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» El litoral Corrientes
Fecha: 07/04/2025 17:21
Especial por Carlos Lezcano y Natalia Schejter Duratierra es una banda con 20 años de trayectoria que inició explorando clásicos latinoamericanos en su primer disco Floralia (2010), y actualmente gira por el país presentando A los amores - El folklórico VOL.1, su quinto álbum íntegramente de folklore argentino grabado en cinta abierta de 16 canales. En el medio se consolidaron como una banda de música latinoamericana con canciones propias, potentes, pegadizas, que bucean entre las raíces con libertad encontrando una identidad colectiva única. Así como en lo músical hicieron un camino de lo macro de nuestro continente a lo micro del folklore de nuestro país, en su formación fueron sumando artistas, fieles al espíritu colectivo que los mueve al compartir. Al cuarteto inicial Micaela Vita (voz), Juan Saraco (guitarra y voces), Nicolás Arroyo (batería, percusión y voces) y Tomás Pagano (bajo), se han sumado Valen Bonetto (guitarras, percusión y voces), Silvia Aramayo (teclado, acordeón y voces) y Martín Beckerman (percusión y voces). En esa trayectoria tocaron con artistas como Snarky Puppy, Susana Baca, Lenine, Luiz Carlos Borges, Raly Barrionuevo, Ile (Calle 13) y grabaron un simple, con la canción Amigx, junto a la murga uruguaya Falta y Resto. El año pasado iniciaron su gira de presentación de A los amores que llega a Corrientes y a Resistencia este fin de semana, en cada parada invitan a músicos locales para trazar puentes musicales y de amor porque como cantan: “Las canciones serán la trinchera de nuestros días”. De cara al arribo de Duratierra al NEA, en Radio UNNE conversamos con Micaela Vita. ¿En qué lugar del mundo estás? Ahora en Capital Federal. En el barrio de Liniers, más propiamente. ¿Cómo se están preparando para venir a nuestra región? Nos da mucha alegría ir para allá. La verdad es que este disco, a Los Amores, nos da esta felicidad de poder ir por todo el país. Ya esta gira arrancó el año pasado, y es muy hermoso para nosotros como la música nos va abriendo el camino, juntándonos y rejuntándonos con gente en distintas partes del país. Así que muy felices de esto que viene pasando. A los Amores, es un disco netamente de folclore tradicional argentino que está grabado con 16 canales de cinta abierta, ¿de qué se trata eso y que intentan recuperar? La cinta abierta es la tecnología que se usaba para grabar antes de que existiera lo digital, o sea, las computadoras en torno a la grabación de discos. Es básicamente una cinta como aquellas cintas de cassette, pero bien grande, es un rollo que va en una máquina y vos empezás a grabar y eso se imprime sobre esa cinta. Y sus características son que como punto de partida tiene otros tiempos, porque la cinta hay que esperarla, hay que rebobinar como era con el cassette. Son tomas enteras, no habilita esto de las capas de grabación, que es como se graba ahora o lo que le decimos pinchar, que es cuando hubo un error, corto y empiezo desde ahí. Y hay algo de poder imprimir esa energía en vivo que le da otra calidez, le da otra presencia también al momento de estar haciéndolo. Estuvo toda la banda reunida en un espacio y Tatu Estela, que es quien grabó este disco y grabó tantísimos discos muy conocidos, ubicando los micrófonos en la sala donde estábamos, que era una misma sala, para encontrar el equilibrio sonoro entre nosotros, separándonos un poquito espacialmente. Hay algo de todo eso, de ese romanticismo, que se ha ido perdiendo porque la digitalidad te permite otro tipo de dinámicas en la que uno graba, al otro día graba el otro. Esto no está intervenido en ese sentido. Y yo creo que se escucha. La historia del chamamé es la historia de una sola toma, los cuatro juntos, los cinco juntos (En realidad pueden ser varias tomas, queda una). Además, como hay poco registro, no sabemos cuántas veces se tocó.¿De dónde te vienen las zambas, las chacareras dobles, las milongas, estas músicas, de dónde te llegan a vos que estás en Liniers? Impresionante. Se me pone la piel de gallina. Y lo increíble de la música y la calidad de los músicos y de las músicas de poder hacer eso, porque hoy día nos hemos acostumbrado, aprendimos la música también con las posibilidades de edición, que te hacen desarrollar otro tipo de habilidades. Así que un poco fuimos a recuperar esta tecnología viejita y yo creo que dejó impregnado al disco de otros tiempos. Un disco que invita a ir un poquito más tranquilo, y escucharlo entero, que también es algo que ha cambiado mucho la nuestra forma de escuchar música, a través de las plataformas digitales. Hoy día escuchamos un tema de un artista y después ya pasamos a otro tema de otro artista, obviamente estoy generalizando y seguramente mucha gente que está escuchando dice “no, yo sigo escuchando los discos enteros”. Este disco