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» La Capital
Fecha: 27/03/2025 12:49
Este sábado 29, se podrá ver la pieza uruguaya “Las cosas que perdimos en el fuego”, una de las primeras adaptaciones teatrales de la obra de la aclamada escritora argentina. Su director Leonel Schmidt adelantó el estreno en Rosario en diálogo con La Capital Hace años que Mariana Enríquez es más que una escritora : es un fenómeno popular internacional. Entre muchas otras cosas, su obra propicia lecturas entusiastas y comprometidas que la hacen trascender el lenguaje literario: hay cientos de fanart, una novela gráfica, y hasta una película basada o inspirada en sus ficciones de terror. Y por primera vez, hay una pieza teatral: escrita y dirigida por Leonel Schmidt, la obra uruguaya “Las cosas que perdimos en el fuego” adapta seis cuentos de ese libro homónimo. Después de una temporada exitosa en Uruguay, debuta en Argentina, con una función en Rosario el sábado 29, a las 20, en Plataforma Lavardén (Mendoza 1085). Tal como en los textos de Enríquez, la obra evoca un universo donde el horror y lo sobrenatural se mezclan con lo cotidiano. Para construir la narrativa, que se opone diametralmente a toda noción de traslado lineal de un lenguaje a otro, se adaptan “El chico sucio”, “La hostería”, “Bajo el agua negra”, “Verde, rojo, anaranjado”, “El patio del vecino” y el propio “Las cosas que perdimos en el fuego”. Quienes hayan leído el libro y recuerden estos relatos, posiblemente ya tengan curiosidad y también algo de miedo. El elenco, formado por Serena Araújo, Alejandra Cortazzo, Mauricio Delgado, Melisa Rodríguez y Agustín M. Siniscalchi, construye diversos personajes que no se corresponden a ningún personaje de los cuentos, sino que movilizan la dinámica que arma y desarma cada historia. Leonel Schmidt (“un poco uruguayo y un poco brasilero”), joven director teatral y dramaturgo, llegó a la obra de Mariana como muchísimas personas alrededor del mundo: por recomendación insistente de amigos, en plena pandemia, y justo después de que la argentina revolucionara el panorama literario al ganar el prestigioso Premio Herralde con “Nuestra parte de noche”, una voluminosa novela de terror. Como no era afín al género, al igual que muchos ahora lectores de Enríquez, tardó en entrar. Hasta que una amiga le propuso leer cuentos de “Las cosas que perdimos en el fuego” y después comentarlos por Zoom o por Whatsapp. En el confinamiento del Covid, Leonel ya no tuvo excusas y el camino fue de ida. “Hice ese ejercicio, y había días que leía dos o tres cuentos seguidos. El libro duró muy poco. Enseguida me fascinó y ese mismo año leí también ‘Los peligros de fumar en la cama’ y ‘Nuestra parte de noche’”, contó Schmidt en diálogo con La Capital. Hubo algo de la visceralidad con la que Mariana habla de la violencia intrínseca del mundo que se quedó adherida a Leonel como una pulsión. La fuerza de lo descarnado “Quedó guardado en mi mente que en ese libro había algo para trasladar al lenguaje que yo sé manejar que es el teatro. Hay una fuerza de lo descarnado pero totalmente humano en lo que plantea Mariana, que es algo el teatro recoge muchas veces. Las películas nos impactan con sus imágenes, pero cuando vemos actuaciones crudas en teatro conectamos de otra manera porque la persona está ahí, viva, haciendo ese personaje. Yo entendí que había una conexión entre lo que plantea Mariana y cómo lo plantea, con la fuerza que puede tener el teatro. Me parecía que la experiencia de la lectura podía potenciarse”, detalló el director. