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CABA » Plazademayo
Fecha: 12/04/2025 18:16
El alivio prometido por el ministro de Economía, Luis Caputo, sobre el fin del cepo cambiario tras la obtención de un crédito por USD 20.000 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) se topó rápidamente con una realidad más restrictiva impuesta por el Banco Central de la República Argentina (BCRA). A pesar del anuncio triunfal de Caputo sobre la eliminación de las restricciones para la compra de dólares por parte de personas humanas, una comunicación posterior del BCRA estableció un límite mensual de tan solo USD 100 para las compras en efectivo por ventanilla, endureciendo incluso el límite previo de USD 200. El anuncio del acuerdo con el FMI, un programa de facilidades extendidas a 48 meses con desembolsos iniciales significativos para fortalecer las reservas del BCRA, había generado expectativas sobre una mayor flexibilidad cambiaria. Junto con el crédito del FMI, el Banco Mundial y el BID también se comprometieron con programas de apoyo plurianuales, elevando las expectativas de un respaldo financiero robusto para la economía argentina. En la conferencia de prensa conjunta, Caputo había afirmado con optimismo que el cepo llegaba a su fin, precisamente gracias al nuevo endeudamiento con el FMI. El comunicado del Ministerio de Economía incluso aseguraba la «eliminación de las restricciones cambiarias a las personas humanas», sugiriendo que cualquier residente en Argentina podría adquirir la cantidad de dólares que deseara en los bancos. Sin embargo, la euforia duró poco. A las pocas horas, trascendió una resolución del Banco Central que limitaba drásticamente la compra de dólares en efectivo a USD 100 por mes por persona. Esta medida, confirmada por fuentes del BCRA, implica un endurecimiento de facto del cepo para las operaciones en efectivo, ya que el límite anterior era de USD 200 mensuales. La restricción, según se informó, no afecta el retiro de dólares por ventanilla, incentivando la bancarización como requisito para sortear las mayores limitaciones. Esta decisión del BCRA se habría tomado tras la preocupación manifestada por un grupo de bancos ante la posibilidad de largas filas y una demanda masiva de dólares en efectivo a partir del lunes. Las entidades financieras también habrían señalado la necesidad de tiempo para adaptar sus sistemas a una operatoria cambiaria totalmente libre. La contradicción entre el anuncio de Caputo y la medida del BCRA generó confusión e incertidumbre en el mercado. La restricción a la compra en efectivo, justo después de prometer la eliminación del cepo, parece una estrategia para contener la demanda inicial de dólares y evitar una corrida cambiaria ante el nuevo esquema de flotación dentro de bandas (entre $1.000 y $1.400, con una actualización mensual del 1%). Operadores financieros ya anticipan que el dólar oficial iniciará la semana cotizando en torno a los $1.320, desmintiendo la posibilidad de conseguir divisas al piso de la banda anunciada. Expertos como el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, advirtieron sobre los riesgos de abrir el mercado cambiario con el nivel actual de reservas y en un contexto global complejo, señalando que el tipo de cambio real se ubica significativamente por encima de la banda inferior establecida. Por su parte, el ex vicepresidente del BCRA, Jorge Carrera, calificó de «osada» la liberación para personas humanas, anticipando una mayor demanda de dólares en el mercado oficial mientras se mantenga por debajo del techo de la banda. Ambos economistas coincidieron en la importancia de una política monetaria restrictiva y posibles ajustes fiscales adicionales para sostener el nuevo esquema cambiario. Finalmente, se conoció que, más allá del anuncio de Caputo, se mantiene el límite de USD 200 millones para operar con dólares financieros, lo que sugiere que la liberación del cepo es parcial y busca evitar presiones sobre el plan de canje de dividendos acumulados por bonos Bopreal. La aparente contradicción entre el discurso de apertura total y las limitaciones impuestas por el BCRA siembran dudas sobre la verdadera magnitud de la flexibilización cambiaria y la capacidad del gobierno para gestionar la transición hacia un mercado de cambios libre en un contexto económico desafiante.
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