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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 07/04/2025 07:07
En entrevistado se propone fortalecer los vínculos con el Poder Judicial, jerarquizar la profesión y acercar el Colegio a sus matriculados; impulsando la participación y la formación continua. Por Redacción La Calle Tras asumir como presidente del Colegio de la Abogacía del Departamento Uruguay, el abogado Alejandro Felipuzzi dialogó extensamente con La Calle y compartió sus sensaciones, prioridades, desafíos y propuestas para su la gestión que acaba de iniciar. Con casi 28 años de ejercicio profesional, una formación académica extensa y un fuerte compromiso institucional, Felipuzzi se propone acercar el Colegio a sus matriculados, fortalecer vínculos con el Poder Judicial y jerarquizar la profesión. . -¿Cómo se siente al asumir la dirección del Colegio de Abogacía del Departamento Uruguay y cuáles son sus primeras prioridades en este nuevo rol? -Es un gran honor y, sin dudas, un halago hacia mi trayectoria profesional, que construí con pasión durante casi 28 años. La abogacía es, para mí, algo profundamente vocacional. He logrado contagiar esa pasión a mi entorno: mi hermano Facundo, quien es hoy mi socio; mi hijo Santino, que está cursando la carrera en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral; también sobrinos y amigos que decidieron seguir este camino. Que mis colegas me hayan propuesto asumir la presidencia es un reconocimiento que me llena de orgullo y me compromete a trabajar con responsabilidad. Como presidente, quiero contribuir a la excelencia profesional y tender puentes con el Poder Judicial y con la sociedad en general. Mi prioridad es que la abogacía sea comprendida y valorada por lo que es: una herramienta esencial para el acceso a la justicia y la paz social. -¿Qué lo motivó a postularse y qué desafíos anticipa en su gestión? -La motivación vino, en primer lugar, por la invitación directa de Mónica Regis y de otros colegas de la comisión saliente, quienes consideraron que podía ser un referente útil para esta etapa. Me consultaron, lo hablé con mi familia, y con su apoyo decidí aceptar el desafío. En la asamblea extraordinaria que se convocó, se conformó la nueva comisión directiva, que tiene paridad de género con 7 hombres y 7 mujeres. Armamos un equipo de trabajo comprometido, que busca transformar al Colegio en un punto de encuentro real para los matriculados. El principal desafío es generar mayor participación. Quiero que los colegas vean al Colegio como una herramienta útil para su vida profesional, un espacio de formación, contención y actualización constante. -Usted mencionó la importancia de la modernización y la inclusión. ¿Qué acciones concretas piensa impulsar en ese sentido? -Hoy vivimos una transformación profunda en el ejercicio profesional. La pandemia aceleró la virtualización, y actualmente podemos litigar desde cualquier punto de la provincia gracias a la Mesa de Entradas Virtual. Esta digitalización trajo inclusión real: colegas que antes no podían tomar causas fuera de su ciudad ahora pueden hacerlo desde sus despachos. El expediente electrónico vino para quedarse, y como presidente del Colegio quiero profundizar ese proceso, capacitar a quienes aún se resisten o tienen dificultades y acompañar a los más jóvenes en el manejo de estas herramientas. La inclusión también implica acompañar a los nobles matriculados desde su primer día: ofrecerles talleres de práctica, orientación, y un espacio semanal de intercambio donde puedan evacuar dudas con colegas de experiencia. Yo mismo me he comprometido a sostener estos encuentros. -¿Cómo evalúa el estado actual de la profesión legal en Entre Ríos y qué cambios cree necesarios? -La abogacía es una profesión muy observada y a veces mal comprendida por la sociedad. Hay prejuicios que debemos desarmar, y la mejor forma es con profesionalismo, formación continua y lealtad entre colegas. En el Departamento Uruguay, afortunadamente, existe una relación muy sana y respetuosa entre los abogados, y eso es un capital que debemos preservar. Quiero que sigamos trabajando en esa línea. Además, es clave actualizarse: la ley cambia, la jurisprudencia evoluciona. Desde el Colegio impulsaremos jornadas, congresos y cursos para que todos puedan estar al día. Un abogado que no estudia, como decía Couture, cada día es menos abogado. Nuestro objetivo es fortalecer la calidad del servicio que ofrecemos a la comunidad. -¿Cuáles son sus expectativas a largo plazo para el Colegio? -Mi principal expectativa es que el Colegio sea un actor central en la construcción de una justicia más ágil y cercana. Para eso, necesitamos trabajar codo a codo con el Poder Judicial, como parte de una misma estructura que busca resolver los conflictos sociales. No somos auxiliares: somos parte de la justicia. Una justicia saturada, como lo reconocen sus propios integrantes, requiere que los abogados exploremos y fomentemos mecanismos alternativos como la mediación. Quiero que nuestra comisión trabaje intensamente en eso: en la capacitación en métodos alternativos, en la difusión de estas herramientas, en el acompañamiento a los mediadores, y en generar una conciencia institucional de que no todo debe resolverse judicialmente. La sentencia no siempre es la mejor solución; muchas veces, un buen acuerdo entre las partes lo es. -¿Qué mensaje le gustaría dejarle a la sociedad sobre el rol del abogado? -Vivimos tiempos en los que la opinión pública muchas veces condena antes que la Justicia, y eso es peligroso. Los abogados estamos para garantizar derechos, no para encubrir delitos. No somos responsables de las decisiones judiciales. Nuestra función es asegurar que las personas sean juzgadas con las garantías del debido proceso, que exista un juicio justo, que se respeten los derechos constitucionales. La sociedad debe entender que cualquiera puede necesitar un abogado: cuando un hijo es detenido, cuando alguien es víctima o acusado. Y ahí el abogado cumple un rol esencial. Por eso necesitamos que se comprenda nuestro trabajo. Es injusto que se nos apunte como responsables de que alguien salga en libertad cuando, en realidad, simplemente se están aplicando las normas vigentes. También es importante que formemos a la sociedad: el derecho penal no es venganza; es garantía, es equilibrio, es orden. Y en esa tarea, los abogados somos actores indispensables. -¿Desea agregar algo más antes de finalizar la entrevista? -Sí, quiero volver sobre algo que me preocupa: el enojo social frente a la justicia penal. Entiendo ese malestar, pero no podemos permitir que ese sentimiento erosione las bases del Estado de Derecho. La justicia no puede ser clamor popular. Debe ser el resultado de un proceso ordenado, justo y equilibrado. El Colegio que presido va a trabajar también en la comunicación hacia la sociedad, para explicar mejor qué hacemos los abogados, cómo funciona el sistema, por qué algunas resoluciones parecen incomprensibles para el ciudadano común. Es parte de nuestra responsabilidad: defender la profesión, también es educar a la sociedad en sus derechos y garantías. Mi compromiso es total con una abogacía moderna, formada, inclusiva, dialoguista, comprometida con el bienestar de sus colegas y con la construcción de una justicia realmente humana y eficaz.
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