Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Francisco apareció de sorpresa en la Plaza de San Pedro y saludó a fieles tras su convalecencia

    » Misionesparatodos

    Fecha: 07/04/2025 02:17

    El Sumo Pontífice, de 88 años, permanecía en reposo y aislamiento en su residencia del Vaticano desde el 23 de marzo, cuando dejó el Hospital Gemelli tras una grave neumonía bilateral. Sin aviso previo, este domingo estuvo algunos minutos en la plaza, todavía débil, pero algo mejor. El papa Francisco reapareció este domingo sin que hubiera avisos previos ante fieles en la Plaza de San Pedro, tras su larga convalecencia por los graves problemas de salud que atravesó. Su presencia se dio al finalizar la misa del Jubileo dedicada a los enfermos, en una jornada marcada por la emoción y los aplausos de los presentes. “Buen domingo a todos, muchas gracias”, expresó el Sumo Pontífice, antes de recorrer parte de la plaza impartiendo bendiciones. La multitud respondió con vítores y gritos de “¡viva el Papa!”, en una escena cargada de fervor religioso. Una mujer fue la encargada de leer un mensaje en su nombre, en el que saludó “con afecto” a todos los que participaron de la misa y agradeció “de corazón” las oraciones por su salud. Francisco, que continúa su recuperación, envió además un mensaje claro: llamó a no marginar a los enfermos de la sociedad, al considerar que “afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos”. “Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo”, escribió el Papa en el texto leído durante la misa. Y añadió: “No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir”. El mensaje del Papa a los enfermos y a los trabajadores de la salud La homilía fue leída por el arzobispo Rino Fisichella frente a unas 20.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro, entre pacientes, voluntarios y trabajadores de la salud que peregrinaron a Roma para atravesar la ‘Puerta Santa’ con motivo del Jubileo. “Hermanos y hermanas, a pocos metros de aquí, el papa Francisco en su habitación en (su residencia de) Santa Marta, nos sigue de cerca y participa, como muchos enfermos y personas débiles, en esta santa eucaristía por televisión”, dijo el arzobispo, lo que provocó un prolongado aplauso entre los fieles. La situación médica del Papa, aunque en proceso de mejora según la Santa Sede, había generado gran expectativa en torno a esta celebración especial dedicada a los enfermos de todo el mundo. En su mensaje, Francisco reconoció que “ciertamente la enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida”, pero destacó que “la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escuche la voz del Señor”. En esa línea, citó a su antecesor, Benedicto XVI, quien en su encíclica Spe Salvi (2007) escribió que “la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento” y que “una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es cruel e inhumana”. “Es verdad, afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos y compartir el dolor es una etapa importante de todo camino hacia la santidad”, sostuvo el pontífice. Francisco también advirtió sobre los riesgos de excluir a las personas frágiles, al denunciar que “lamentablemente vemos que a veces suele hacer hoy un cierto tipo de mentalidad”. Y pidió: “No apartemos el dolor de nuestros ambientes. Hagamos más bien de ello una ocasión para crecer juntos”. Finalmente, el Papa dedicó unas palabras a los médicos, enfermeros y personal sanitario, a la vez que destacó su tarea en el acompañamiento y la atención a los pacientes. “El Señor les ofrece la oportunidad de renovar continuamente su vida, nutriéndola de gratitud, de misericordia y de esperanza. Permitan que la presencia de los enfermos entre como un don en su existencia, para curar sus corazones, purificándolos de todo lo que no es caridad y calentándolos con el fuego ardiente y dulce de la compasión”, concluyó.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por