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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/04/2025 02:31
“Argentina sigue siendo una economía relevante en el mundo, pero ha dejado de ser atractiva debido a sus fluctuaciones políticas y macroeconómicas” A través de las negociaciones por la ampliación del acuerdo de préstamo con el FMI y la política arancelaria volátil del presidente Donald Trump, Argentina estuvo más centrada en el escenario internacional que en el frente interno, donde indicadores de actividad confirmaron el avance hacia un sendero de reactivación que no se veía desde la recuperación tras la crisis de la pandemia de Covid-19. Como entonces, desde niveles muy bajos y con amplio camino por recorrer para pasar al deseado crecimiento sostenido. Frente a ese escenario, que no se corresponde con las necesidades de divisas del país, tanto para poder hacer frente a los pagos de la deuda comercial como honrar los servicios de los compromisos financieros, principalmente con los organismos internacionales, Infobae entrevistó a Marcela Cristini, economista de FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas) y profesora de la Universidad Torcuato Di Tella en Política y Financiamiento de la Vivienda, por su especialidad en el seguimiento de la economía internacional, y en particular del estado del Mercosur. — ¿Cómo caracteriza el escenario económico y geopolítico global en este momento? ¿Qué tendencias cree que marcarán los próximos meses? — En los escenarios globales siempre hay algún grado de incertidumbre que los mercados y las instituciones internacionales habían aprendido a administrar desde la Segunda Guerra Mundial. Un poco más adelante, luego de la caída del Muro de Berlín, se depositó confianza en un liderazgo unipolar de los Estados Unidos con negociaciones abiertas en nuevos foros como el G20. El primer “ataque” importante a ese status quo fue la invasión de la Federación Rusa a Ucrania (febrero de 2022) y, desde el 20 de enero de 2025, se registra un nuevo “ataque” a ese escenario por las iniciativas del presidente Trump en los Estados Unidos. “La nueva política económica e internacional de los Estados Unidos parece buscar el debilitamiento de todo el andamiaje institucional mundial” Mientras que el cierre de los conflictos ruso-ucraniano o israelí-palestino (con sus repercusiones en el Golfo Pérsico) podían encauzarse a su tiempo en el marco de las instituciones multilaterales, la nueva política económica e internacional de los Estados Unidos parece buscar el debilitamiento de todo ese andamiaje institucional, creando además un nivel de creciente incertidumbre con consecuencias graves para el crecimiento mundial y, especialmente, para las economías en desarrollo, que son las más dependientes del nivel de actividad internacional. Los ejes de la discusión internacional han cambiado y, en los últimos días, se ha hecho explícito el enfrentamiento de los Estados Unidos con China, como reflejo de su competencia tecnológica y los avances de la presencia china en el resto del mundo por vía del comercio internacional e inversiones (su programa de la Ruta de la Seda) y por los riesgos abiertos por sus acciones militares en el Mar de China. Un aspecto que no me gustaría dejar de señalar es que la preocupación de los Estados Unidos en su competencia tecnológica con China tiene un reflejo exacto en el flujo bilateral de comercio. No solo los Estados Unidos tienen un elevado déficit comercial con China, sino que sus exportaciones principales hacia China se concentran en la agroindustria (50%), mientras que los envíos chinos a los EE.UU. se componen de productos tecnológicos como celulares, computadoras, maquinaria y equipo tecnológico, etc. (60%). Esto no significa que la iniciativa arancelaria del presidente Trump esté bien orientada para resolver el problema. "No solo los Estados Unidos tienen un elevado déficit comercial con China, sino que sus exportaciones principales hacia China se concentran en la agroindustria (50%), mientras que los envíos chinos a los EE.UU. se componen de productos tecnológicos" Fuente: elaboración propia con base en Intracen — ¿Qué riesgos o tensiones externas podrían tener mayor impacto sobre economías emergentes como Argentina? — Las economías en desarrollo se benefician del