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  • Rusificación en Ucrania: la estrategia detrás de los territorios anexados por Vladímir Putin

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 29/03/2025 04:39

    La guerra en Ucrania se encuentra en pausa por primera vez en los tres años de conflicto, con el mar Negro y la infraestructura energética como objetivos protegidos. La intermediación de Estados Unidos logró un alto el fuego de 30 días que Moscú y Kiev suscribieron y que podría ser el punto de partida para el fin de las hostilidades. Sin embargo, la paz puede ser efímera si las condiciones firmadas no se cumplen o si no se avanza en un acuerdo definitivo. Los extremos requerimientos de Vladímir Putin, quien heredó las políticas de rusificación y busca restaurarlas en el sureste ucraniano, puede comprometer el futuro ucraniano. Los territorios anexados de Crimea, Sebastopol, Kherson, Zaporizhzhia, Odessa, Donetsk y Lugansk serán un punto de disputa y su futuro es incierto. La infraestructura energética de Ucrania es uno de los principales objetivos protegidos en el alto el fuego (Foto: archivo DEF) Una cronología de hostilidades de Rusia Cuando Vladímir Putin anunció la “operación militar” en Ucrania, esgrimió dos argumentos principales que motivaron su decisión: el acercamiento de Kiev a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la acusación de que militares ucranianos mantenían una actitud hostil contra la población del Donbás, que, según el Kremlin, buscaba pasar a manos rusas. A más de tres años del comienzo de la guerra, poco queda de esos fundamentos en el plano discursivo de Putin y de otros funcionarios. De hecho, incluso el pasado muestra verdaderamente la postura de Rusia, que está lejos de una simple postura defensiva y más cercana a reacciones iguales al 24 de febrero de 2022. Las protestas del Euromaidan en 2014, producto de la caída del acuerdo con la UE, provocaron la caída del gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich (Foto: AFP) El Kremlin llevó adelante la invasión a Georgia en 2008 y consiguió la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, regiones que se convirtieron en repúblicas prorrusas, un estatus que continúa hasta la fecha. En ese período, tanto Tiflis como Kiev habían entablado conversaciones para una posible adhesión a la OTAN y a la Unión Europea (UE), un pretexto que el gobierno ruso utilizó para actuar militarmente en los países vecinos. Las protestas de 2014 a raíz del Euromaidán, producto de la caída del acuerdo con la UE, provocaron el derrocamiento del gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich y desataron la guerra entre Ucrania y Rusia. Moscú avanzó sobre la península de Crimea y anexó la región, mientras que la región del Donbás sufrió las pujas con las fuerzas prorrusas que pretendían la independencia de Donetsk y Lugansk. El conflicto tuvo varios vaivenes hasta el año 2022. En el actual conflicto, Rusia se impuso en el sureste y controla actualmente Sebastopol, Kherson, Odessa y Zaporizhzhia, que se suman al Donbás y a Crimea. La invasión de 2022 trajo consigo consultas populares organizadas por Rusia, caracterizadas por la ausencia de parte de la población nativa producto de su desplazamiento (Foto: AFP) Los referéndums en los territorios anexados por Rusia En el pasado, los territorios anexados fueron contundentes respecto de su pertenencia a Ucrania. En distintos referéndums antes de la intervención militar, el sí a la continuidad dentro de la república obtuvo el 90,13 % de parte los habitantes de Kherson; el 86,33 % de parte de Kharkhiv; el 83,38 %, de Lugansk; el 83,90 %, de Donetsk; el 90,66 % de Zaporizhzhia; el 54,19 % de Crimea; y el 85,38 %, de Odessa. La invasión de 2022 trajo consigo consultas populares organizadas por Rusia, caracterizadas por la ausencia de parte de la población nativa producto de su desplazamiento, su enrolamiento en el ejército ucraniano y la presión de tropas rusas en las calles y los centros de votación para inclinar la balanza en favor de la anexión. Según el Kremlin, el voto positivo promedio fue del 89,23 % y la participación fue del 88,5 % de los habitantes registrados. El Kremlin llevó adelante la invasión a Georgia en 2008 y consiguió la independencia de Osetia del Sur y Abjasia (Foto: AFP) Con esta estrategia de guerra, opresión y desplazamiento, Moscú intentó validar aquel sentimiento independentista que aparentemente reinaba en el Donbás y que le sirvió para justificar inicialmente la operación militar. Hoy, Vladímir Putin busca imponer como condiciones de paz que Crimea, Sebastopol, Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk y Lugansk son regiones de Rusia, amparados en que están inscritas en la Constitución y que son victorias militares. Una condición que resulta difícil de aceptar para el gobierno de Volodímir Zelenski y que podría causar la continuidad de la guerra. Por el contrario, si Rusia consigue retener estos territorios, se quedaría con alrededor del 20 % del actual territorio de Ucrania y conseguiría oficializar el control sobre la península de Crimea tras 11 años de ocupación. Además. aumentaría su presencia cerca del mar Negro y dejaría a los ucranianos sin puertos en dicho mar, una clara limitación para su acceso marítimo. Si Rusia consigue retener estos territorios, se quedaría con alrededor del 20% del actual territorio de Ucrania (Foto: archivo DEF) La rusificación en Ucrania antes de Putin y con él La estrategia sobre Ucrania no es una dinámica nueva para su población, sino que proviene de la época imperial rusa y el período en el que ambos países formaban parte de la Unión Soviética. La rusificación fue un cuerpo de leyes, decretos y otras acciones impuestas a Kiev con el objetivo de instalar una predominancia de Rusia sobre la población ucraniana. Este accionar comprendía desde la eliminación de las escuelas ucranianas hasta el reemplazo del idioma ucraniano por el ruso como lengua oficial y la eliminación de las principales representaciones culturales. La opresión continuó durante la era soviética y se suprimieron las identidades nacionales de cada república, aún más en Ucrania. Esta conflictividad causó la detención de intelectuales y purgas contra la población en distintos momentos del siglo XX hasta la fragmentación y caída de la URSS. La rusificación fue un cuerpo de leyes, decretos y otras acciones impuestas a Kiev con el objetivo de instalar una predominancia de Rusia sobre la población ucraniana (Foto: AFP) Como herencia, Ucrania tiene la mayor población de rusófonos que no son rusos étnicos e incluye a aquellos que hablan y escriben en súrzhyk, un dialecto producto de la fusión entre el idioma ucraniano y el ruso. La llegada de Vladímir Putin a las altas esferas del poder de Moscú dio como resultado la restauración de estas políticas a partir de las guerras libradas en 2014 y desde 2022. Las escuelas del sudeste comenzaron a utilizar programas rusos y a enseñar el idioma, mientras que los militares organizaron quemas de libros escritos por autores ucranianos. La desintegración de los símbolos de Ucrania incluyó el adoctrinamiento de los profesores que integraban el sistema educativo y la destrucción de monumentos a los hetmanes ucranianos, un título asignado al segundo mayor comandante militar, personalidades que tuvieron un rol activo en la historia de Ucrania.

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