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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/03/2025 02:48
El pleno del Senado durante una sesión realizada el año pasado (Jaime Olivos) La Corte Suprema es el máximo tribunal de justicia del país, la última instancia donde se resuelven conflictos de extrema relevancia. Tras casi un año y cuatro meses de gestión libertaria, con mayoría de victorias y sólo algunas derrotas en el Congreso pese a estar en minoría, el Gobierno se expone a una delicada sesión el jueves próximo por los pliegos que proponen a Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, con bloques que en los últimos días exigieron sin éxito a la Casa Rosada alguna estrategia frente a un potencial escenario de traspié nada menos que ante la mirada del mercado e inversores, y en medio del anunciado acuerdo -sin precisiones, pero con un DNU ya blindado en Diputados- con el FMI. “Ya ingresamos al quirófano estos días. Va a estar divertido”, deslizó un respetado legislador de la oposición ante Infobae y otro medio. “Tanto esfuerzo para mostrar que leyes impensadas podían salir en el Congreso, pese a ser tres gatos locos, para que nos emboquen con esto. Dejaríamos una pésima señal. Lo único que falta es que hagamos revivir al kirchnerismo, que se estaba fracturando solito”, se oyó en un despacho oficialista. “Fueron varias las bancadas que demandaron precisiones al Ejecutivo, pero pareciera que están pensando más en las listas para las elecciones y que es indiferente lo que ocurra el jueves próximo. Realmente insólito”, apuntó un experimentado dialoguista ante este medio. Vale recordar que la situación de Lijo no reviste la misma actualidad que García-Mansilla. Si bien ambos tienen los dictámenes correspondientes de la comisión de Acuerdos de la Cámara alta y están habilitados para aterrizar en el recinto, el académico ya juró en la Corte Suprema y está en plenas funciones. Y, por distintas vías, intenta justificar su asunción como integrante del máximo tribunal de justicia. Bajo estos preceptos es que, hasta la noche del jueves último, la única opción que se mantuvo como la viable para frenar la potencial estampida en la Cámara alta -por el rechazo que generó el decreto del Ejecutivo- fue la de evitar que haya quorum. “Todo muy lindo, pero el Gobierno ni siquiera se está moviendo. Sólo preguntan cómo vas a votar”, confirmó otro dialoguista de línea directa con La Libertad Avanza. Los candidatos a jueces de la Corte Suprema Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Ambos fueron designados "en comisión" por un decreto del Ejecutivo y el segundo ya juró en el máximo tribunal de justicia del país Desde el Frente de Todos, que comanda el formoseño José Mayans, hay un sector mayoritario -de peronistas y cristinistas full time- que replica el mismo mensaje de las últimas semanas: el decreto del Ejecutivo rompió los pocos puentes que quedaban en pie y todos estarían dispuestos -en principio- a dar quorum y rechazar ambos pliegos. El Gobierno ya dijo que García-Mansilla continuará en funciones y desconocerá el ámbito natural -y legal- de definición de estas cuestiones, que es el pleno del Senado, y que lo único aceptable es un juicio político. De lo contrario, continuará hasta el fin del período ordinario. En el kirchnerismo no todos piensan igual. De hecho, ya es conocido que algunos legisladores quieren votar a Lijo, sobre quien firmaron dictamen. Lo que todos quieren ver es si Mayans cumplirá la palabra empeñada -con carta dada en mano al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en noviembre pasado- en cuanto a un rechazo total del interbloque sobre ambos candidatos si asumían por decreto. ¿Darán quorum los que avalan al juez federal si su paso a la Corte siguiera complicado? Sobre este punto, el cristinismo desconfía del flamante espacio Convicción Federal, que continúa en el Frente de Todos, pero “con mayor independencia” de las órdenes a rajatabla del camporismo. Según pudo saber Infobae, los cuatro legisladores que se separaron -de manera parcial- serían los primeros en sentarse el tres de abril próximo, tal como fue informado en persona a la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, el jueves último. Se comprobará en la cancha. “Si bien muchos remarcaron hasta este fin de semana que la sesión tendría quorum y que ambos pliegos podrían ser rechazados, hay que estar ahí. Estamos hablando de dos candidatos a la Corte, con uno que ya juró y, por momentos, varios actores aún no lo asimilan. Me encantará ver quiénes empiezan a llegar al recinto ese día. ¿Usted piensa que no estaremos mirando todos cómo se irán conformando los 37? ¿Qué van a hacer los que prefieren a uno y no gustan de otro? Y si la sesión arrancase, ¿todos se quedarán en sus bancas? ¿Habrá ausencias mágicas en el durante?”, son las preguntas que se hicieron desde un despacho oficialista a este medio, donde también se afirmó: “Las definiciones sobre la hora, a veces, no terminan como uno espera”. En resumen: un nivel de desconcierto preocupante para la instancia de discusión en ciernes. Lo que no se podrá poner nunca más en análisis es el relato de la judicialización de la política y politización de la justicia. Todos los partidos involucrados -también, los libertarios- en esta sensible cornisa fomentaron en los últimos largos años, por acción y omisión, dicha actualidad. Un rechazo en el recinto caerá como anillo al dedo a la Casa Rosada para machacar las ideas de desestabilización. Ambos candidatos a la Corte expusieron en audiencia pública en agosto pasado. Y los senadores se quejan por el decreto del Ejecutivo, pero sienten la sesión como una silla eléctrica. Mientras tanto, un puñado de ellos juega a la política. Los que de verdad lo hicieron en esta ocasión fueron el máximo tribunal y el propio García-Mansilla. Por eso casi nadie entiende nada en la Cámara alta.
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