crecimiento internacional por la vía del comercio y, especialmente, por las inversiones extranjeras directas en sus mercados. Esto es muy importante en un contexto de “nueva revolución tecnológica” como es el caso actual. (Esa revolución está, como mencioné, detrás del conflicto entre los Estados Unidos y China). Lamentablemente, en momentos de alta incertidumbre internacional, la teoría y la práctica económica nos han enseñado que los inversores y productores se detienen y esperan para la toma de decisiones en los mercados de bienes y servicios y buscan refugio en los activos seguros en el caso de los flujos financieros. (De paso, vale aclarar que, en el programa del presidente Trump, esos flujos y su influencia aparecen seriamente subvalorados). Ambos aspectos limitan las transacciones del comercio internacional y las inversiones que amplían la capacidad productiva o permiten financiar los baches financieros en las economías en desarrollo. “El nuevo escenario internacional nos toma en un momento en que se están haciendo los esfuerzos pertinentes para lograr la convergencia de la macro, pero cuando aún falta mucho para alcanzar la credibilidad necesaria frente a los inversores de todo tipo” El caso de Argentina es paradójico porque nuestro país sigue siendo relevante en el mundo con un ingreso per cápita medio alto, pero ha dejado de ser atractiva por mucho tiempo debido a sus fluctuaciones políticas y macroeconómicas. El nuevo escenario internacional nos toma en un momento en que se están haciendo los esfuerzos pertinentes para lograr la convergencia de la macro, pero cuando aún falta mucho para alcanzar la credibilidad necesaria frente a los inversores de todo tipo. Algunos avances se observan en los casos de inversiones en petróleo y minería debido a la excelente dotación de recursos local, pero esas singularidades no alcanzan todavía para un despegue permanente, que se dificultará aún más en este contexto internacional. "Algunos avances se observan en los casos de inversiones en petróleo y minería debido a la excelente dotación de recursos local, pero esas singularidades no alcanzan todavía para un despegue permanente" — ¿Qué efectos concretos podría tener para Argentina una nueva escalada proteccionista, como la suba de aranceles de importación que impulsa Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump? — Como hemos visto esta semana, la escalada de aranceles inicial se ha postergado ahora por 90 días a la espera de negociaciones entre los Estados Unidos y sus principales socios, en particular, los europeos. Canadá y México han quedado al margen del problema debido a la vigencia del Tratado de Comercio de América del Norte (Usmca), luego de un importante nivel de agresividad en las medidas en su contra al inicio de los anuncios. Permanecería con todo el arancel del 10% generalizado. En mi opinión, esa permanencia tiene solo fines recaudatorios, ya que el presidente de los Estados Unidos quiere financiar la baja de algunos impuestos a las empresas sin afectar sus anuncios sobre la contención del déficit fiscal. En el caso argentino, debe notarse que el saldo de comercio ha sido históricamente favorable a los Estados Unidos. Solo en algunos meses del año pasado se registró un superávit leve debido a la fuerte contracción de la actividad local y de las importaciones en nuestro país. “El saldo de comercio de Argentina ha sido históricamente favorable a los Estados Unidos. Solo en algunos meses del año pasado se registró un superávit leve debido a la fuerte contracción de la actividad local” También es interesante notar que ese flujo comercial estaba, de todos modos, destinado a cambiar, ya que un tercio del intercambio es petróleo y derivados argentinos hacia los Estados Unidos, y un tercio de nuestras compras eran de gas natural licuado (GNL) norteamericano. Por el lado de los Estados Unidos, ellos han declarado que buscarán aumentar su producción de petróleo y gas no convencional, y por el lado local, la producción de Vaca Muerta ya se observa en el aumento de las exportaciones argentinas de petróleo, junto con nuevas inversiones que también nos convertirían en exportadores de GNL. Lo que tampoco se entiende del nuevo programa estadounidense es su desentendimiento aparente de la consolidada y aún creciente influencia de China en