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    » El litoral Corrientes

    Fecha: 30/03/2025 01:51

    Era una definición muy de moda entonces. Fue el cine de Hollywood el que nos trajo la frase, como patente realidad de un tipo de humor “desatado”. Sin duda en el cine mundial la presencia de los 6 hermanos Marx, y posteriormente, finalmente, clasificándose para representar a la familia los tres más notorios por sus cualidades artísticas y virtudes musicales interpretativas. Ellos descendían, como no podía ser de otra forma, de un linaje alemán judío numeroso y bullicioso, en su categoría de inmigrantes, donde papá y mamá, radicados en Nueva York, dieron a luz seis hijos netamente americanos. De muy chicos en busca de los elementos esenciales para sobrevivir, se destacaron los más sobresalientes, quienes animaron su abultada filmografía, habiendo asistido a la evolución del cine en su paso por el mundo al sonoro. Lo que contribuyó a que su popularidad fuera plasmada en 15 películas del año 1921 a 1957, siendo sus protagonistas: “Harpo”- “Chico”- y “Groucho”, ejecutantes prodigios en ese orden del arpa, piano y la guitarra, como para complementar los “gags” creados del texto. Pero lo más sobresaliente de los famosos Hermanos Marx, sin duda fue el estrépito de su humor contradictorio, como lo expresado por Groucho en su resumen de famosas frases, que más que la intriga dejaba pensando, buscando la lógica si es que la había: “Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente. Estos son mis principios, si no les gusta tengo otras. La felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna. Disculpe si les trato de usted, pero no les conozco muy bien.” Mucho más altisonante era el desorden que provocaban en el cine, donde lo imprevisible no se podía medir ya que el caos era tal que el clima y el desenlace que proponía el argumento era inaudito. Se habla de la macro, pero y del precio de los remedios, del menudeo y del sueldo de los jubilados. Parece una broma pero es en serio. No es un chiste. Se me vino a la memoria eso de caos no imaginado, una Argentina con la actuación desembozada no de los Hermanos Marx, sino de Milei y compañía, es el ejemplo que mejor se le parece. Una prueba elocuente, todo lo que aconteció el sábado en la Apertura de las Sesiones Extraordinarias en el Congreso de la Nación, que en vez de celebración respetuosa se convirtió de una pelea ida y vuelta, con un público partidario ferviente cubriendo “todo el campo de juego.” Pero lo anterior comenzado por la semana, enrarecida con anécdotas de Jardín de Infantes, ya anticipaba de alguna manera locuras inmanejables, pero no tantas de ese calibre. Locos de atar, somos como derrotero impensados que cualquier cosa se nos va de las manos, agravando siempre, jamás perdiendo la altanería del poder en desmesura, como un cauce descontrolado lejos de calma allí donde confluyen pasividad y locura. Cómo en la vida, en un segundo las cosas se descalabran casi por ineptitud, u avasallante resolución, como por naturaleza de desordenada administración, ansiedad o torpeza. Los Hnos Marx supieron sacarle provecho a la contradicción en cada uno de sus films. “Humor risck”, “Los 4 locos”, “ El conflicto de los Marx”, “Pistoleros de agua dulce”, “Sopa de ganso”, “Tienda de locos”, “ Una noche en Casablanca”, “Una tarde en el circo”, “Los Hnos Marx en el oeste”, “Amor en conserva”, “ Copacabana”, “Una noche en la ópera”. En todas ellas, lo imprevisible era norma. Un desorden alucinante que hacía de cada momento, un instante increíble de locura total. Cualquier similitud: Argentina, América del Sur. Algo similar lo experimenté. Venía de la enfermedad de un familiar, lo cual no me permitió escribir, salvada la situación con el Secretario de Redacción, me borré unos días hasta que la suerte se restablezca. La muerte de un locutor amigo agravó mi depre. Y, por si fuera poco, mi “arma de batalla”, la computadora, sufrió el desarraigo por un par de semana: una baja tensión eléctrica quemó mi vía de comunicación y permanente escritura. Pensar que al igual que yo, muchos usuarios también se vieron en la misma y peor desazón hasta hacer estrago su línea de electrodomésticos, sin que nadie se apiadara y se avenga a cubrir las pérdidas infringidas, como buenos usuarios que somos, en vez de ayuda recibimos pérdidas irrecuperables sin ser resarcidos. Lo recuerdo porque fue el día primero de Carnaval, que sonaba como una burla, en que también se comunicó como no podía ser de menos, un alza, “pequeño ajuste” en las tarifas de luz tal como lo anunciaron. O sea, pagando la onerosa cifra por reparación, más el aumento que al igual a Los Hermanos Marx, son imprevisibles. Salvajes y desconsideradas. Pero, felizmente, hoy vuelvo. No sé hasta cuándo. Pero disfrutemos mientras papá estado duerme. No es fija. Estemos alerta que en cualquier momento, la depresión con los desajustes se vuelve a las andadas. A veces prefiero tomarlo en broma, cuando la discriminación crece en desproporción con la realidad: los que pueden y los que no. Se habla de la macro, pero y del precio de los remedios, del menudeo y del sueldo de los jubilados. Parece una broma pero es en serio. No es un chiste.

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