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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 01/04/2025 04:31
Por Colectivo de Trabajadores por la Ventana (*) En entregas anteriores hemos dado cuenta del tratamiento que se la ha dado a la vejez en diferentes culturas a lo largo de los tiempos. Hoy día se podría situar a los adultos mayores según las distintas visiones en Argentina en el “desamparo, genocidio silencioso, orfandad, vulnerabilidad, geronticidio…”, y otros términos que intentan desnudar la situación de indefensión en que se encuentra este sector etario de la sociedad. Ahora, caso aparte son los que toman decisiones políticas sobre este sector, en crecimiento, considerándolo un gasto bajando sus ingresos (y en línea con el PBI) para pagar “deudas públicas” mostrándolos como una carga, llamarlos “viejos meados” por ser improductivos para el mercado, des- responsabilizar al gobierno delegando su obligación en sus familias, quitando cobertura en medicamentos llevando a una disyuntiva de comer o medicarse, aumentar aportes aun siendo jubilados, aumentar la edad del retiro, entre otros maltratos que se vienen sucediendo década tras década. Hablar de las jubilaciones nacionales por estos días es muy popular, como lo fue con estas mismas políticas públicas, en los 90 durante el gobierno peronista de Carlos Menen, sin dejar de recordar a esa heroína de los miércoles en Plaza de Mayo, Norma Pla, reclamando los $450 = a dólares. Eran épocas de cápita individuales en fondos privados de jubilaciones y pensiones (AFJP). Un estudio de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) concluyó que la transferencia de recursos previsionales al sector controlado por el sistema financiero fue en torno a los 8.000 millones de dólares. Lejos de resolver el problema previsional, lo agravó, disminuyendo las coberturas y beneficios. Los sucesivos gobiernos siguieron sometidos en la trampa de la deuda pública y en el sometimiento colonial de la exigencia del FMI, y otros organismos de crédito internacional. Salvamos el re-estatizar de las jubilaciones en 2008 con gobierno de Cristina Fernández, pero también recordamos la negación de otorgar el 82% móvil de ese mismo gobierno. Además, se mantuvo la ley de jubilaciones de los ‘90, que había reducido el cálculo de los haberes, y se continuó cargando a la Anses el pago de beneficios que no se financiaron con aportes, como consecuencia de los altos niveles de desempleo, informalidad y evasión patronal. El gobierno de la Alianza de Fernando De la Rúa y su ministra Patricia Bullrich –sí, la mismísima- rebajaron las jubilaciones nacionales un 13% en jubilaciones mayores a $300. Durante el gobierno de Macri con el aumento de la inflación, las jubilaciones y pensiones tuvieron un deterioro del 19,5%, lo que generó fuertes protestas frente al Congreso. En 2021, durante el gobierno de Alberto Fernández y Cristina impusieron una nueva fórmula de movilidad desligada de la inflación, lo que mantuvo las pérdidas frente al altísimo costo de vida. Según datos oficiales, desde septiembre de 2013 a la fecha, las jubilaciones mínimas incluyendo el bono cayeron un 36,3%, mientras el resto se desplomaron un 49%. Para superar este achatamiento, es de “vital” importancia exigir un haber jubilatorio que cubra el costo de la canasta básica del jubilado calculada por la Defensoría de la Tercera Edad, establecido en 1.200.523 pesos para el mes de marzo. Estas observaciones macro indican que cronológicamente los gobiernos de las partidocracias vienen ajustando las jubilaciones a pedido del poder buitre financiero internacional que también exigen reformas laborales para devolvernos a la esclavitud sin o con mínimos aportes previsionales llevando a la vejez a un genocidio silencioso. Un estudio de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericana (FIEL) dice que “en la década de 1950, la acumulación de títulos públicos en las cajas de previsión representaba el 47% del Producto Bruto Interno (PBI)”. Una fortuna que se licuó irresponsablemente al ser colocada en bonos de la Tesorería al 4% anual cuando la inflación llegaba hasta el 25%. Y en 1970 se dispuso el rescate de esos bonos en diez cuotas anuales sin ajuste. Un verdadero robo de las cajas previsionales. La crueldad se profundiza con el perverso e insensible gobierno de Javier Milei con el apoyo de los cortesanos de la justicia y de la variopinta “oposición legislativa” salvando excepciones de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda. Las jubilaciones mínimas actuales no llegan a $300 mil más un bono provisorio congelado que no cotiza para el aguinaldo. Recordemos que los jubilados y pensionados en el Anses registran un poco más de 7.5 millones, de ese número de personas el 80% cobra la mínima. A esta catástrofe humana se suma que este 23 de marzo venció la ampliatoria de la moratoria previsional que quiere decir que los viejos que no acrediten 30 años de aportes no van a tener el beneficio de la miserable jubilación en un país devastado laboralmente. Esta última medida dejará a 240 mil personas sin jubilación. Les cargan a las y los trabajadores la responsabilidad por los aportes no realizados, cuando es conocida la evasión del pago por las patronales o el aumento del trabajo informal. El mismo gobierno que exige 30 años de aportes, mediante la Ley Bases eliminó las multas laborales para el empleo no registrado, alentando la informalidad (entre 1974 y 2017, la informalidad ascendió desde un 24% al 33% del total del empleo. En tanto, se aprobaron jubilaciones de privilegio para jueces, diplomáticos, diputados, senadores y concejales, entre otros). El abandono de personas se agrava al quitar la cobertura del 100% en medicamentos, no la totalidad, pero sí de muchos básicos. A título ilustrativo, pero muy importante, es decir que en Entre Ríos hay 65.000 jubilados nacionales que merecen nuestro acompañamiento. El gobierno de la brutalidad incivilizada, con la represión de los miércoles, intenta ocultar su miserabilidad para con uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. Su cinismo y cobardía de apalear jubilados, de impedir el legítimo derecho a la protesta y a la vida, de cuestionar la solidaridad, nos retrotrae a épocas que creíamos superadas y lamentablemente cada tanto vuelven cíclicamente como un búmeran. Es muy importante repudiar la inusitada violencia institucional, solidarizarse con los jubilados y pensionados en sus reclamos y mantener viva la memoria, la verdad y la justicia con la mayor generosidad y dignidad. (*) Colectivo de trabajadores docentes integrante de la Agrupación Multicolor de AGMER
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