es una obra que está pensada de inicio a fin, arrancando con una canción que se llama Árbol y que da inicio a toda esta etapa de la banda y terminando con la milonga de despedida y en el medio hay un movimiento de relato, todo girando líricamente alrededor del amor y de las diferentes formas del amor, y del amor a las amistades, y del amor a los compañeros y compañeras de vida, y el amor a la tierra, el amor a los hijos, está todo cargado de ese hilo conductor, entonces hay un trayecto que se propone para empezar y terminar. Así que les invito también a hacerlo de ese modo, a sentarse a escuchar, son ocho canciones, es un disco bastante corto, así que es un lindo recorrido. Para mí fue bastante misterioso, yo vengo de una familia porteña, donde se escuchaba el folclore de Mercedes (Sosa), que era el que más estaba sonando acá en Buenos Aires. Escuchaba a Maria Elena Walsh, que también tenía esos tintes folclóricos, su trabajo con Leda (Valladares) y demás, pero la realidad es que yo empecé cantando otras músicas, que eran las que sí formaban parte de mi paisaje sonoro, del cotidiano acá en la ciudad, eran más del rock, del pop, estudié en una escuela donde también me enseñaron mucho acerca del jazz, y yo venía cantando eso. Trabajaba cantando en restaurantes, en eventos, desde muy chica, te estoy hablando, 17 / 18 años, y en un momento empecé a estudiar en la Escuela de Música Contemporánea acá en Buenos Aires, y dentro de esa escuela había un grupo de profes, entre los cuales estaba Willy González, Pepe Luna, Mario Gusso, que tenían el área de música latinoamericana, empecé a cursar esos ensambles, y me estalló la cabeza. Toparme con esta música, nuestra música de raíz, fue un antes y un después en mi vida; canté una zamba y dije “ah esto es lo que quiero cantar”. Hubo una diferencia muy grande para mi entre lo que era mi experiencia cantando otras músicas y lo que me pasaba emocionalmente cantando esta música nuestra. Con Juan y Nico, dos de mis compañeros actuales de Duratierra, nos conocimos en esa escuela y para mí ahí se inició mi vida artística, porque yo fui aprendiendo junto a ellos, ellos si venían más del palo del folclore y Juan también del tango. Yo empecé a aprender a cantar folclore con ellos y también con Willy con quien tuve un dúo durante 9 años. Durante un tiempo viviste fuera de Buenos Aires. Yo estos últimos 4 años estuve viviendo en las sierras chicas de Córdoba, me fui hacia el monte y claro cuando miras desde otros lugares te das cuenta la distancia que hay entre la experiencia de Buenos Aires con el folclore y la experiencia desde otros puntos del país con el folclore. El folclore está dentro de las casas, está en las guitarreadas de los fines de semana, vas caminando por las calles y la gente está tocando una chacarera, hay otra cercanía. En la ciudad se vive distinto, de todas maneras, creo que Falú decía esto, hay un hilo invisible que nos teje culturalmente, que nos conecta, yo me siento cercana, aunque el huayno en distancia en kilómetros me quede lejos, hay algo de esa historia que se cuenta, que es mi historia también. Yo siento que nos pertenece y que es propio y justamente habernos permitido que nos pertenezca, porque siendo porteños fuimos muy mirados desde ese lugar, “que hacen porteños tocando folclore”. Para nosotros fue un transcurrir de habilitarnos y entender que esta latitud sur, esta cultura es mucho más grande, más abarcativa que si yo estoy en tal provincia y esto originalmente nació en otra; tenemos migraciones internas, tenemos historias que nos conectan por todos lados y la música es testigo de esos movimientos y nos vamos acercando. Por supuesto nunca tocaremos chamamé como toca la gente de los lugares donde el chamamé nació y eso es hermoso también porque tampoco la intención es pasar por encima de la raíz de cada lugar, pero igual es de todos y me parece que hay un ejercicio en el hacer que saca al folclore de esta cosa medio de museo donde también a las generaciones que vienen les va quedando lejos, y yo creo que ahí hay un peligro. Cuando uno no puede ser parte de algo y no puede poner lo que trae de sí mismo en eso que hace, te empieza a quedar distante, entonces empieza a ser lo que tocan los más viejos, lo que tocan los otros. Y yo creo que nuestra tarea es una tarea de recuperación. Hoy día la música que circula en la industria musical no es el folklore, pero Milo J o Trueno, que son exponentes del trap y del rap, y son pibes que tienen cultura de barrio, que tienen murga encima y que de repente a su música traen el folklore como algo totalmente natural. Entonces Trueno invita a Víctor Heredia a cantar y se van dando esos cruces que a mí me emocionan porque es donde veo que igual el folclore va trazando su camino, Y que si le abrimos las puertas a estas generaciones y dejamos de tener esta mirada tan excluyente, tan de museo, de que