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» El litoral Corrientes
Fecha: 30/03/2025 02:57
Diecinueve años, dos meses y dos días después de la muerte de Ariel Malvino, ocurrida en las playas del balneario brasileño de Ferrugem, tres correntinos fueron condenados a la pena de siete años de cárcel. Así lo informó a LA NACION el padre de la víctima. El juicio por jurados se realizó el jueves pasado en los tribunales de Garopaba, en Brasil, y condenó a Eduardo Braun Billinghurst, Horacio Pozo (h.) y Carlos Andrés Gallino Yanzi. Comenzó a las 9 y terminó a las 20.30. Braun Billinghurst fue encontrado culpable de homicidio en grado de tentativa y Pozo (h.) y Gallino Yanzi de lesiones seguidas de muerte. El crimen ocurrió en horas de la madrugada del 19 de enero de 2006. Malvino, que tenía 23 años y estudiaba Derecho, estaba de vacaciones con sus amigos en las playas del sur de Brasil. “Tras 19 años de impunidad, finalmente llegamos al final tan anhelado”, sostuvieron en un comunicado los padres de la víctima. Los acusados no presenciaron el juicio. Estuvieron representados por sus abogados. La condena la deberán cumplir en una cárcel de Corrientes, según explicó Malvino. Según los testigos del caso, a Malvino, primero, uno de los atacantes le pegó golpes de puño y patadas. Otro lo noqueó con una trompada. El joven estudiante de Derecho, después de pegar su cabeza el suelo, quedó desvanecido. Cuando la víctima estaba en el piso, inconsciente y sin poder defenderse, un tercer atacante le arrojó una piedra de 17,5 kilos a la altura del abdomen. La causa judicial estuvo gran parte del tiempo paralizada con demoras injustificables en traducir las indagatorias de los imputados y las declaraciones de los testigos. Los cuestionarios llegaron a la Argentina desde Brasil vía exhortos judiciales, pero una vez concluidas las diligencias judiciales no se traducían del castellano al portugués por falta de un perito oficial. “Agradecemos a todos aquellos que nos acompañaron en este penoso camino, a los testigos que dieron su aporte decisivo para el veredicto final,a la fiscal Mirela Dutra Alberton, quien hizo un alegato brillante y emotivo por tres horas, a la fiscal adjunta Luana Pereira, al primer fiscal de la causa, Fabio Lyrio, y a todo el personal del Ministerio Público de Santa Catarina”, agregaron los padres de Ariel en el citado comunicado. Tras el veredicto de culpabilidad, fue la jueza Bianca Fernández Figueiredo quién fijó la pena de siete años de cárcel. En la investigación, Gallino Yanzi y Pozo fueron imputados por el “delito doloso de lesiones corporales con resultado de muerte”. Braun Billinghurst fue acusado de tentativa de homicidio agravado. “Cuando Ariel [por Malvino] estaba tirado en el piso, apareció Eduardo [por Braun Billinghurst] y le arrojó la piedra a la altura de la cintura. Luego salió corriendo. Gallino, en el momento de la pelea, tiraba patadas dirigidas a Ariel, que retrocedía porque no quería pelear. Mientras Ariel se alejaba de los golpes de Gallino, Horacio [por Pozo] le pegó una piña [sic] en uno de sus pómulos”, sostuvo Sofía Cardoso, una testigo que respondió un cuestionario que mandó la Justicia de Brasil. El testimonio fue tomado en mayo de 2013 por el juez federal Daniel Rafecas. En enero de 2007, al cumplirse el primer aniversario del crimen, LA NACION entrevistó a Pozo (h.), que en ese momento tenía 23 años. El ahora condenado, que en ese momento estudiaba la carrera de Veterinaria, afirmó: “Yo sostengo que nunca me peleé con Malvino, no lo vi nunca”. Pero para la Justicia de Brasil no hubo dudas de su participación. Según el Ministerio Público de Santa Catarina, el 19 de enero de 2006, a las 5, en la calle general de la playa de Ferrugem, Gallino Yanzi, Pozo y Braun Billinghurst, participaban en una “riña” y peleaban contra diez personas “en agresiones físicas recíprocas”. Malvino estaba cerca y observaba la gresca en “forma pasiva” e “hizo en voz alta un comentario despectivo sobre la actitud de los denunciados destacando la estupidez de las personas involucradas en la pelea”. Según reconstruyeron los investigadores judiciales, Gallino Yanzi y Pozo (h.) abandonaron la pelea y se dirigieron hacia el joven estudiante de Derecho y lo “interpelaron” por su comentario. Después se “lanzaron” [sic] en conjunto e intencionalmente contra la víctima y le pegaron varios puñetazos. Malvino pudo esquivar los golpes. Retrocedió hasta que Pozo (h.), siempre según la imputación, “consiguió arrojarle en forma certera un puñetazo en el maxilar”. La víctima se desvaneció. Al caerse, su cabeza dio contra el suelo. El golpe, según la autopsia, le provocó la muerte. Como se dijo, el ataque continuó. Cuando el joven estudiante de Derecho, que vivía con sus padres en Belgrano, estaba desvanecido en el piso, “Braun Billinghurst [de 22 años en 2006] con la inequívoca intención de matar, se apoderó de una piedra con un peso aproximado de 17,5 kilos que se encontraba en el lugar del hecho, e irguiéndola [sic] sobre su cabeza la arrojó violentamente contra Malvino. El resultado letal pretendido no llegó a consumarse solamente por circunstancias ajenas a su voluntad”, afirmó en su momento el Ministerio Público. Al describir la imputación cuando se le tomó una de las declaraciones indagatorias, el Ministerio Público Fiscal sostuvo: “Para la práctica del crimen, Braun Billinghurst se valió de un recurso que tornó imposible cualquier defensa por parte de la víctima, aprovechándose del hecho de que Malvino yacía en el suelo, inmóvil e inconsciente, para entonces arrojarle la piedra. Debe dejarse registrado que el homicidio fue cometido por un motivo banal, un simple comentario hecho por la víctima”. En diciembre de 2013, en una de sus declaraciones indagatorias, Braun Billinghurst dijo ante el juez federal de Corrientes Juan Carlos Vallejos que todas las acusaciones eran falsas. Gallino Yanzi, que en el momento del crimen tenía 27 años, entre otras cuestiones, sostuvo que no le pegó ningún puñetazo a Malvino ni a otra persona y aseguró que intervino en una pelea para separar a su amigo Horacio (por Pozo), que era golpeado cuando estaba en el piso ensangrentado. En su declaración indagatoria, Pozo (h.) afirmó: “No es verdadera la acusación que se me hace. La víctima de una golpiza producida por una patota fui yo provocándome importantes lesiones de las cuales he presentado pruebas”. Pozo h) fue más allá: “Según lo que pude averiguar, el hecho que se me imputa para nuestra legislación penal ya estaría prescripto, por lo que entiendo que se debería dar por finalizada la investigación en la que se me imputa. Más allá de esto, sigo a disposición para esclarecer el hecho”. Patricia y Alberto, los padres de la víctima, estuvieron presentes en el juicio. “Hasta aquí llegamos. E nuestra decisión no dar ninguna nota para preservar nuestra salud y la de nuestro amado [hijo] Luca. ‘Querido hijo: mamá y papá frente a tu tumba, te prometieron que habría justicia, ese día llegó. Descansa en paz amado Ariel’”, fueron las palabras finales del comunicado de los padres de la víctima. Fuente: La Nación.
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