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CABA » Plazademayo
Fecha: 30/03/2025 15:14
Un equipo internacional aprovechó el desprendimiento de un iceberg del tamaño de Chicago para explorar un ecosistema que prosperó durante siglos bajo 150 metros de hielo en la Antártida. Un extraordinario ecosistema submarino, nunca antes visto por ojos humanos, ha sido descubierto en la Antártida tras el desprendimiento de un colosal iceberg. Científicos que navegaban por la zona aprovecharon esta oportunidad única para explorar un mundo que había permanecido sellado bajo el hielo durante siglos. A mediados de enero de 2025, un iceberg del tamaño de Chicago, denominado A-84, se desprendió de la plataforma de hielo George VI en la Península Antártica. Con una superficie de aproximadamente 510 kilómetros cuadrados, según datos del Schmidt Ocean Institute, este gigantesco bloque de hielo dejó al descubierto una porción equivalente de fondo marino que hasta entonces había sido completamente inaccesible. «Aprovechamos el momento, cambiamos nuestro plan de expedición y nos pusimos manos a la obra para observar lo que estaba ocurriendo en las profundidades», explica la Dra. Patricia Esquete, codirectora científica de la expedición y miembro del Centro de Estudios Medioambientales y Marinos de la Universidad de Aveiro. Biodiversidad marina sorprendente bajo el hielo antártico Lo que encontraron superó todas las expectativas. Durante ocho días, el equipo, que navegaba a bordo del RV Falkor Too por el Mar de Bellingshausen, exploró el fondo marino hasta profundidades de 1.300 metros utilizando el vehículo teledirigido SuBastian. Ante sus ojos se desplegó un ecosistema rebosante de vida: grandes corales copa, esponjas, peces de hielo, arañas marinas gigantes y pulpos poblaban un hábitat que había permanecido sellado bajo 150 metros de hielo. La supervivencia de estas criaturas resulta aún más extraordinaria considerando su aislamiento. A diferencia de otros ecosistemas marinos profundos, que dependen de la materia orgánica que desciende lentamente desde la superficie iluminada por el Sol, estas comunidades han prosperado durante décadas, posiblemente siglos, sin acceso directo a esta fuente de nutrientes. Los científicos sospechan que las corrientes oceánicas podrían ser las responsables de transportar los nutrientes necesarios bajo la capa de hielo, aunque el mecanismo exacto aún está por determinarse. Impacto científico y cambio climático en la Antártida El descubrimiento tiene también importantes implicaciones para el estudio del cambio climático. Según el Dr. Sasha Montelli, del University College London y codirector de la expedición, los datos recopilados son fundamentales para comprender los cambios en la capa de hielo antártica, que ha estado perdiendo masa en las últimas décadas y contribuye significativamente al aumento del nivel del mar global. «Que yo sepa, es la primera vez que se lleva a cabo un estudio exhaustivo e interdisciplinar como este en un entorno de plataforma subhielo, durante diez días seguidos con inmersiones ROV, para ver los ecosistemas submarinos y las comunidades del fondo marino con tal nivel de detalle. Es algo sin precedentes», destacó el Dr. Montelli. Colaboración internacional en la investigación oceánica polar La misión, que forma parte del proyecto internacional Challenger 150 respaldado por la UNESCO, no solo se limitó a la observación del ecosistema. El equipo, compuesto por científicos de Portugal, Reino Unido, Chile, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda y Estados Unidos, desplegó vehículos submarinos autónomos para estudiar el impacto del agua de deshielo glaciar en la región. Para muchos del equipo, el hallazgo fue una mezcla de suerte, preparación y ciencia en su estado más puro. Como lo resumió la Dra. Jyotika Virmani, directora del Instituto Oceánico Schmidt: «Los momentos fortuitos son parte de la emoción de la investigación en el mar: ofrecen la oportunidad de ser los primeros en presenciar la belleza intacta de nuestro mundo». El equipo científico continuará analizando los datos recopilados durante varios años, esperando realizar nuevos descubrimientos que ayuden a comprender mejor estos misteriosos ecosistemas antárticos y su papel en nuestro planeta cambiante. Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Schmidt Ocean Institute y el University College de Londres. Fuente: DW
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