esto tiene que quedar así, las cosas que pasan son mucho más interesantes. Cuando habilitamos ese compartir y esa nutrición. Juan Saraco es el compositor de Duratierra pero no es el único ¿cierto? ¿Cómo es el proceso creativo de la banda? Sí, Juan Saraco es el núcleo de la composición en esta banda, es el que primero empezó a traer canciones y ha ido creciendo como compositor de forma muy impresionante a mi criterio. Yo también soy otra de las compositoras, algunas veces co-componemos con Juan, muchas de nuestras canciones son co-compuestas y en el disco anterior, La Fuerza, también hay una canción de Juan con Valen Bonetto que es el otro guitarrista y cantor de la banda. Este último disco, A los Amores, son canciones todas de Juan, excepto la primera, Árbol, el huayno, que es una canción que trajo Tomi, el bajista, que surge de un un jueguito de composición que hicimos entre nosotros; a partir de ver unas fotos, cada quien elegía una imagen que le llamara la atención, escribía algo al respecto y le pasaba ese texto a un compañero de la banda y el otro hacía la canción. ¿Los arreglos son colectivos? Sí, muchas veces sí. Juan es el eje compositivo y después hay mucho trabajo en la sala, a veces las canciones llegan más cerradas y está todo súper claro desde la composición que hay que simplemente seguir esa huella que trajo el compositor o la compositora y otras veces surgen ideas. En este disco, por ejemplo, hay introducciones enteras que son ideas que trajo Silvia Aramayo, de La Negra, que es la pianista. ¿Y el contrabajo siempre estuvo? Algo que ya es bien característico de Duratierra son las colaboraciones que hacen con otros artistas, en vivo y grabadas con grandes artistas de un montón de latitudes. Contanos un poco de eso. Siempre estuvo el bajo. Pero en este disco lo que hicimos fue limitar un poco la creación, porque justamente queríamos hacer un disco de folklore argentino, tradicional, criollito, grabado así, y para eso tuvimos que trabajar, porque nuestras influencias son variadas, entonces naturalmente se nos colaban distintas otras filas y géneros y formas de pensar la música. Fue una decisión de sean solo guitarras criollas, bombos legüero, fuimos cerrando un poco las variantes para quedarnos dentro de esa estética, de ese paisaje estábamos buscando. Entonces Tomi, que es el bajista, pasó de tocar el bajo eléctrico a tocar el contrabajo, que toca fenómeno, la verdad que toca bárbaro, trabajó mucho para grabar así, porque es un instrumento difícil de tocar el contrabajo; vieron que es poco preciso, hay que afinar, no tiene trastes como tiene la guitarra, entonces hay algo ahí que hay que estudiar mucho, tocar mucho para tocar bien. Hay un ronroco también, en Árbol, en primer tema, hay un acordeón que lo toca La Negra, también en esa primera música, pero todo siempre dentro de lo acústico y lo tradicional de estas músicas. Tener una banda hace 20 años y que sea un proyecto colectivo es una decisión muy grande que hemos tomado y que celebramos. De ese mismo modo nos gusta encontrarnos con otras personas que admiramos y siempre estamos tratando de hacer esos cruces. Hemos tenido mucha suerte de que la vida nos cruzó con gente increíble como Susana Baca, como Rally Barrionuevo, que en este último disco grabó junto con nosotros una canción que se llama La primera, que les recomiendo que la escuchen porque es muy preciosa. Estuvimos en el Festival Nacional de Folclore en Cosquín y vino Rally a cantar de invitado y hubo ahí un video de esa canción que se viralizó, pueden buscarlo y lo van a encontrar. Con este concierto A los Amores con lo que estamos yendo para allá, tiene una parte dentro del concierto que llamamos El Puente que es un momento donde invitamos artistas de cada lugar que visitamos, artistas locales para intercambiar músicas así que también esto es algo muy hermoso y muy particular que nos ha traído presentar este disco, hemos hecho cruces increíbles con Liliana Herrero, con la Susy Shock, con Fandermole, a cada lugar donde vamos siempre pasan cosas muy lindas así que nos da mucha ilusión ir para el litoral a encontrarnos también con otros compañeros y compañeras de camino que no conocemos en persona y que la música nos va a juntar. Para la gente que venga siempre pasan cosas muy frescas, muy espontáneas y que para mí son muy necesarias, estar con otra gente en esa sintonía de la escucha, de la emoción de ir viajando por las letras, de ir a los recuerdos de cada quien, de divertirnos, hay algo de eso que es muy valioso, la alegría del encuentro. Este viernes 11 de abril Duratierra tocará en el Cecual (Resistencia) y el domingo 13 en el Espacio Mariño de nuestra ciudad Corrientes; una invitación imperdible a “mirarse a los ojos”, disfrutar la dulzura del encuentro y de “las canciones nuevas // Llenas de canciones viejas”.
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