el comercio industrial de América Latina. Allí, los Estados Unidos corren un riesgo mayor en términos de sus exportaciones tecnológicas y de servicios y de sus inversiones en nuestra región al obligar a China a buscar nuevos mercados para sus productos. "Es interesante notar que ese flujo comercial estaba, de todos modos, destinado a cambiar, ya que un tercio del intercambio es petróleo y derivados argentinos hacia los Estados Unidos" Fuente: elaboración propia con base en Intracen — ¿Qué estrategia debería adoptar Argentina para mitigar los efectos de un endurecimiento comercial global? — La Argentina ha sido un país cerrado al comercio internacional por demasiado tiempo. Somos apenas el 0,3% del flujo mundial de bienes. El Mercosur, que logró los beneficios de la integración entre los socios, tampoco pudo avanzar más allá. Ahora ambos enfrentan un mundo más hostil en el que las reglas multilaterales de la Organización Mundial del Comercio o las obligaciones de los acuerdos preferenciales han sido puestas en duda por su principal sostén internacional, los EE.UU. El regreso al proteccionismo, al menos transitoriamente, obligará a extremar la urgencia para el establecimiento de negociaciones bilaterales entre el Mercosur y otros socios comerciales. Pero ello no está libre de dificultades, ya que, por ejemplo, en el caso del Acuerdo Mercosur-Unión Europea que ya podría transitar su etapa de aprobación (fue aprobado por la Comisión Europea en diciembre de 2024), varios países europeos han declarado su negativa a seguir adelante por diferencias de intereses en el caso de la agroindustria. “El regreso al proteccionismo, al menos transitoriamente, obligará a extremar la urgencia para el establecimiento de negociaciones bilaterales entre el Mercosur y otros socios comerciales” En el nuevo contexto, quizás China renueve su interés en un acuerdo (postergó su tratado con Uruguay para moverlo al nivel de Mercosur), pero también en ese caso se abre un capítulo incierto frente a posibles represalias de los Estados Unidos. Sin duda, Argentina sigue siendo un “global trader” en la agroindustria, por lo que no tendríamos problema en esos rubros en cuanto al acceso a mercados, pero sí enfrentaremos, si este escenario se prolonga, fluctuaciones de precios más elevadas que las ya altas variaciones que enfrentamos en los últimos años. También tenemos oportunidades de importantes ampliaciones en petróleo, energía, minería y en servicios tecnológicos (otro aspecto del que el presidente Trump parece no haber tomado nota en cuanto a los riesgos de su propia primacía tecnológica frente al ataque hacia sus aliados históricos). "Argentina sigue siendo un “global trader” en la agroindustria, por lo que no tendríamos problema en esos rubros en cuanto al acceso a mercados, pero sí enfrentaremos, si este escenario se prolonga, fluctuaciones de precios más elevadas" Y también podríamos recuperar parte de las exportaciones industriales si recomponemos la relación dentro del Mercosur y reconsideramos las alianzas comerciales con los países latinoamericanos del Pacífico y México. Con todo, en ese grupo de productos, la presencia china en América Latina produjo un desacople importante, que será difícil de revertir. A partir de mediados de los 2000, la creciente presencia de China en América del Sur como proveedor de bienes y como inversor regional llevó a una pérdida de flujos internos entre los países de América del Sur y, en particular, entre los países del Mercosur. Mientras que en 2008-10 los flujos del comercio intra-América Latina alcanzaban al 18%-20% de su comercio total, en la actualidad ese valor opera apenas por encima del 10%, y China fue el oferente que reemplazó ese abastecimiento. — ¿Cuánto margen tiene hoy la economía argentina para absorber shocks externos mediante mayor uso de la capacidad instalada o reducción de costos fijos por aumento del consumo interno? — Más allá de la necesidad de recrear una estrategia externa de negociación, sus resultados solo serán satisfactorios si la Argentina continúa por el camino de la estabilización macroeconómica sobre bases sólidas y que se evalúen como permanentes, y esto último tomará tiempo. “Más allá de la necesidad de recrear una estrategia externa de negociación, sus resultados solo serán satisfactorios si la