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  • La belleza de la semana: 4 abordajes de la medicina en el arte

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/04/2025 04:49

    “Antes la medicina tenía un arte que se adquiría con la experiencia y la intuición, hoy es pura ciencia”, dijo una vez Alejandro Aris, autor de La Medicina en la pintura, libro que recorre la ligación histórica entre ambas disciplinas. Los artistas fueron los encargados de registrar aquel momento, el del consultorio, el de la cirugía, el de la curación o el de las condolencias, siempre en permanente coqueteo con la muerte. La de hoy es una fecha especial. Cada 7 de abril se conmemora el Día Mundial de la Salud. Se estableció por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948, año de su fundación. La efeméride busca generar conciencia sobre temas prioritarios que afectan la salud global y promover acciones que fortalezcan los sistemas sanitarios. La jornada no sólo conmemora la creación de la OMS, sino que también funciona como una plataforma para visibilizar los desafíos persistentes en torno al acceso equitativo a la atención médica. Cada año, la OMS elige un lema específico para orientar campañas y debates públicos. En 2024, por ejemplo, el lema fue “Mi salud, mi derecho”, una consigna que puso el foco en la salud como un derecho humano fundamental, en un contexto de crecientes desigualdades, crisis ambientales y conflictos armados que afectan el bienestar de millones de personas. Pero volvamos al punto: arte y medicina. A continuación, algunas obras que expresan ese vínculo, y que muestran un momento culmine. Empecemos. Clásico de clásicos "La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp", pintado por Rembrandt en 1632 Se inicia con un clásico: el cuadro La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, pintado por Rembrandt en 1632, no solo es una obra maestra del arte barroco, sino también un testimonio visual de los avances científicos y las dinámicas sociales de su época. Esta pintura al óleo sobre lienzo, que mide 168,5 centímetros de alto por 216,5 centímetros de ancho, se encuentra actualmente en el museo Mauritshuis, en La Haya, Países Bajos. Fue el primer retrato grupal realizado por el joven artista, quien tenía apenas 26 años en ese momento. El encargo fue realizado por el influyente gremio de cirujanos de Ámsterdam, del cual el doctor Nicolaes Tulp era una figura destacada. La escena retrata una lección de anatomía pública, un evento que en el siglo XVII era tanto un acto científico como un espectáculo social. En el cuadro, el doctor Tulp explica la musculatura del brazo humano a un grupo de cirujanos, mientras el cadáver de Aris Kindt (también conocido como Adriaan Adriaanszoon), un criminal ejecutado por robo a mano armada, yace en el centro de la composición. Este tipo de disecciones públicas solo se realizaban una vez al año, durante el invierno, para garantizar la conservación del cuerpo, y siempre utilizaban los restos de un condenado a muerte. La lección de anatomía representada en el cuadro tuvo lugar el 16 de enero de 1632 en el Waag, un teatro de anatomía en Ámsterdam. Entre los personajes identificados en la pintura se encuentran Jacob Blok, Hartman Hartmanszoon, Adraen Slabran, Jacob de Witt, Mathijs Kalkoen, Jacob Koolvelt y Frans Van Loenen, cuyos nombres aparecen en una lista sostenida por uno de ellos. El cuadro también revela detalles interesantes sobre las prácticas médicas de la época. Aunque el doctor Tulp es el protagonista de la escena, no se muestra ningún instrumento quirúrgico en la pintura, ya que la tarea de preparar el cuerpo para la disección recaía en un asistente, conocido como el preparador. En lugar de herramientas, en la esquina inferior derecha se observa un libro de texto abierto, posiblemente el tratado anatómico De Humani corporis fabrica, escrito por Andrés Vesalio en 1543, una obra fundamental en la historia de la medicina. Sensibilidad médica El doctor es un emblema de la medicina victoriana. Allí, Luke Fields muestra a un médico velando a una niña enferma durante la noche. La obra simboliza el compromiso y la empatía del médico, convirtiéndose en una imagen icónica del profesionalismo en la medicina. En 1890 fue encargada por Henry Tate como una obra de “realismo social” sobre un tema elegido por Fildes para ser expuesta en la Galería