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  • Después de 40 años en cautiverio, liberaron al tortugo Jorge en el mar

    » Tumisiones

    Fecha: 12/04/2025 12:14

    Un equipo interdisciplinario con científicos y personal de Prefectura lo llevó de vuelta al océano en Mar del Plata. Cangrejos primero, los que tomó sin dificultad, y pequeñas rayas después para comenzar a redondear su entrenamiento y que en el estanque compitiera por su alimento, caracoles, peces. Lo que hizo, y bien, por lo que biólogos y veterinarios concluyeron entonces que el instinto de Jorge "estaba intacto": el célebre tortugo podía alimentarse por sí mismo. En otras palabras, estaba en condiciones de regresar a su hábitat natural, lo que finalmente ocurrió este viernes después de haber vivido casi cuatro décadas en cautiverio. Se trata de una especie considerada "en peligro" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Jorge tiene unos 60 años y pesa 100 kilos. A media mañana de este viernes, en una embarcación de la Prefectura Naval que zarpó de Mar del Plata y se internó en el mar unas 15 millas náuticas, el tortugo Jorge fue devuelto al mar. "Mucho pesto", dijo a Clarín, aún recuperándose por el oleaje que les tocó en el mar, el biólogo marino Alejandro Saubidet, que encabezó el proyecto para el retorno del tortugo a aguas abiertas, lo que demandó tres años. "Apenas tocó el agua, salió lo más bien, con la temperatura que estaba como pensábamos", contó. Los especialistas esperaban que se abriera "una ventana temporal" para llevar adelante la liberación, que se registraran no sólo buenas condiciones meteorológicas sino también que coincidiera con el momento en que las corrientes se desplazan cálidas hacia las costas de Uruguay y del sur de Brasil. Es que Jorge es un ejemplar de aguas cálidas, nacido en la costa de Brasil; cuando fue rescatado se lo identificó como de la especie Caretta-Caretta, o cabezona, una tortuga tropical común en mares cálidos, migratoria y cosmopolita en océanos templados y subtropicales. Así es que se espera que después de su liberación migre hacia aquellas costas. "Cuando empieza a enfriar el agua, va hacia el norte", explicó Saubidet, que es director de Biología del Centro de Rehabilitación de Fauna Marina. Se sabrá pronto se si cumple la previsión -y el deseo- de quienes lo prepararon para su vuelta a casa luego de décadas en cautiverio. Jorge fue rescatado por pescadores a comienzos de 1984 en una playa del sur bonaerense, cercana a Bahía Blanca. Estaba herido y entumecido por el frío. En ese momento no se consideró devolverlo al mar, puesto que la devolución de animales tropicales de sangre fría a medios muy fríos no es aconsejable: un descenso en el metabolismo los lleva a la muerte por causas fisiológicas o mecánicas, asfixia, por ejemplo. Entonces, el único lugar capaz de recibirlo era el ex acuario municipal de Mendoza, adonde viajó. En una caja de madera especialmente diseñada, Jorge llegó al aeropuerto de la capital provincial el 4 de marzo de 1984. Se estima que entonces tenía unos 20 años de edad. Permaneció 38 años en el acuario de la tierra del vino, donde se convirtió en toda una celebridad. "Tan conocida como el monumento al cóndor en el ingreso a la ciudad de Mendoza y considerada un ícono de la provincia, como el Aconcagua, el cerro más alto de América", definió la corresponsal de este diario allí. Tan popular el reptil, ahora un sexagenario, que cuando se resolvió enviarlo a Mar del Plata fue despedido por la comunidad. "El tortugo Jorge hacia una nueva y mejor vida", anunció la municipalidad mendocina; el intendente, Ulpiano Suárez, esperó el aterrizaje del vuelo "JORGE212" en el aeropuerto de Camet. Fue en octubre de 2022. Lo medios locales reflejaron la despedida del ejemplar en sus títulos: "Histórico traslado: el tortugo Jorge se despidió de Mendoza", "La tristeza de sus cuidadores", "El nuevo hogar del tortugo", "Buena vida para el tortugo". Las condiciones en el acuario mendocino, explicaron los profesionales del equipo interdisciplinario del Mar del Plata Aquarium, parque que cerró al público el 31 de marzo, "eran poco favorables para su desarrollo". Por eso, confiaron, hace tres años se la derivó aquí donde "recibió el tratamiento de reeducación adecuado para su reinserción en el ambiente oceánico". En el Aquarium ocupó un lugar con mayor espacio. Comenzó con una profundidad de un metro y medio, ya que estos ejemplares necesitan salir a la superficie para respirar, y de a poco se fue aumentando el nivel del agua. "Se adaptó con un buen ritmo a este procedimiento, como también al agua salada", algo a lo que se había comenzado a exponer estando todavía en Mendoza. Luego, se lo adaptó para su alimentación, para que comenzara a cazar su propia comida. Se incluyeron cangrejos para que el tortugo pudiese tomarlos como presa, lo que despertó su instinto de caza. En otra etapa del proceso, sumaron a su hábitat a “chuchos”, pequeñas rayas, con las que tuvo que que competir por su alimento, caracoles y peces. "Su instinto estaba intacto", dijeron quienes los entrenaron para volver al océano. "La planificación de este regreso al mar incluyó evaluaciones clínicas, genéticas y de comportamiento, para asegurar que Jorge pueda adaptarse exitosamente a la vida silvestre. El monitoreo post-liberación incluirá tecnología satelital para conocer sus movimientos", explicaron. El rastreador satelital lo desarrollaron investigadores del Conicet, que aportó los transmisores. El servicio satelital lo contrato la municipalidad de Mendoza. "Revelará datos a nivel científico muy interesantes", auguró Saubidet. Los monitoreará una de las especialistas que más sabe de tortugas en el país, Laura Prodocini, doctora en Ciencias Biológicas. A media mañana, Jorge fue descolgado mediante una pluma, en su caja, hacia la superficie marina. En el agua lo esperaban buzos de la Prefectura atentos a las maniobras. La liberación la coordinó un equipo multidisciplinario. Además del personal del Aquarium, lo integraron investigadores del Laboratorio de Ecología, Conservación y Mamíferos Marinos del Museo Argentino de Ciencias Naturales y especialistas del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Conicet. Jorge, ni de Mendoza ni Mar del Plata, parte de un ecosistema mayor que tiene sus riesgos y no son precisamente -o principalmente- sus predadores. En el mar hay mucho alimento y cuenta con las herramientas para enfrentar al medio ambiente, es además un animal solitario, lo que ayuda, pero es enorme en el agua la cantidad de material sólido, plásticos. "En el centro de rehabilitación recibíamos pingüinos empetrolados hasta que paró un poco -apuntó Saubidet-, luego lobos marinos bajos de peso por la sobre pesca, y tortugas con ingestión de basura. Es un riesgo para todos los animales que están en el mar, lamentablemente". Libre al fin, Jorge, aunque el océano que lo recibe esté cercado por su mayor depredador: la contaminación. AS Fuente: Clarin

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