Argentina continúa por el camino de la estabilización macroeconómica sobre bases sólidas” El superávit fiscal, el ordenamiento monetario, la reducción de la inflación y el repunte de actividad y exportador son buenos logros en ese camino. La supervisión del FMI sumará a la credibilidad una vez que se concrete el Acuerdo de Facilidades Extendidas y los arreglos cambiarios posteriores al acuerdo ayudarán en este panorama. El Gobierno también ha operado adecuadamente en la eliminación rápida de las barreras burocráticas al comercio y deberá seguir avanzando en la eliminación de las retenciones sobre el núcleo de la agroindustria a la vez que consolida su comportamiento fiscal. El sector productivo tiene confianza en las intenciones del gobierno y, hasta este cambio de escenario mundial, todo parecía adecuadamente orientado. Lamentablemente, las decisiones de los Estados Unidos han perjudicado los precios de las commodities y el menor nivel de crecimiento del comercio y las inversiones internacionales también nos dañarán. "Los problemas de las empresas pasan no solo por lo burocrático sino por los aspectos más centrales de la organización de la oferta laboral y la disponibilidad de financiamiento" Pero la tarea más importante se da en el ámbito local y ciertamente hay mucho por hacer aún para mejorar la competitividad de largo plazo. Los problemas de las empresas pasan no solo por lo burocrático sino por los aspectos más centrales de la organización de la oferta laboral y la disponibilidad de financiamiento. Los costos laborales muy altos en relación con nuestros competidores y la profundidad del mercado financiero son dos temas, entre otros, que deberán abordarse con premura. — Con la economía argentina mostrando una recuperación tras nueve meses consecutivos de crecimiento del PBI, ¿qué lectura hace de la coyuntura local y del margen de maniobra que tiene el Gobierno en este escenario? — Como ya lo mencioné, creo que la Argentina estaba, como también le ha ocurrido en algunas ocasiones pasadas, en el camino de una recuperación de los mecanismos de mercado y de las condiciones macroeconómicas básicas para su funcionamiento normal, justo cuando aparece este nuevo shock. El shock es de tal magnitud para el mundo que habrá que transitar con prudencia, manteniendo los avances locales y evaluando la situación internacional. “Sería oportuno insistir en nuestras propias fortalezas que, en el campo de las materias primas y los servicios, no requieren alineamientos internacionales y en el campo de la industria manufacturera requieren buenas relaciones con los vecinos en la región” Creo que sería oportuno insistir en nuestras propias fortalezas que, en el campo de las materias primas y los servicios, no requieren alineamientos internacionales y en el campo de nuestra industria manufacturera requieren buenas relaciones con los vecinos en la región, que en esta oportunidad están en nuestro mismo bote, dado el aparente poco interés de los Estados Unidos en una relación especial con América Latina. Pero el escenario ha mostrado mucha inestabilidad en sus reglas y esto es un riesgo para todos los países en desarrollo, incluyéndonos. En este capítulo, creo que me gustaría ver a la Argentina defendiendo los principios de la OMC y revalorizando las instituciones regionales como la histórica Aladi y el propio Mercosur. — Para cerrar, ¿qué reflexión le merece este momento que vive Argentina, tanto por la coyuntura interna como por su inserción en el mundo? — Tengo un sesgo personal hacia el optimismo que me lleva a buscar soluciones pese a los reiterados retrocesos de Argentina. Me parece que, en el plano económico, la orientación de la macroeconomía comienza a dar resultados y creo que se ganará credibilidad más rápido si replicamos las buenas lecciones de la práctica institucional regional. En el plano externo, ya teníamos mucho por hacer debido a nuestro punto de partida de una economía cerrada al comercio y poco atractiva para los inversores directos. Ahora se suma la tarea de evaluar cotidianamente el escenario. Creo y reitero que una clave importante será asociarse a los países en desarrollo que defiendan los principios multilaterales y valoricen las acciones negociadas en conjunto. Fotos: Sebastián Pani
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