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  • Condena a médica veterinaria y a clínica por muerte de una perra al operarla sin insumos básicos

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 09/04/2025 15:45

    El Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de 19ª Nominación de Córdoba, a cargo del juez Marcelo Adrián Villarragut, resolvió hacer lugar a una demanda por daños y perjuicios promovida por la dueña de una perra caniche, llamada Lola, fallecida a raíz de un procedimiento quirúrgico realizado en condiciones negligentes por la médica veterinaria M.B.D. y en el marco de atención brindada en la Clínica Veterinaria Hakuna Matata. En el fallo, el tribunal reconoció la responsabilidad subjetiva de la profesional por haber incumplido con el deber de cuidado exigido por la praxis médica veterinaria y condenó solidariamente a la médica y a la clínica a indemnizar a la actora por el daño material, el daño moral y los gastos veterinarios sufridos. La actora había reclamado inicialmente una suma de $262.216, más lo que se determinara en juicio en concepto de daño emergente, incluyendo intereses y costas, por considerar que existió un accionar negligente que desembocó en la muerte de su mascota. Según su relato, Lola fue atendida por la doc tora D. en varias oportunidades durante julio de 2020, inicialmente por síntomas vinculados a una posible infección respiratoria. No obstante, la profesional habría modificado el tratamiento varias veces sin éxito, y sin brindar un diagnóstico claro y preciso de la condición de la perra. Durante la tercera consulta, recomendó realizar una ecografía y sugirió que el animal debía ser castrado, sin que existiera evidencia clara de que ese procedimiento fuese necesario o urgente. El 13 de julio, día de la intervención quirúrgica, la actora fue notificada de que algo había salido mal. Al llegar a la clínica, encontró a Lola agonizando. La médica veterinaria le explicó que, por un error durante la cirugía, se había cortado la arteria renal del animal, provocando una pérdida masiva de sangre. Ante esta situación crítica, la clínica no contaba con insumos básicos como oxígeno ni sangre para una transfusión, lo cual impidió maniobras de auxilio eficaces. La perra falleció poco después. Además del resultado fatal, el tribunal consideró como agravante la conducta posterior de la profesional, quien se negó a entregar la historia clínica de la mascota y el consentimiento informado firmado por la actora, generando una percepción de falta de ética profesional. Cuando la dueña de Lola se dirigió al Colegio de Veterinarios de Córdoba para radicar una queja formal, esta fue rechazada bajo el argumento de que no se habían detectado violaciones éticas. No obstante, para el tribunal, estos elementos configuraron una conducta negligente e inadecuada que excedió lo tolerable en el ejercicio de la actividad profesional. Certificados

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