07/04/2025 21:43
07/04/2025 21:43
07/04/2025 21:41
07/04/2025 21:41
07/04/2025 21:41
07/04/2025 21:40
07/04/2025 21:40
07/04/2025 21:40
07/04/2025 21:36
07/04/2025 21:32
» Corrienteshoy
Fecha: 07/04/2025 17:48
No te rindas ni desanimes Por Tona Galvaliz “La felicidad te mantiene dulce y amoroso, los intentos fallidos te fortalecen, las desgracias te hacen más humano, las caídas te mantienen humilde y el éxito te ofrecerá brillo” No siempre la vida nos sonríe, en ocasiones queremos que las cosas sucedan rápido y al instante, a veces no somos capaces de entender que algunos hechos necesitan cierto proceso que nos llevará más tiempo del pensado para conseguir lo que esperamos. Pero todo tiene una razón superior en nuestra vida, nos ayuda él hecho de ampliar nuestras perspectivas para significar los acontecimientos, y en este sentido, para la nota de hoy elegí una preciosa fábula oriental que nos invita a conectar y, a desarrollar valores esenciales, por ejemplo: del valor del esfuerzo, la perseverancia, el valor de la paciencia, la humildad, de caras a las circunstancias qué nos tocan vivir. Fabula “El helecho y el bambú” Había una vez un carpintero que vivía feliz con su trabajo y su familia, tenía una mujer y dos hijos y los escenarios no eran alentadores, las situaciones estaban mal, sin embargo, un día, el negocio entró en una mala racha; comenzó a tener menos pedidos y el hombre comenzó a ganar mucho menos dinero; empezaron los problemas económicos, que acabaron repercutiendo en la familia. El carpintero lo intentó todo, cambió la forma de su negocio, puso en marcha nuevas iniciativas, pero no había manera, las cosas seguían sin funcionar. El hombre estaba cada vez más desanimado y desesperado, nada de lo que hacía parecía tener sentido, no era capaz de ver la salida. Cuando estaba a punto de tirar la toalla, el carpintero se adentró en el bosque en busca de ayuda, la de un anciano sabio que vivía en una humilde casa de madera, al ver llegar al abatido hombre, el anciano le invitó a entrar y escuchó muy atento y sereno las lamentaciones y problemas del carpintero, con un té caliente entre las manos; cuando éste terminó de hablar, el sabio se levantó y le pidió que le siguiera a la parte trasera de la casa. El anciano maestro le mostró al carpintero dos plantas que él mismo había plantado en medio de una explanada: un helecho y un bambú, entonces, le contó su historia: – Observa estas plantas. El bambú ahora te parecerá muy alto y robusto, pero hace años llegué a pensar que nunca vería la luz, verás, yo enterré unas semillas de helecho y bambú al mismo tiempo, me gustan las dos plantas y quería tenerlas en mi jardín, puse todo mi empeño en cuidarlas a ambas como si fueran un tesoro. El helecho en seguida se dejó ver, con sus preciosas y brillantes hojas verdes, pero el bambú se negaba a asomar ni un poquito, pasó un año y el helecho seguía creciendo y extendiéndose majestuoso, mientras que el bambú seguía sin nacer, pero no me di por vencido, seguí esperando, regándolo igual y con esmero, otro año más, y otro. Y a los cinco años al fin apareció el bambú, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita, entonces comenzó a crecer y a crecer con rapidez, de pronto alcanzó los 10 metros, luego 20 ¡y míralo ahora! ¡es altísimo! Pero, ¿sabes por qué tardó el bambú tanto en salir al exterior? El carpintero pensó un rato, pero no pudo dar con la respuesta. – La verdad es que no se me ocurre nada… – Porque el bambú estuvo cinco años dedicándose a fortalecer su raíz, para poder crecer luego tanto, necesitaba tener una raíz grande y fuerte, no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente, ¿me explico? por eso tardó tanto en crecer. El anciano contempló el rostro asombrado del carpintero, se dio cuenta de que al fin comenzaba a entender el mensaje, y continuó con su enseñanza, regalándole todas estas reflexiones: – Tanto el helecho como el bambú tienen un cometido diferente, y ambos son necesarios en el bosque. – En la vida, los días buenos te dan felicidad, pero los malos, te dan experiencia. – Recuerda, buen hombre: si no consigues aun lo que buscas, no desesperes; tal vez estés echando raíces. Reflexiones: Las cosas no siempre llegan cuando queremos, vivimos en una sociedad donde rige la inmediatez y uno de nuestros mayores problemas es la falta de paciencia, la mayoría de las veces queremos recoger los frutos de nuestro trabajo en el momento, porque, además, lo necesitamos, pero no todo lo que hacemos sigue un mismo camino, algunas veces necesitamos darle más tiempo, y aprender a esperar sin desesperar. Tal vez estés fortaleciendo las raíces: Ya lo dijo el sabio al finalizar la fábula del helecho y el bambú, algunas cosas crecen rápido, pero otras que después deben crecer mucho más, necesitan dedicar más tiempo a fortalecer sus raíces, el asunto es que no siempre somos conscientes de esta diferencia y nos entristecemos o desesperamos cuando no vemos los resultados deseados en un plazo determinado, pero quizás, al igual que le ocurre al protagonista de esta historia, lo que estamos haciendo es fortalecer los cimientos de algo, que, si somos capaces de esperar con paciencia, dará unos frutos maravillosos. Si perseveras, verás crecer el bambú: El sabio de esta historia del helecho y el bambú podía haberse dado por vencido, tuvo que esperar muchos años para ver crecer a su bambú, pero no lo dejó, y decidió perseverar, decidió seguir cuidando las semillas de su futuro bambú, y nunca perdió la esperanza y la fe en su planta, al final, un imponente bambú alegró su jardín. ¡Persevera, no te rindas! Te mando un beso inmenso TG. IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.
Ver noticia original