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» Diario Cordoba
Fecha: 09/04/2025 12:26
El primer día de este año se conocían 2.153.938 especies en el mundo, según algunas fuentes. Pero, la Tierra sigue guardando secretos: ¿Cuántas especies quedan por descubrir? Aunque ha habido muchas estimaciones, no se sabe a ciencia cierta. Una nueva simulación de la vida ha concluido que hay cientos de miles de especies de animales terrestres aún no descubiertas. El cálculo se ha realizado con un modelo innovador, que combina teorías ecológicas para estimar la diversidad de especies terrestres y predecir cómo evolucionará la vida en el planeta. El estudio, publicado en ‘Systematic Biology', sugiere que existen entre uno y tres millones de especies de animales en tierra firme, incluidas cientos de miles aún no documentadas por la ciencia. El estudio, comparado por los investigadores con un "pronóstico del tiempo global para la biodiversidad", no solo refuerza estimaciones previas, sino que abre la puerta a proyecciones críticas sobre el impacto del cambio climático y la pérdida de hábitats. La investigación se centró en dos preguntas fundamentales: ¿cuántas especies terrestres habitan el planeta? y ¿con qué rapidez surgen nuevas especies? Para responderlas, el equipo fusionó dos marcos teóricos hasta ahora separados: el ‘modelo Madingley’, que calcula la distribución global de organismos según su tamaño y función ecológica, y la ‘teoría neutral’, que relaciona la riqueza de especies con las tasas de especiación y el número de individuos en un ecosistema. Las especies más pequeñas, como los insectos, generan nuevas variedades evolutivas a un ritmo mayor que las de mayor tamaño. / Pixabay Los resultados revelaron patrones claros. Las especies más pequeñas, como insectos o roedores, generan nuevas variedades evolutivas a un ritmo significativamente mayor que las de mayor tamaño. Además, los carnívoros muestran tasas de especiación más altas que herbívoros u omnívoros de dimensiones similares. Anticipar el futuro "Las tasas de especiación por especie por millón de años disminuyen a medida que aumenta el tamaño corporal", detalla el estudio. Este hallazgo coincide con observaciones previas, pero ahora se sustenta en un método mecánico que reduce la dependencia de datos empíricos limitados. El profesor James Rosindell, autor principal y experto en Teoría de la Biodiversidad del Imperial College London, explica: "La novedad clave fue conectar por primera vez el ‘modelo Madingley’ y ‘la teoría neutral’. Esto es significativo por el enorme potencial que tiene esta combinación para futuras investigaciones". El modelo se calibró inicialmente con datos de endotermos terrestres (animales de sangre caliente, como mamíferos y aves), cuyo número de especies y tasas de especiación son relativamente bien conocidos. Luego, los científicos extrapolaron esos parámetros a los ectotermos (animales de sangre fría, como reptiles, anfibios y la mayoría de los invertebrados), cuyo registro biológico está incompleto. Así, calcularon que el total de especies terrestres oscila entre 1,03 y 2,92 millones, un rango que incluye entre 500.000 y 1,5 millones de especies aún no descubiertas, principalmente entre insectos, arácnidos y microorganismos. El úmero de especies y tasas de especiación de aves y mamíferos son relativamente bien conocidos. / Pixabay "Estos resultados son consistentes con estimaciones anteriores, pero se obtuvieron mediante un enfoque radicalmente nuevo", subraya el estudio. A diferencia de métodos basados en extrapolaciones geográficas o muestreos taxonómicos, esta simulación integra procesos ecológicos y evolutivos a escala global. Por ejemplo, predice cómo la disponibilidad de recursos, la competencia y el tamaño corporal influyen en la aparición de nuevas especies. El modelo no solo busca cuantificar lo desconocido, sino también anticipar el futuro. Los investigadores destacan su potencial para evaluar cómo factores como el calentamiento global, la deforestación o la contaminación alterarán la biodiversidad. Cambios biológicos dramáticos "El resultado final será un modelo de toda la vida en la Tierra con los elementos ecológicos y ambientales necesarios para responder preguntas clave", afirma Rosindell. "¿Cuántas y qué tipo de especies se extinguirán? ¿En qué partes del planeta ocurrirá? Esto nos permitirá orientarnos hacia escenarios más favorables para el futuro de la vida", añade. Este enfoque podría revolucionar la conservación al identificar regiones o grupos taxonómicos especialmente vulnerables. Por ejemplo, si las simulaciones indican que los carnívoros pequeños de una zona tropical tienen altas tasas de especiación, su protección prioritaria ayudaría a preservar no solo especies existentes, sino también aquellas en proceso de formación. Integrar modelos ecológicos y teorías evolutivas no está exento de retos. El ‘modelo Madingley’, originalmente diseñado para predecir biomasas y flujos de energía, tuvo que adaptarse para incluir procesos microevolutivos. Además, la ‘teoría neutral', criticada en el pasado por ignorar diferencias entre especies, aquí se aplica dentro de ‘gremios’ de organismos funcionalmente similares, lo que aumenta su precisión. Pese a limitaciones como la escasez de datos en grupos poco estudiados, el estudio demuestra que es posible generar predicciones robustas con herramientas teóricas. "El ejercicio nos permitió estimar la riqueza de especies terrestres, pero su potencial va más allá", destaca Rosindell. Hay entre 500.000 y 1,5 millones de especies aún no descubiertas, principalmente insectos, arácnidos y microorganismos. / Pixabay Los científicos planean refinar el modelo incorporando variables como interacciones entre especies, patrones migratorios y efectos directos de actividades humanas. También buscan expandirlo a ecosistemas marinos, donde la falta de datos es aún más pronunciada. El trabajo actual ofrece un marco para políticas de conservación basadas en evidencia científica. En un escenario de crisis climática, contar con proyecciones precisas será vital para "mitigar pérdidas irreversibles", señalan los autores. "Afrontamos una era de cambios biológicos dramáticos. Nuevos métodos como este serán esenciales para modelar la biodiversidad a nivel de especies y organismos individuales", concluye el estudio.
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