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» Diariopinion
Fecha: 06/04/2025 21:32
El blanco de las críticas fue Juan Carlos Mereles, un conocido puntero paraguayo con antecedentes de contrabando y tráfico de votos, quien desde poco tiempo se presenta como "analista político" en el ciclo Checueray, emitido por la señal oficial del Estado provincial. En dicho espacio, Mereles atacó e injurió sin filtros a Nicora, cuestionando incluso su calidad de ex combatiente. Frente a este atropello, Nicora no dudó en responder: "No puedo permitir que un contrabandista paraguayo, que trae a votar alberdeños cada dos años por planes siciales que le deberian corresponder a los formoseños, me falte el respeto desde un canal estatal argentino", manifestó visiblemente indignado. Y agregó con firmeza una frase que resume el trasfondo político de la situación: "Juan Carlos Mereles es el fiel reflejo de la nefasta conducción que tenemos en la provincia". Para Nicora, que un personaje con ese prontuario y sin formación profesional tenga un espacio en la televisión pública para "alabar a Gildo Insfrán y denigrar a los formoseños que piensan diferente" no es un hecho aislado, sino un síntoma más de un sistema corrompido de raíz. "Los de abajo son el reflejo de los de arriba. Si Mereles dice esas barbaridades en la TV pública es porque alguien de arriba se lo permite, lo aplaude o incluso se lo ordena", sostuvo. El escándalo vuelve a poner en discusión el uso político y partidario de los medios estatales en Formosa, donde el relato oficial acapara la pantalla y toda disidencia es atacada con violencia verbal, injurias y desprecio, incluso si proviene de un ex combatiente de guerra. La agresión a Nicora no solo evidencia el desprecio de un sector del oficialismo por la pluralidad democrática, sino que expone la gravedad institucional de un gobierno que permite –o promueve– que sus medios públicos sean utilizados para destruir la voz de quienes cuestionan el statu quo.
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