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  • Un puñadito de tierra

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 12/04/2025 10:40

    Esteban Pino, un ex combatiente, indisolublemente ligado a "la tierra" desde sus orígenes, relató en Chacra Agro Continental cómo fueron sus días en las islas (Instagram @NASA) Un puñadito de tierra negra. Un retazo de historia. Una ráfaga de viento gélido recorriendo el rostro desencajado de un jovencito que vuelve al continente envuelto en una bandera deshilachada y recuperada de manos del enemigo. El sonido de las balas lastimando los oídos, y el silencio que aturde y abre las heridas. Imágenes que, como ráfagas aparecen una y otra vez, atesoradas por la memoria que se empeña en no olvidar. Esteban Pino fue combatiente de Malvinas y padeció el doloroso proceso de silenciamiento que vivieron los veteranos. Recorrió un largo camino con un único objetivo: “contar Malvinas”. En Chacra Agro Continental, Pino confesó: “Cuando volvimos, nos escondieron. Nos daba vergüenza hablar de la guerra. De hecho, con mi amigo Germán Estrada, también veterano, pasaron más de 20 años sin que pudiéramos hablar del tema. Tampoco lo conversábamos con nuestras familias ni con nuestras amistades. Sentíamos una enorme vergüenza de ser veteranos de guerra y de haber sido derrotados”. La primera víctima de la guerra, es la verdad “Cuando arrojamos tierra de Malvinas en la Exposición Rural de Palermo frente a miles de personas y con la televisión del mundo transmitiendo, fue un momento impresionante. Fue el primer reconocimiento real y oficial”, recordó Esteban Pino (SRA) “La primera víctima de la guerra es la verdad”, asegura Pino. Por eso “nos hicieron creer que debíamos sentir vergüenza”. El proceso de “desmalvinización” como se ha denominado a la indiferencia con que fueron recibidos los soldados tras el conflicto, pesó durante décadas. “Nos veíamos todos los fines de semana, salíamos, comíamos, pero no podíamos hablar del tema. Cada tanto nos decíamos: “Che, un día de estos tenemos que hablar” … pero ese día nunca llegaba”, relata Pino. Con el tiempo, la necesidad de contar su historia se hizo más fuerte y advirtió que sus hijos merecían saber lo ocurrido. Así nació “Contar Malvinas”, un proyecto que, con el apoyo del psicólogo y profesor de literatura Jesús López, se convirtió en un libro y ya está por lanzar su tercera edición. Esteban, hijo y nieto de productores agropecuarios, tiene un vínculo indisoluble con “la tierra”. Su abuela fue cabañera de la raza Angus en la localidad bonaerense de Daireaux, y su padre tuvo un campo en Olavarría en el que pasaba los veranos junto a sus hermanos. Años más tarde, uno de ellos, Nicolás, sería elegido presidente de la Sociedad Rural Argentina. Indisolublemente ligado, desde sus orígenes, a “la tierra” “La primera víctima de la guerra es la verdad”, aseguró Pino en el programa Chacra Agro Continental, y reafirmó su compromiso de "contar Malvinas" En Chacra Agro Continental, el sobreviviente de la guerra que se cobró la vida de 649 combatientes argentinos y 255 soldados ingleses, relató que el 14 de junio de 1982, tras caminar ocho kilómetros con sus pies congelados, comprendió que “todo había terminado”. “Nos quitaron el armamento, los cascos, los cordones, los borceguíes… vivimos un proceso angustiante”. Ese mismo día fue tomado como prisionero de guerra. Su dominio del idioma inglés, le permitió ser interlocutor con los británicos para lograr algo de comida para los soldados argentinos. A pesar de ello, cuando volvió a su hogar, Pino pesaba 18 kilos menos. Años más tarde, regresó a Malvinas junto a sus hijos para correr un maratón, hecho que recuerda como “uno de los momentos más emocionantes de mi vida”. Esteban Pino, junto a un grupo de ex combatientes quedarán por siempre en la historia grande la Argentina por haber sido los portadores de una bandera que fue recuperada de manos de las fuerzas británicas durante el acto inaugural de la 134° Exposición Rural de Palermo (SRA) El primer reconocimiento real El otro, sin dudas, fue el que una vez más lo ligó, como desde sus orígenes, a “la tierra”. Junto a un grupo de excombatientes quedarán por siempre en la historia grande la Argentina por haber sido los portadores de una bandera celeste y blanca desgarrada pero heroica que fue recuperada de manos de las fuerzas británicas… y junto al símbolo patrio, llevaron orgullosamente aquel puñadito de turba (tierra malvinense) que llegó apretado y escondido en la palma de la mano de un soldado al continente, y lo dejaron sobre la pista central del Predio Ferial de Palermo, allí donde confluyen el campo y la ciudad. “El reconocimiento de la sociedad argentina hacia los excombatientes llegó de manera tardía, pero con gran fuerza. “Cuando arrojamos tierra de Malvinas en la 134° Exposición Rural de Palermo frente a miles de personas y con la televisión del mundo transmitiendo, fue un momento impresionante. Inolvidable. Fue el primer reconocimiento real y oficial”, recordó con orgullo. Hoy, su compromiso sigue intacto: contar Malvinas.

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