsquedas profesionales, personales. Es el bebé de esta mamá que tiene un mundo del que quiero hacerlo parte, tengo un mundo construido que me apasiona. El mundo profesional está lejos de ser una fuente de agotamiento, de cansancio, tenemos el privilegio de trabajar en lo que nos apasiona. Mi trabajo a veces me descansa, y me permite canalizar bien cierta energía vital y creo que eso es bueno para todo aspecto de la vida. – ¿Y en el tema práctico, en la organización, cómo te imaginás? – Hago previsiones menos de las que te imaginás, pero Guido es muy ordenado. Me imagino pidiendo ayuda a alguien para que me de una mano porque sé que es una tarea ardua. Me imagino estando, muy presente. – Los medios audiovisuales son muy competitivos, son crueles por momentos. Esto de plantarte segura, de pedir lo que querés hacer, ¿de dónde sale? – Mis dos viejos han sido buenos ejemplos en ese sentido y me han dado las herramientas para que salga a buscar la vida y para adaptarme a distintos contextos desde muy chiquita. “¿Te sentís sola en la nueva escuelita? Resolvé, tenés herramientas, tenés algo para dar.” “APRENDÍ A QUERER MUCHO MIS LÍMITES, QUÉ NO.” – ¿Te dieron confianza? – Sí, y yo confío más allá de que tengo mis inseguridades. En el fondo confío en esa red dentro mío. Cuando hay que pedir algo o hay que decir no, aprendí a querer mucho también mis límites, qué no. Así como abrazar fuerte el qué sí, qué no. María Laura Santillán con Carolina Amoroso - “APRENDÍ A QUERER MIS LÍMITES: QUÉ NO.” – ¿Qué no? ¿Qué no, por ejemplo? – No ceder en nada que tenga que ver con mi integridad periodística, con lo que creo que está bien decir y hacer, con lo que creo que son las normas de ética de este oficio. También hay caminos muy diversos que se abren y puede surgir un espacio de oportunidad, pero si uno quiere perfilarse, y yo quiero ser una periodista que cubre internacionales y que profundiza en la historia, hay que insistir. A veces eso implica decir que no a oportunidades que pueden estar bárbaras, pero hay insistir en ese camino de perfilamiento. – Poder decir que no es difícil, pero también el camino se hace así. Seguís de cerca las noticias internacionales, pero mientras tanto de las noticias de la Argentina tenés que ocuparte. Con la mirada puesta en lo global, ¿cómo ocuparte con interés de temas diarios del pago chico? – A veces la perspectiva global te da una idea de que las cosas que nos pasan no son tan únicas. Más allá de contar el hecho puntual o lo coyuntural te da la posibilidad de contar la discusión que subyace. – La pregunta apunta a la propia curiosidad, que es nuestro motor. Al tener la perspectiva global, ¿cómo interesarte en la pequeña cosa, por ejemplo en la pelea entre Cristina y Kicillof? – Hay cosas de la discusión muy endogámica y chiquita, de la política mirándose a sí misma y discutiendo por un imperio de nada que genuinamente no me parecen tan relevantes, incluso a la hora de pensar la conversación pública. Decir que me parece que está divorciado de los grandes temas, incluso de la agenda local, o que está divorciado de las preocupaciones que tiene el ciudadano de a pie es un acto de honestidad. Decir lo que te pasa a vos cubriéndolo, contándolo, también es parte de nuestro oficio. Más allá de que los temas hay que contarlos y profundizarlos, siempre hay una arista con la cual llegás a interesarte. Además, leer bien tu pago como decís vos, te ayuda también a la hora de leer otros mundos.

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