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  • Los jóvenes estudiantes que se preparan para representar a la Argentina en un Mundial aeroespacial avalado por la NASA

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/04/2025 04:37

    Cuando los diez estudiantes del ITBA comenzaron el proyecto no se conocían entre sí y ahora se preparan para viajar en junio a Virginia, Estados Unidos, para participar en la final de la competencia internacional CanSat Competition, organizada por la American Astronautical Society. El certamen convoca a universidades de todo el mundo a desarrollar una misión aeroespacial a pequeña escala, replicando el diseño, armado y lanzamiento de un dispositivo que simula un satélite. La edición 2025 reúne a 40 equipos finalistas, de los cuales solo 20 no son estadounidenses. El ITBA es el único representante argentino. “El dispositivo no entra en órbita, pero transmite datos como temperatura, presión y posición tras ser lanzado a 700 metros de altura”, explica Daniela Maradei, estudiante de Ingeniería Mecánica y una de las participantes del proyecto que es extracurricular y multidisciplinario. Este grupo—seleccionado por sus antecedentes académicos y experiencia en iniciativas previas— está integrado por estudiantes de ingeniería mecánica, electrónica, industrial, informática y bioingeniería, divididos en subgrupos responsables de estructuras, hardware, software y operaciones. Hasta el momento, pasaron una primera evaluación en la que obtuvieron un 99% de cumplimiento de los requerimientos técnicos, quedando en segundo lugar junto a sus pares de otras tres naciones. La participación en esta propuesta incluye el viaje a Virginia para el lanzamiento del dispositivo y la asistencia a la ceremonia de cierre, el 9 de junio. Si bien los materiales para realizar el prototipo fueron financiados por la universidad, los estudiantes gestionan apoyos externos para cubrir los costos del viaje. “Gran parte del grupo está becado, sin sponsors sería difícil para varios poder viajar”, señala Daniela. El desafío es impulsado por la NASA. Partes principales: 1) Aspas que regulan la velocidad de caída del CanSat. Debemos lograr que descienda dentro de los limites de velocidad establecidos por la competencia. 2) Cámaras que transmiten en vivo, una el despliegue y funcionamiento de las aspas y la otra debe apuntar siempre al norte. 3) Dentro de la nariz del CanSat se encuentran las baterías y toda la electrónica encargada de transmitir la información requerida por la competencia (temperatura, posición, etc.) Listos para el desafío Daniela recuerda que en la primera reunión del grupo casi no se conocían entre sí. “Fue principalmente de presentación”, dice. Sin embargo, no tardó en aparecer la motivación compartida por un objetivo en común: construir desde cero un artefacto que simulara una misión espacial. “Hicimos un plan de tareas pendientes en orden de prioridades y con eso nos guiamos. Por suerte rindió, porque nos fue muy bien”, asegura la joven de 23 años. Lo que tienen por delante es la competencia CanSat, un desafío internacional para estudiantes que deben diseñar y construir un satélite del tamaño de una lata de gaseosa. El objetivo es adquirir experiencia práctica en un proyecto espacial. El grupo argentino que participa este año fue seleccionado por sus pares, quienes compitieron en la edición anterior y alcanzaron el quinto puesto. “Nosotros fuimos los que quisimos anotarnos”, cuenta y admite que la experiencia previa de esos estudiantes fue clave. “Fueron como padrinos del proyecto y tienen roles como el resto del grupo. Somos todos pares aunque ellos nos guían por la experiencia”, agrega y aclara que el trabajo se organizó de forma horizontal. Los miembros del equipo y cada de sus roles La iniciativa que arrancó en enero de este año, que no forma parte de ningún programa obligatorio de la carrera, reunió a estudiantes de distintas especialidades. “Es un proyecto multidisciplinario. Hay alumnos de las carreras de ingeniería mecánica, electrónica, industrial, informática y bioingeniería”, detalla y destaca que, además, están divididos en subgrupos, se reparten las tareas según el área de formación. “Yo estoy en el grupo de estructuras y materiales, junto con todos los chicos de mecánica. Nos encargamos del diseño y la fabricación del CanSat”. El entusiasmo por el proyecto creció al conocer los primeros resultados comunicados por quienes los evaluaron. “Quedamos en segundo lugar, empatados con equipos de Turquía, México y Estados Unidos. Eso nos dio una señal de que venimos por buen camino y que queremos seguir por ahí”, destaca Daniela. El puntaje alcanzado por el equipo fue del 99%, aunque aún restan dos instancias de evaluación antes de la etapa final, que se llevará a cabo entre el 3 y el 9 de junio en Stauton, un pequeño pueblo de Virginia. Respecto a qué pasará es día, explica que durante el lanzamiento, cada equipo deberá analizar en tiempo real los datos transmitidos por su dispositivo. “Durante el lanzamiento tenemos que recibir las señales y analizarlas”, explica Daniela. El evento se realiza en una zona descampada habilitada para prácticas educativas, alejada de interferencias. Parte del equipo después de la Reunión con Cancillería Uno de los aspectos que más valoran los estudiantes es el apoyo institucional recibido tanto por los profesores como por las autoridades del instituto. “Nos prestan los laboratorios y todos los talleres que necesitemos. Los profesores siempre están dispuestos a darnos una mano. Les encanta que podamos poner en práctica las cosas que aprendemos en la facultad”, destaca orgullosa por ser una de las dos mujeres argentinas que forman parte de este desafío. Aunque el armado del prototipo fue financiado por la universidad, pero el viaje corre por cuenta de los estudiantes. Para cubrirlo, iniciaron una búsqueda de apoyo económico. “Estamos en busca de sponsors. Tuvimos una reunión en Cancillería donde nos pusieron en contacto con la Marca País y con distintas empresas interesadas en ayudarnos”, explica Daniela. Gran parte del equipo cuenta con becas estudiantiles, por lo que el acompañamiento externo fue determinante para ellos. “Si no fuese por los sponsors, a más de uno se le complicaría viajar”, asegura la joven y se ilusiona con la posibilidad de que los diez puedan cumplir el sueño de viajar juntos. Después del encuentro con el equipo de Marca País A sus 23 años, Daniela sueña con dedicarse a la industria aeroespacial. La competencia no solo representa para ella una instancia de aprendizaje técnico, sino también una posibilidad de construir vínculos con jóvenes de otras universidades del mundo. “Nuestros compañeros que participaron el año pasado nos contaron que es algo increíble. Está buenísimo conocer gente con tu misma pasión pero de un contexto completamente distinto”, dice emocionada pensando en lo que vendrá. Aun cuando el resultado final todavía es incierto, la experiencia ya dejó marcas. “Nos apasiona la temática aeroespacial. Estamos aprendiendo muchísimo durante toda la competencia. Eso nos encanta y nos sirve mucho para nuestra carrera y nuestro futuro”, asevera Daniela. La participación en este evento también ofrece un reconocimiento extra: en la primera etapa, el equipo fue evaluado por profesionales con trayectoria en la NASA. “Quienes nos evaluaron fueron dos personas de renombre en el ámbito aeroespacial, con cargos importantes en proyectos de la NASA o de investigaciones. Para nosotros fue un honor que nos evalúe gente de ese nivel en el ambiente”, asegura orgullosa. Aunque el cierre de este proyecto será en Virginia, lo que se pone en juego va más allá de un resultado: es la posibilidad de construir futuro con herramientas propias y el trabajo en equipo. “Probablemente busquemos proyectos nuevos. Somos chicos a los que nos interesa esto. Este tipo de competencias son una fuente de aprendizaje enorme”, finaliza.

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