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    » Diario Cordoba

    Fecha: 30/03/2025 05:07

    «Es de bien nacido ser agradecido». Eso lo decían en mi familia cuando yo era chica. De hecho, es una máxima que tengo en la vida. El agradecimiento es riqueza para el espíritu y da alegría, a nosotros y a los demás. En el artículo de hoy quiero manifestar el profundo agradecimiento a mi tierra, por haberme concedido la Medalla de Andalucía el pasado mes de febrero. Además, no es cualquier medalla, sino la que se otorga a Investigación, Ciencia y Salud; disciplinas esenciales para que sigamos avanzando. Me agrada sobremanera que estas disciplinas reciban reconocimiento, y nunca me cansaré de insistir en la importancia de la ciencia en la formación de los jóvenes. En alguna de las muchas entrevistas que me han hecho, me preguntan por las carreras STEM (acrónimo en inglés de Science, Technology, Engineering y Mathematics) y la importancia de que más mujeres opten a ellas. En ese sentido, quizás (y ojalá así sea) mi reconocimiento las ayude a animarse y no descartar profesiones que son, como mínimo, muy interesantes y que te obligan a mantener el cerebro siempre en funcionamiento. La ciencia y el uso del método científico son un entrenamiento tan útil para la vida, que yo abogo, no tanto por hacer estas carreras (que también) como por insistir en su inclusión en la formación de los jóvenes. Todos deberíamos estudiar disciplinas científicas en bachillerato, al igual que tenemos que formarnos en humanidades. Mi Medalla de Andalucía es también un reconocimiento a la labor de los investigadores, de los físicos, de las mujeres astrofísicas, al Instituto de Astrofísica donde trabajo en Canarias, a los institutos y colegios donde me formé en Córdoba (el IES Góngora y el colegio Sta. Rosa de Lima, ahora también IES, en el Campo de la Verdad, donde viví mi infancia). La medalla también será un refuerzo más para el instituto que lleva mi nombre en nuestra ciudad, y que deseo se llene de jóvenes con ambición y ganas de saber y de pensar y, por qué no, que quizás en el futuro forme a futuras investigadoras en ciencia. Manifestar el agradecimiento no es fácil, ni tampoco responder con naturalidad a un halago o a una buena noticia. Frecuentemente la situación puede resultar un poquito embarazosa, o te pone nerviosa, o es demasiado sorpresiva. Hay que aprender a responder a un piropo, a un halago o incluso a un notición, como el que recibí el domingo 23 de febrero por teléfono. Debo decir, como disculpa, que ese domingo estaba a punto de volar hacia Córdoba para participar en la inauguración de la exposición El sol de nuestra infancia en el IES Casiana. Había estado trabajando en una charla que les iba a dar, y tenía todo preparado para un viaje exprés para apoyar, como siempre hago y haré, las actividades del instituto. Y tenía ya todo listo para volver cuando terminara en Córdoba, o eso pensaba yo. No es fácil responder a las sorpresas, aún si son excelentes. Yo me suelo bloquear, y eso me pasó cuando el presidente de la Junta me llamó para decirme que me habían concedido la Medalla de Andalucía a la Investigación, la Ciencia y la Salud. No supe responder como correspondía a su llamada de teléfono. Le di las gracias, obviamente. Lo saludé amablemente, como no podía ser de otra manera. Pero en absoluto mostré en ese momento el entusiasmo o la gratitud, o ni siquiera la alegría, que correspondían a un hecho tan importante. También por eso escribo hoy aquí, porque, al rato de colgar, recapacité y pensé: esto hay que arreglarlo. El pasado 28 de febrero, el día de Andalucía me entregaron este enorme galardón, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. El acto fue excelente y, aunque fue muy protocolario, debo decir que me sentí muy bien, muy cómoda. Realmente debo reconocer que mis paisanos, o sea todos ustedes, los andaluces, y yo misma, tenemos bastante habilidad para hacer la vida agradable a los demás, aún con un protocolo tan sofisticado. El caso es que en esta columna quiero expresar lo importante que considero que es que haya una Medalla de Andalucía en Investigación. Quiero enfatizar que me siento muy orgullosa de haber recibido este honor. Debo también decir que fue un orgullo compartirlo con otras personas, todas tan interesantes y merecedoras de medallas, seguramente más que yo misma. Es para mí un honor y también una gran alegría. Me da mucha satisfacción y me carga de compromiso. Ha sido miel sobre hojuelas, el año pasado por estas mismas fechas me concedieron la Bandera de Andalucía. Cuánto orgullo y cuánta responsabilidad para con nuestra tierra. ¡Gracias! *Astrofísica

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