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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 29/03/2025 11:12
Milei y Caputo confían en que el envío de fondos del organismo permita recomponer activos externos, acelerar el fin de las restricciones cambiarias y generar condiciones para volver a los mercados de deuda. Las dudas que persisten. La apuesta a mediano y largo plazo del Gobierno es que el acuerdo con el FMI provoque una caída del índice de riesgo país, que el Estado recupere el acceso a los mercados internacionales para refinanciar los vencimientos de los bonos en dólares a partir de 2026 y que contribuya a una inflación por debajo del 2% mensual a partir de mayo o junio. Antes de eso, resta resolver incógnitas más inmediatas: la principal parece ser cuál será la secuencia de desembolsos que discutirá y aprobará el directorio del Fondo Monetario. Ese número es el que intenta descubrir el mercado. Un informe de la consultora 1816 analizó 300 programas del FMI para calcular cuál podría ser ese primer monto a recibir por parte del Tesoro. “De los 311 programas aprobados por el FMI desde el 2000, en el 59% de los casos el primer desembolso no llegó al 20% del monto total del programa y en el 92% de los casos ese primer desembolso no llegó al 50% del monto total”, afirmó. “Mirando los 85 programas firmados por el Fondo desde 2018, sólo tres tuvieron un primer desembolso superior a 50% del programa y en ninguno de esos casos el monto de ese primer desembolso llegaba en términos absolutos a USD 2.000 millones”, destacó la consultora de marras. Menos del 10% de los programas firmados desde el año 2.000 otorgaron al país firmante más de la mitad del monto total en el primer pago. El argumento que usa el Gobierno como punta de lanza es que el escenario de base es que los USD 20.000 millones estarán en las arcas del BCRA y podrán ser mostrados como poder de fuego ante el mercado Más allá de antecedentes, el argumento que usa el Gobierno como punta de lanza es que el escenario de base es que esos USD 20.000 millones, al fin y al cabo, estarán en las arcas del BCRA y podrán ser mostrados como poder de fuego ante el mercado. Y que las cuentas realizadas por el mercado en el que se restan USD 14.000 millones de vencimientos de capital de los próximos cuatro años es incorrecto porque el DNU que habilitó la concreción de la negociación menciona un plazo de gracia de cuatro años y medio. El equipo económico, en un raid mediático posterior al anuncio de que el acuerdo sería por USD 20.000 millones, expuso cuáles son los fundamentos macroeconómicos por los cuales se desarrollaría el nuevo programa. Los puntos centrales se resumen en: -Los nuevos fondos no van a ser para financiar gasto sino para recapitalizar el BCRA, para respaldar la base monetaria. -El objetivo es llevar las reservas brutas hasta USD 50.000 millones. -La deuda bruta baja y hay un cambio de acreedor. -La operación de rescate de Letras Intransferibles se hará a “precios de mercado”, no a valor nominal. -El efecto esperado es que baje el índice de riesgo país para refinanciar los vencimientos de capital del año próximo. -La tendencia debería ser de caída de la inflación luego de un semestre de un IPC de 2% mensual. -La apertura del cepo se dará por capas, dependerá del monto inicial del programa y el refuerzo de reservas “acelera los tiempos”. El decreto validado por el Congreso establece los usos que puede darle el Tesoro, es decir, el Ministerio de Economía, a los derechos especiales de giro (DEG, la moneda del FMI) que reciba: repago de capital correspondiente a los próximos cuatro años con el propio Fondo o cancelación de Letras Intransferibles en poder del BCRA. El argumento que usa el Gobierno como punta de lanza es que el escenario de base es que esos 20 mil millones de dólares, al fin y al cabo, estarán en las arcas del BCRA y podrán ser mostrados como poder de fuego ante el mercado El Gobierno contempla como alternativas utilizar la totalidad de los fondos enviados desde Washington para cancelar la mayor cantidad posible de Letras Intransferibles –estimaciones privadas calculan que ese stock asciende a unos USD 23.000 millones– y reforzar de inmediato las reservas del Central, o bien aplicar una secuencia gradual para el rescate de esas letras. La debilidad de las reservas del BCRA sugiere que un refuerzo temprano en la capacidad de intervención de la entidad resultaría más eficaz para reducir la incertidumbre del mercado. Otra cuestión clave es el esquema de desembolsos. En conferencia de prensa, la portavoz del FMI Julie Kozack afirmó que todos los programas del organismo prevén envíos en etapas, como parte del proceso de negociación habitual con el staff, y cuya aprobación queda en manos del directorio. En el Gobierno coinciden con ese diagnóstico y estiman que el primer giro de divisas representará un porcentaje mayor al habitual “porque el ajuste ya está hecho”, dijo a Infobae una alta fuente oficial. Como fue dicho, el impacto principal que espera el equipo económico es una caída del riesgo país. Como efecto tendría, en 2026, un retorno a los mercados internacionales de deuda para dejar de pagar capital e intereses de los bonos con reservas sino activar una refinanciación a tasas bajas. Sería, en todo caso, una consecuencia de mediano plazo. Más cerca en el tiempo podría haber otras herramientas a mano. Por ejemplo, un instrumento presente en los despachos del equipo económico, aunque juran que por el momento está fuera del radar inmediato. Uno de ellos es la ampliación del préstamo Repo, anunciado por el Banco Central a comienzos de enero por USD 1.000 millones con un consorcio de cinco bancos internacionales, con el objetivo de reforzar las reservas líquidas utilizables para el pago de deuda o la intervención en el mercado. En ese momento ya había trascendido que a lo largo del año podría repetir operaciones similares para buscar más financiamiento, aunque esperaban un riesgo país todavía menor, de modo que el interés caiga por debajo del 8,8% anual que se convalidó en el acuerdo con las cinco entidades. El riesgo país en el momento del primer tramo del Repo era más cercano a los 600 puntos básicos. Con igual carácter de herramienta disponible pero sin aplicación prevista en el corto plazo, aparece la posibilidad de un Bopreal 4. Se trataría de una cuarta serie del bono en dólares emitido por el BCRA, con un destino específico. Una fuente potencial de presión sobre el mercado cambiario, en caso de iniciar el desarme del cepo, es el volumen de dividendos y utilidades acumuladas por filiales locales de empresas multinacionales, que aún no pudieron girar esos fondos a sus casas matrices. En este caso, su utilidad sería la de descomprimir la demanda de divisas. Fuente: Infobae, Mariano Boettner.
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