Nacional de Arte Británico, hoy conocida como la Tate Gallery de Londres. Le pagaron 3000 libras, una suma que consideró insuficiente para una pintura así. El protagonista suele estar asociado con el neurólogo Thomas Buzzard y con el obstetra Gustavus Murray. Según las palabras del pintor, buscaba “dejar constancia de la posición del médico en nuestro tiempo”. El cirujano pintor El nombre completo de la obra es este: Infusión salina: un incidente en el Hospital de la Cruz Roja Británica, Arc-en-Barrois. En el contexto de la Primera Guerra Mundial, el arte y la medicina se entrelazaron de manera obligada. Fue Henry Tonks, un cirujano británico que más tarde se convirtió en un influyente pintor y profesor de arte, quien pintó este cuadro. Creado en 1915, captura un momento crucial en un hospital de la Cruz Roja Británica en Arc-en-Barrois, al norte de Francia. Según los detalles proporcionados por el Imperial War Museum (IWM), la escena retrata a un paciente sometiéndose a una infusión salina, un procedimiento médico que, en ese entonces, era vital para tratar a los heridos en el frente de batalla. La imagen, realizada en pastel, muestra a un hombre herido acostado en una cama, apoyado sobre almohadas. Su postura tensa y los músculos de su cuello reflejan el dolor que experimenta mientras un médico, sentado a su lado, parece realizar una incisión en su abdomen. Otro médico sostiene con firmeza con cuidado el brazo del paciente, mientras una enfermera observa atentamente junto a un gotero de solución salina. Henry Tonks, nacido el 9 de abril de 1862 y fallecido el 8 de enero de 1937, tuvo una carrera notable que combinó la medicina y el arte. Antes de dedicarse por completo a la pintura, fue cirujano, lo que le permitió comprender profundamente la anatomía humana, un conocimiento que se refleja en la precisión de sus obras. Según el Imperial War Museum, Tonks fue uno de los primeros artistas británicos influenciados por los impresionistas franceses, y su estilo evolucionó hacia un enfoque más progresista, alineándose con figuras destacadas del arte británico de finales del siglo XIX, como James McNeill Whistler, Walter Sickert, John Singer Sargent y George Clausen. Rescate pop Acá la obra es particularmente pop. En noviembre de 2015, el cuadro alcanzó un hito histórico en el mercado del arte: fue adquirida por un comprador anónimo por la cifra de 95,365,000 dólares, convirtiéndose en ese momento en la pintura más cara jamás vendida de un artista del movimiento pop art estadounidense. La casa de subastas Christie’s, encargada de gestionar la venta, describió Enfermera como “una heroína por excelencia de Lichtenstein”. La pintura, realizada en 1964, toma como inspiración las ilustraciones de novelas románticas de cómics de la década de 1960, un recurso característico del estilo del artista. Este enfoque, que combina elementos de la cultura popular con técnicas artísticas refinadas, consolidó a Lichtenstein como uno de los principales exponentes del arte pop. Según consignó Christie’s, la pintura había sido vendida previamente en 1995 por 1,7 millones de dólares. Este incremento exponencial en su valor refleja no solo la creciente demanda por las obras de Lichtenstein, sino también el interés global por el arte pop como un movimiento cultural y artístico de gran relevancia histórica. Roy Lichtenstein, nacido en Nueva York en 1923, es ampliamente reconocido como uno de los pioneros del arte pop, un movimiento que surgió en la década de 1950 y que alcanzó su apogeo en los años 60. Este estilo se caracteriza por la apropiación de imágenes de la cultura de masas, como cómics, publicidad y productos de consumo, transformándolas en obras de arte que cuestionan las nociones tradicionales de creatividad y originalidad. En el caso de Enfermera, Lichtenstein empleó su técnica distintiva de puntos de Ben-Day, líneas gruesas y colores primarios para recrear la estética de los cómics de la época. La elección de una enfermera como protagonista de la obra no solo refleja los temas románticos y melodramáticos de las novelas gráficas de los años 60, sino que también encapsula la fascinación del artista por los arquetipos y estereotipos de la cultura popular. Además, se trata de un rescate, el de una figura clave en el cuidado de las personas y en la medicina de estos tiempos.

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