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Las cosas que perdimos en el fuego (@lascosasqueperdimosenelfuegouy) >> Leer más: Mariana Enríquez hechizó a los rosarinos que colmaron el teatro El Círculo La idea quedó en el tintero y cuando abrieron paulatinamente los teatros, Leonel se metió con otras dos adaptaciones complejas: una versión de “Romeo y Julieta” (2022) y “El curioso incidente del perro a medianoche” (2023). Después de atravesar estos desafíos, se animó a uno nuevo y a retomar aquel anhelo: adaptar una obra con mucha presencia de lo sobrenatural, de una autora viva, y con un gran volumen de fanáticos, “El primer desafío era alejarme del mundo que yo había imaginado de esos cuentos. Pampas, barrios, calles hay tantas como personas que leen. Entonces lo primero fue correrme de eso para no generar una mirada única, que creo que es algo que suele fallar de las adaptaciones”, contó Schmidt. Tras escuchar decenas de entrevistas a Enríquez, el director comprendió que la única adaptación fiel de la obra literaria de la argentina es aquella que intenta trasladar no sus hechos sino su espíritu. “Ella describe con muchos detalles pero de una forma que no limita. Hay una estrategia en esa construcción que tiene que ver con darle a los lectores y lectoras el lugar de completar. Y ahí aparece el miedo, porque lo que aparece es la propia casa abandonada, la propia abuela, la propia calle. Uno tiene tal libertad de construir ese universo que el miedo es muy real, muy personal y no está limitado de antemano”, apuntó Leonel. image - 2025-03-26T152028.573.jpg >> Leer más: Una novela de Mariana Enríquez en el ranking de los libros más leídos de Time Para replicar esta propuesta en el lenguaje teatral, planteó junto a su equipo un espacio escénico despojado: un rectángulo blanco con objetos. Para esta construcción, se basaron en dos referencias claras: la idea del espacio vacío de Peter Brooke y la teoría de distanciamiento de Bertolt Brecht. Así, el artificio, la maquinaria del teatro quedan expuestas y toda intención de una lectura hiperrealista queda descartada. En los intersticios de lo no figurativo, aparece la imaginación, el miedo. Otro ejercicio que hizo el dramaturgo para encontrar el ritmo de su obra fue escuchar los cuentos en formato audiolibro. “Tiene una peculiaridad que es una narración muy argentina, bastante porteña incluso. Quería ver qué me pasaba con esa escucha, qué me pasaba cuando no era yo quien ponía los tiempos de cada frase”, explicó. Cuando adquirió el pulso, también tuvo que crear diálogos, un elemento poco característico de los textos de Enríquez. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Mariana Enriquez (@marianaenriquez1973) >> Leer más: Llega a Rosario "Las Cautivas", un viaje teatral hacia las entrañas de la patria Aprobada por Mariana Enríquez La figura de la autora aparece evocada (nunca representada) en el personaje de una antropóloga que une los cuentos “desde un lugar de exceso de información, analizando y teorizando” sobre el miedo. “Mariana es una persona que sabe de todo. Podés hablar de lo que sea y te llevás una lista de cosas para leer y para ver. Y eso aparece en su obra pero de manera no soberbia, no como esos autores que hacen un esfuerzo en mostrarte que son geniales”, explicó Schmidt. Por supuesto, el visto bueno de la escritora fue fundamental para todo el proceso. Enríquez aprobó el texto dramatúrgico y lo validó como adaptación. Después, fiel a su estilo, acompañó el estreno de la obra. El mismo tuvo lugar en el marco del festival “Espectro Enríquez”, un evento de varios días y con múltiples propuestas en torno a la autora, que se desarrolló en septiembre de 2024 en Montevideo. “Por suerte le gustó, y quedó demostrado que su devolución era totalmente honesta porque ella fue la que pidió que la obra llegue a Argentina. Superamos la prueba sin problemas”, afirmó Leonel entre risas, con el alivio del resultado positivo. Ahora, tienen el desafío de conquistar a la audiencia argentina. El 28 se presentarán en La Plata, territorio clave en la vida de Mariana, el 29 estarán en Rosario, y el 30 y 31 (con dos funciones de tres ya agotadas) cerrarán esta primera gira en Buenos Aires. “Tenemos los nervios de enfrentarnos a ese público que identifica a esa literatura como propia, donde comprenden la idiosincrasia de los textos mucho más de lo que yo puedo entender. Esperemos que el resultado sea tan bueno que nos llevemos fans de Argentina”, cerró Schmidt.
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